Javier Giraldo Neira será recordado como el periodista que forjó un estilo que le heredaron muchos de sus pupilos en Manizales y en el país. A sus 78 años, con 58 de ellos en los medios, labró una carrera que lo deja en la historia como el decano del periodismo deportivo nacional. Y lo hizo con su voz, su pluma, su riqueza lingüística, su capacidad para improvisar, su crítica aguda, su adjetivo oportuno, su sentido periodístico y su liderazgo.
Con 18 años jugaba en cuanto partido de fútbol o baloncesto lo invitaban. Y eso le permitió conocer el medio y saber qué pasaba en la ciudad. Quienes trabajaron a su lado reconocen en él las condiciones para hacer periodismo. Pedro Nel Meza Galeano lo acompañó 16 años en LA PATRIA y Nuevo Estadio: "Tenía un sentido periodístico increíble y sabía dónde estaba la noticia en una época en la que había que salir a la calle a buscarla", explica Meza Galeano, quien empezó en el periódico como muchos otros, por pasión: "Javier, de su salario, me pagaba hasta que se dio la oportunidad para quedarme".
Sus pasiones
Javier se casó con Liliana Serna, de esta unión nacieron Carolina y Javier Andrés, hoy profesionales. Su hijo lo recordó como el alcahuete de la familia: "Mi papá, además de ser eso, era mi amigo y la persona que me permitía muchas cosas. La seria era mi mamá".
También fue conocido en el país por su pasión por los caballos. Héctor Mejía, también caballista y amigo de él, afirmó que por los medios sabia quién era, pero "después coincidimos por los caballos y fueron muchos los momentos que pasamos juntos, en exposiciones, cabalgatas o en las fincas".
En el Criadero La Palmera, en Santágueda, Javier llegó a sumar hasta 50 equinos que exhibía en las pistas nacionales. Varios de esos ejemplares fueron adquiridos por Faustino Asprilla, también caballista. "Javier no era un gran montador, pero le encantaba verlos crecer, amansar y competir", expresó Mejía.
Fueron los caballos y los partidos del Once Caldas los motivos para que la familia saliera a pasear: "Cada que jugaba el Once por fuera, buscábamos ferias equinas y así cuadrábamos los paseos o las transmisiones de mi padre", recordó Javier Andrés.
Además, a través del periodismo, Javier lideró campañas cívicas. Le ayudó al Once Caldas a salir de varias crisis, convocando a la clase dirigente de Caldas, y fue quien propuso que la Licorera de Caldas lo patrocinara en 1971. Así nacieron los patrocinios para los equipos del fútbol colombiano en las camisetas.
Murió el 6 de noviembre.
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