Óscar Veiman Mejía
LA PATRIA I Manizales
Esto suena conocido: Una mañana sentados en la curva de Bellas Artes atentos al descenso raudo de los carritos de madera. Otra: Una tarde multitudinaria en palco, contrabarrera o sombra viendo salir en hombros de la Plaza de Toros a Palomo Linares, a Pepe Cáceres o a El Juli. O mire una noche: parejas de baile en el concierto en el estadio bailando Rebelión con el Joe Arroyo. ¿Qué tal esto?: Miles de personas para arriba y para abajo desde el Monumento a los Colonizados hasta Milán, pasando por la carrera 23, en una caminata a punta de manzanilla con parada para mazorcas y chuzos, antes de la verbena en el barrio.
Hoy la Plaza de Bolívar está sola, también lo están Chipre y su Mediatorta, las fondas de arriería, las discotecas, los centros de exposiciones. No hay casetas ni tablados. Ni Alfredo Gutiérrez ni Gabriel Romero, ni Juanes; tampoco automovilismo, ciclismo, tejo, parapente o algún deporte extremo.
Ni reinas ni toreros; ni Virgen de la Macarena, ni carretas del Rocío. Ni trovas ni tango. No huele a asados callejeros ni a ron. Tampoco al aserrín del piso provisional de las casetas a lo largo de las avenidas 12 de Octubre y Centenario. Los ponchos, sombreros y botas quedaron colgados en casa. Es como un enero sin alma.
Las noches de festejo también son con mutlitudes en la Tangovía. El Parque Ernesto Gutiérrez ha sido sede ferial con la Tangovía, la trova, Salsa al parque y otras actividades.
160.000 personas, aproximadamente, vieron el desfile de Las Naciones el viernes 10 de enero del 2020
Diego Betancur es un experto en esta materia. Cada temporada saca en hombros por la puerta grande a los matadores triunfadores y acomoda turistas en los hoteles principales: “Es que la Feria es la alegría de la ciudad”, concluye.
Sentado en un muro del pasaje de la Beneficencia, en el Centro de la ciudad, saca otra reflexión dolorosa, esta vez para el bolsillo: “Tanta gente que trabaja todo el año para hacerse unos pesos en enero, ¿ahora qué van a hacer?”.
Claudia Viviana Galvis, empleada de un banco, recuerda que con su familia iba a las fondas, donde admiraban la decoración con camas, cuadros, vacinillas y elementos típicos. “Mi sobrino Nacho montaba una arriería y generaba empleo. Por ejemplo, mi hermano instalaba la electricidad de ese negocio y de otros. Ganaba con que pagar arriendo cuatros meses. Mis sobrinos trabajaban de meseros y con eso pagaban parte de la universidad o ayudaban a sus mamás”.
La Feria de Manizales, con sus 65 años, es tan poderosa que solo la frenan fenómenos naturales de grandes proporciones como terremotos, erupciones volcánicas y pandemias. Por eso, no se realizaron las de 1980, ante el temblor del 23 de noviembre de 1979; la de 1986, como consecuencia de la tragedia provocada por el Nevado Ruiz del 13 de noviembre de 1985, y ahora una pausa sin fecha, debido al temible coronavirus.
El 12 de noviembre el alcalde, Carlos Mario Marín, anunció el aplazamiento esperado. “Lo hicimos por tres objetivos fundamentales: Proteger la vida y la salud de los manizaleños, evitar nuevas cadenas de contagio y controlar el nivel de ocupación de camas de cuidados intensivos”.
Los desfiles, como el de las Carretas del Rocío, son clave en el ambiente popular de la ciudad. En la Santander y las otras avenidas el principio de enero corresponderá a la cotidianidad de otros meses.
Utilidades por ingresos económicos Feria 2020: $1.028 millones.
De resto, todo ha sido felicidad, de principio a fin. Este receso, quizá por tres o cuatro meses, depende de lo que diga la covid-19.
La alegría nació el sábado 22 de enero de 1955 cuando una multitud vio partir, a las 9:00, a pilotos de vehículos hacia el nevado del Ruiz, donde una hora después empezó el nacional de esquí.
Ese primer fin de semana, de la naciente Feria, incluyó esgrima, boxeo, lucha libre, bailes y, en la noche, tablado en la Plaza de Bolívar. Al otro día, la carrera de caballos en el hipódromo del entonces estadio Fernando Londoño, además de cabalgata, carretas del Rocío y desafío de gallos.
Esta vez el Nevado estará sin el adorno anual de las protagonistas del Reinado Internacional del Café. Las calles sin las estrellas de la bicicleta, del atletismo, del ajedrez, ni rastro de los cerca de 450 eventos de la del 2020, la mayoría gratis.
El desfile en homenaje a la Virgen de La Macarena es multitudinario cada año. La carrera 22 en este comienzo de enero será como un día normal del año sin programación ferial.
- Ocupación hotelera Feria 2020
Hoteles: 80%; alojamientos rurales, 91% y hostales, 84%
Los primeros días de este enero quedarán congelados. Luz Dary Pérez, del barrio Centenario, quien ha vivido las 65 ferias, estará pendiente de la nueva fecha. “Desde niña, cuando vivía por La Palma, salía a los puestos que ponían de juegos en la Placita, por la Galería, y en las noches iba a las verbenas. No me perdía las artesanías y los mercados persas, donde los pusieran”.
Ana María Burgos el año pasado les sacó jugo a Guayacán, el Binomio de Oro, Don Fulano, Billo´s Caracas Boys, Nelson y sus Estrellas. Regresó hace nueve años de Bogotá y en cada edición está en los conciertos. “Es imposible olvidar la emoción de nosotros al ver a los artistas favoritos, ahí tan cercanos y cantar a grito herido en la Plaza de Bolívar, así como pedir a gritos: otra, otra, otra...”
74.619 personas en la Plaza de Bolívar el jueves 10 de enero del 2020 con la Noche de Salsa.
Estarán apagadas las voces: “A llevar el llavero y la gorra de moda”, “Sigan, sigan cuatro cervezas por tres mil con mesa incluida”, “sombreros... sombreros... sombreros..., tengo el aguadeño original” “Compro boleta que sobre”.
Los planes están alterados. La Navidad y Año Nuevo, previos a la Feria, fueron con tapabocas, distanciamiento y miles de lavados de manos. Luis García y Luz, hoy viven en Estados Unidos, siempre siguen una ruta ferial. Downhill (descenso en bicicleta), carritos de balineras en la jornada matinal. Parapente, obleas y helados y toros, en la tarde. Y caseta, en la noche.
Ella comenta: “Uno se pone la mejor pinta para estar a la moda en la Plaza. No me gustan los toros, pero sí el ambiente. Luego a una caseta, donde conoce gente, sobre todo extranjeros. Y ponen música que uno no escucha el resto del año”.
Los ladrones y su modalidad de cosquilleo, la más popular en tiempo ferial, reciben un golpe sin el río humano que desbordado y desprevenido les da chance.
La Policía Metropolitana capturó el año pasado a 169 sujetos por hurto, es decir 18,7 diarios. Además, decomisó 3 armas de fuego y 1.248 armas blancas.
Este año, miles de visitantes llegados de otros países y de otros departamentos, se sumarán a la ausencia de los nacidos en esta tierra que viven lejos y añoran todo el año en pasar la Feria con sus familiares y amigos.
La noticia de la postergación para el segundo semestre impactó aquí y allá. Eduard Cano partió hace 17 años hacia Nueva York (Estados Unidos), donde trabaja en un parqueadero. “Fue una sensación de tristeza, es una actividad tradicional que forma parte de nosotros”.
Su mirada también apunta a las consecuencias del diario vivir del manizaleño promedio. “En esa semana a todo el mundo se le olvidan los problemas, todos se dedican a disfrutar la programación. Me gustan los toros y el ambiente en cada rincón”.
214.000 personas ingresaron en la Feria de este año por la Terminal de Transportes, el Aeropuerto y en vehículo por distintos puntos.
Como todo, desde hace 10 meses, es resuelto con lo virtual. Es un premio de consolación, quizá. La Alcaldía prometió desde noviembre eventos vía redes sociales para que la ciudad no esté tan apagada.
Sin embargo, nada es igual a sentarse en la bajada del batallón hacia San Marcel a ver el vértigo de los pilotos en sus bólidos de madera. Tampoco, para los taurinos, hay algo igual que se parezca al olé, olé, olé de 20 mil personas en los tendidos, que les eriza la piel.
O vivir un concierto en primera fila para, como dice Ana María, pedir otra, otra, otra.
Menos, la expectativa que se siente, después de diciembre, por una nueva Feria, nuevos amigos, nuevas experiencias, rumba y cultura con este festejo, Patrimonio de la Nación desde el 2006.
La grandeza de la Feria para el país se dimensiona con este vacío, con este comienzo de enero sin
mayor gracia. Eso sí protegidos, con toda la razón, del coronavirus. Y para terminar, ¿le suena conocido?: Ay Manizales del alma, ay Manizales de ensueño...
Los carritos de madera en la calle son tradicionales en Manizales, donde les sacan jugo a las faldas. Por ahora también quedan aplazadas las emociones de la velocidad con los carritos de madera.
Se calcula que en eventos masivos estuvieron, en enero pasado, alrededor de un millón de personas.
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