"Se murió muy tranquilo, a las 6:30 de la tarde. Descansó porque los últimos años los vivió maluco, con esa enfermedad pulmonar que lo obligó a tener oxígeno permanente". Así, con esta cantidad de detalles, describe Alejandro Mejía Arango la muerte de su hermano Pablo, columnista de LA PATRIA y amigo de medio Manizales.
"Fue tan amiguero, que conocía a los amigos de uno y luego se volvían más amigos de él".
Pablo Mejía Arango falleció a los 61 años, nació en Manizales, ciudad que lo inspiró a escribir una columna semanal en LA PATRIA, tan costumbrista como la literatura de su abuelo, el escritor Rafael Arango Villegas, pero además llena de humor.
Fue el cuarto de nueve hijos. Se casó a los 26 años con Ana María Morales, con quien tuvo un hijo, Alfonso. Pablo sufrió primero una distrofia muscular, desde hace unos 35 años, luego el cáncer lo afectó y se movilizaba en una silla de ruedas, que nunca lo inhabilitó para gozar de la vida y de los viajes con sus amigos y familia, cuentan sus hermanos Alejandro y Luis Felipe.
Faceta de escritor
Comenzó a escribir en LA PATRIA hace unos 20 años, primero haciendo reseñas de libros y luego pudo aflorar todo el humor que tenía en sus columnas de los sábados. "Fue un hombre muy inteligente, con una chispa impresionante. Le gustaba mucho escribir. Lector incansable, sus libros preferidos eran de historia universal, tenía una biblioteca importante", describe su hermano Alejandro.
También recuerda que su casa en el barrio Sancancio parecía una romería, todos los días lo visitaba una gran cantidad de personas, "amigos que lo contemplaron y lo sacaron a pasear".
Luis Felipe, dice que en familia eran muy unidos, a veces más amigos y compañeros de andanzas. Pablo estudió en el Colegio Gemelli, fue promoción de 1974. "De joven fue muy activo, muy noviero, muy pinta y parrandero con la barra de amigos. Paseaba y hacían comitivas. Eso lo escribió en Memorias de mi barrio, escritos de la infancia y la adolescencia".
Empezó a estudiar Medicina, pero se dio cuenta que tenía facilidades para escribir y para el periodismo, que lo ejerció de forma empírica. Trabajó en Aces como responsable de autorizar el despacho de aviones. De ahí pasó a las letras. También corregía textos y hacía tertulias literarias en casa de él o de sus amigos escritores.
En su blog, cuenta que durante 10 años hizo programas de radio con un enfoque social y educativo, "pero aliñados siempre con mucho humor. En la televisión regional he participado en varios proyectos, entre ellos una serie de 12 capítulos sobre la historia de mi ciudad", escribió.
Sus honras fúnebres serán en la iglesia Nuestra Señora del Sagrado Corazón, del barrio Palermo, a las 4:00 de la tarde.
Harry Van de Enden
Fue un gran ser humano con una fortaleza inmensa. A pesar de las adversidades nunca perdió el sentido del humor. Cada que uno estaba con él era pendiente de lo que se decía para escribir. Sus amigos del alma, Fernando Jaramillo, Felipe Cuéllar y Luis Arbeláez fueron unos alcahuetes. Una vez lo montaron en un parapente, otra vez lo montamos en una marranita para llevarlo a una finca en el Kilómetro 41 y si la fiesta era en un piso 11, lo subían cargado. El principal homenaje es para la esposa, que nunca se quejó, de un amor incondicional increíble. Siempre lo recordaré muerto de la risa.
Luis Guillermo Arbeláez
Una persona supremamente inteligente, con un sentido del humor inigualable. Un gran amigo. Muchísimos recuerdos. Viajamos, paseamos, era un tipo muy alegre y gran conversador. Todos lo quisimos.
Diego Villegas
Jamás encaró a la vida o a Dios para preguntarle por qué le había tocado esa forma de vida. Fue un ser maravilloso, se convirtió en mi guía espiritual. Siempre que tuve problemas y que hablaba con él salía con mi espíritu fortalecido. Se fue un tipo brillante.
Luis Fernando Echeverri
Fue el mejor consejero y amigo. Cuadro que yo hacía se metía en mi casa, lo veía y opinaba. Era como de la familia.
En sus últimos escritos en LA PATRIA, Pablocurrencias, mezclaba la noticia con un comentario simpático.
Ramón Salazar Grisales
Con Pablo pasamos los mejores momentos de la vida. Fuimos amigos durante muchísimo tiempo. En Telecafé hicimos Manizales, historias de una aventura. Las mejores jornadas de grabación. Su sentido del humor era único. El hombre siempre tuvo una sonrisa para todo.
Francisco González
Con Pablo me unen más de 40 años de amistad. Empezó a estudiar medicina conmigo en el 76, en la U. de Caldas. Desde esa época tenía esas dotes de genial escritor. Durante todos estos años mantuvimos una amistad muy estrecha. No hay palabras para hablar sobre la talla humana y genial de Pablo. En sus programas de radio me cedía un espacio para hablar de música colombiana. Es una pérdida muy sensible. Tengo el corazón arrugado.
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