Roberto Arias Aristizábal, exsecretario de Planeación de Manizales, magíster en Planificación y Desarrollo del Territorio.
Por decisión del actual Alcalde, ing. Jorge Eduardo Rojas G, nuestra ciudad ha dado inicio al proceso de revisión de su Plan de ordenamiento Territorial POT, herramienta trascendental para trazar el rumbo integral que tendrá el municipio de Manizales en los próximos 12 años. Rumbo integral, porque dependiendo de las decisiones que allí se tomen,(considerando que no es solo el territorio el que debe ser analizado, sino todas las actividades que desarrollamos cotidianamente), radicarán las ejecutorias de los próximos mandatarios de nuestro Municipio.
Manizales elaboró su primer Plan de Ordenamiento mediante Acuerdo 508 de 2001, fue un ejercicio primario de planificación elaborado bajo unas expectativas muy generales, en donde fundamentalmente se buscaba que el país se incorporara en una nueva metodología de ordenamiento territorial, para lo cual se empleó un derrotero elaborado por el Ministerio del Medio Ambiente, y que como era de esperarse, no satisfizo las necesidades reales del municipio Colombiano.
En la elaboración de ese POT no se proyectó la verdadera dimensión que quería dársele a nuestro territorio, y aparte de un buen diagnóstico de las condiciones generales del Municipio, no se avanzó hacia una acertada senda de definiciones que permitieran unas condiciones apropiadas para la correcta ocupación del territorio.
En el año 2003 la Administración de entonces hizo una primera revisión al Plan (Acuerdo 573 de 2003) con la cual se buscó corregir las falencias y equivocaciones del primer Plan y en el que se establecieron, como puntos importantes, la ampliación del perímetro urbano en el suelo de la vereda “El Rosario”, y se trazaron las primeras directrices para clasificar las actividades económicas en el municipio.
Si bien, este fue un ejercicio bien intencionado para corregir los puntos claves considerados como susceptibles de modificación, la poca experiencia del equipo asesor y el desconocimiento generalizado de la comunidad del impacto del Plan de Ordenamiento hicieron que éste no alcanzara su verdadera dimensión.
Luego, en el año 2007 se efectuó la segunda revisión al POT, mediante acuerdo 663 del mismo año. El alcance de esta revisión estaba definido por la necesidad de ampliar el perímetro urbano para la generación de suelo para la construcción de vivienda de interés social VIS y para redefinir la proyección de la ciudad en materia de movilidad y espacio público, además de consolidar una clara política en materia de instrumentos de planificación intermedia como lo son los Planes Parciales y las piezas intermedias de planificación PIP.
El ejercicio realizado en aquel entonces sirvió para que la sociedad en general, los gremios y las asociaciones comunitarias entendieran la importancia de la participación de la comunidad en la construcción colectiva de la revisión del POT, que dicho sea de paso, nunca alcanzará el nivel de perfección suficiente para ser avalado por el 100% de la ciudad.
La revisión que acaba de iniciar la actual Administración corresponde a la denominada como de largo plazo y constituye la oportunidad de oro para replantear todas aquellas falencias y omisiones que por una u otra razón no han podido ser plasmadas en los anteriores POT; de ahí la importancia de la participación colectiva de todos los sectores del municipio en la construcción de la nueva enciclopedia de consulta del desarrollo municipal, como lo es el Plan de ordenamiento Territorial.
El Plan de Ordenamiento debe girar en torno a un eje fundamental: El Ser Humano, el ciudadano (urbano y rural). Y considerando ese eje contestarnos a cuatro grandes interrogantes que son:
1. ¿Cuál es el modelo de ocupación del territorio que queremos establecer para garantizar el bienestar de sus habitantes, tanto de la zona urbana como de la rural?
2. ¿Cómo pretendemos establecer las relaciones con el medio ambiente para alcanzar un desarrollo sostenible, garantizando la prevención del riesgo y considerando los efectos del cambio climático?
3. ¿Qué tipo de actividades económicas queremos priorizar dentro de nuestro territorio, para que éstas no interfieran con la diaria convivencia ciudadana?
4. ¿Cuál es la proyección que tenemos para el desarrollo de la infraestructura de movilidad, de servicios públicos, de equipamiento urbano y de áreas de expansión que garanticen el crecimiento planeado dentro del territorio?
Cada una de estas preguntas debe ser resuelta de manera detallada, analizando con mucho cuidado el impacto que una determinada decisión pueda tener en otra antes planteada, de tal forma que podamos obtener un resultado sistémico sobre un Plan de ordenamiento que no puede dejar cabos sueltos dentro de la planificación que pretendemos establecer en el territorio del Municipio.
Esas cuatro preguntas nunca pueden dejar de lado la relación de vecindad con los municipios aledaños, y que tienen a Manizales como eje central de su actividad. Villamaría, por ejemplo, es un municipio dormitorio de Manizales, mientras que Neira, Chinchiná y Palestina mantienen una relación más comercial, educativa e informal. Tampoco podemos dejar de pensar en Pereira, Dosquebradas y Santa Rosa, que si bien no mantienen un cordón umbilical con la capital de Caldas, son un atractivo polo de desarrollo para un grueso número de habitantes de nuestro Departamento.
Revisar el POT implica responsabilidad, criterio y claridad meridiana para decidir el futuro del municipio; no puede ser la oportunidad para unos cuantos, sino la puerta de salida a los males de muchos otros que esperan solución efectiva a problemas surgidos de la cotidianidad y el devenir propio de las ciudades en movimiento.
Solo aquellas ciudades que no tienen actividad comercial, industrial o urbanística, son las que no requieren de revisar su plan de ordenamiento territorial, pues la rutina las gobierna y no hay necesidad de hacer modificaciones a su estructura de desarrollo.
Los lineamientos que se tracen para los próximos doce años deben obedecer a las dinámicas propias de nuestro municipio, a las proyecciones que tengamos de nuestro desarrollo y a los objetivos que tengamos determinados para emprender.
No olvidemos que este bello territorio tiene unas características muy sui generis en materia demográfica, con tasas de natalidad y crecimiento muy por debajo de la media nacional, lo que convierte el tema en insumo fundamental para el análisis y proyección del Municipio de Manizales.
Formemos equipo alrededor del Alcalde y su gabinete para que esta revisión sea finalmente una completa carta de navegación para las tres siguientes administraciones, que independiente de su filiación política, deberán acoger lo planteado en el Plan de Ordenamiento Territorial como estrategia para plasmarla en sus respectivos planes de desarrollo.
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