MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Cursó tres meses de Medicina en la Javeriana de Bogotá, pero lo de don Roberto Rivas Salazar no era sanar cuerpos sino construir empresas.
Falleció el domingo a los 86 años, aunque su vida, curiosamente, se vio en riesgo a temprana edad. A los 40 le dio un infarto fulminante que lo dejó en cuidados intensivos. Se recuperó meses después y de ahí en adelante varios episodios coronarios lo atacaron. Le daban días de vida; sin embargo, fueron superiores su energía y sus ganas de vivir; aguantó 46 años más, como dice su hija Luz María.
Nació en Manizales el 21 de julio de 1933 y fue un hombre que dejó huella en la economía de la ciudad y del departamento.
Hijo de Roberto Guillermo Rivas y de Clementina Salazar. Su abuelo paterno, Wenceslao Rivas, llegó en 1878 a Manizales de Granada (Antioquia) con don Manuel Grisales, uno de los 20 fundadores de la ciudad, cuenta su hija Luz María en una biografía que elaboró.
Casado con Aída Montoya, con quien tuvo cuatro hijos: Eugenio, Felipe, Luis Roberto (exalcalde de Manizales entre junio del 2005 y diciembre del 2007 y actual gerente de la Industria Licorera de Caldas) y Luz María, la menor. Doña Aída falleció a los 52 años, recuerda su hijo Luis Roberto. Eso golpeó tanto a su padre, que le costó tiempo recuperar su ánimo y seguir adelante. Se volvió a casar hace 30 años con Clarita Jaramillo.
Hijos, nueras y amigos coinciden en describir a don Roberto como hombre muy familiar. Esposo y padre amoroso, pero estricto y exigente a la hora de educar. Dejó también 12 nietos y 3 bisnietos. Siempre estuvo pendiente de toda la familia. Los últimos años gozaba convocando para disfrutar de un sancocho en su finca Playa Rica.
Según la biografía, administró un contrato en Pensilvania (Caldas) para construir acueducto, alcantarillado y pavimentar. Trabajó en un negocio de pinturas (New Enamel) de su padre, fue distribuidor de leche en polvo. Con amigos tuvo el semanario La Gente. En 1959 empezó a vender seguros para Suramericana. De la mano de Bernardo Saiz de Castro, en Bogotá, explica su hijo Luis Roberto, empezó como agente en la Nacional de Seguros. Creó la empresa Roberto Rivas Salazar y Cía con la que representaba a esa aseguradora. “Montó un esquema muy interesante, cada peso que la Nacional recaudara de la venta de seguros a empresas nacientes en Manizales y de los títulos de capitalización, se comprometía a invertirlo en empresas de Manizales y de Caldas”.
De esa forma la Nacional se fue haciendo a las acciones del Banco de Caldas, Seguros Atlas, Tejidos Única, Derivados del Azufre, entre otras. A mediados de los 70 don Roberto se retiró de la Nacional, hizo un acuerdo con el compromiso de que le vendieran a él y a un grupo de amigos las acciones del Banco de Caldas y de Seguros Atlas. Crearon la Fiduciaria Caldas, Alcaldas y la Leasing de Caldas.
En 1977 la Sociedad de Mejoras Públicas le dio la Medalla del Civismo.
En el negocio de seguros estuvo hasta los años 80, cuando se vino la apertura de mercado y don Roberto no encontró capital suficiente para enfrentarse a multinacionales. Vendió sus acciones para dedicarse a algo que también le gustaba mucho: la ganadería y la agricultura.
Su amigo el médico urólogo Iván Giraldo cuenta que fueron compañeros de bachillerato en el Colegio de Nuestra Señora. Se graduaron en 1951 y al año siguiente se fueron para Bogotá a estudiar Medicina, solo que a don Roberto le interesaban mucho la economía y los negocios y se regresó para Manizales.
“Era hombre inteligente, de gran visión, muy estructurado, mentalmente inquieto. Le gustaba el progreso”, dice Giraldo.
La familia de don Roberto sostiene que nunca estudió una carrera, pero fue un autodidacta que aprendió de secretos financieros con ayuda de amigos como Mario Calderón Rivera y Gilberto Arango Londoño, que le llevaban libros de economía para que fortaleciera sus conocimientos. Esto lo hacía de 4:00 a.m. a 6:00 a.m. y luego resolvían dudas.
Nunca manejó seguros del sector público, don Roberto decía que no se metía ahí porque le gustaba hacer política y era mejor no mezclar las cosas. De la mano de Álvaro Gómez Hurtado y de Rodrigo Marín Bernal militó en el conservatismo. Fue concejal de Manizales, y alcalde de Manizales entre noviembre de 1977 y marzo de 1978.
Luis Fernando Giraldo, Chumilas, fue en las últimas décadas muy cercano a don Roberto. “Nos dejó muchos legados de trabajo y sobre todo de resistencia, porque estuvo enfermo muchos años, pero su deseo de vivir fue muy grande. Todos disfrutábamos estar con él. Semanalmente nos veíamos dos o tres veces y teníamos tertulias”.
Cariñosamente desde el colegio le decían Caregato, pero no se sabe por qué. Buena parte de sus amigos del alma ya fallecieron: Álvaro Gómez Hurtado, Rodrigo Marín Bernal, Mario Calderón, Guillermo Arango, Efrén Orozco, Javier Uribe y Mario Gómez Estrada, que murió un día antes (el sábado 23 de noviembre).
“Le mamaba gallo a todo el mundo”, según su nuera María Alejandra Gómez. Sus hijos recuerdan que a los miembros de la familia les tenía apodos, entre sus nietos están: Chorrodehumo, Lagartija, el Invisible, entre otros. “Tenía un humor negro, producto de su inteligencia”, expresa Luis Roberto, quien agrega: “Cuando fui alcalde, Flavio Restrepo escribió en una columna de LA PATRIA que yo era el Principito. Mi papá jugaba billar con sus amigos en el Club Manizales. Un día llegó y los amigos dijeron: silencio que llegó el papá del Principito, y les contestó: ¿Cómo se llamaba el papá del Principito?, el rey, entonces llegó fue el rey”.
A pesar de ello, su carácter fuerte lo llevó a que fuera odiado y amado. No era de aguas tibias, tomaba posiciones.
Le apostó al civismo. Fue cofundador de la Universidad Autónoma de Manizales y buscó el beneficio social, afirma Luis Bernardo Gómez Upegui. “Siempre pensaba en el desarrollo de la región, por eso invirtió tanto en empresas. Además fue una persona muy bondadosa, ayudaba en obras sociales”.
También creó empresas en Pereira, con las que hizo construcciones importantes. Fue presidente de la Andi por 20 años y el promotor de Fabio Echeverri Correa en la Andi Nacional.
* “Quiero vivir hasta que tenga 100 años”.
* “Mi deber es trabajar y el de ustedes estudiar”.
* “La mugre del trabajo no es deshonra”.
* “Mi familia es el mejor negocio que he hecho en mi vida”.
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