
MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
Un niño de unos 7 años interrumpió la conversación que se sostenía ayer con habitantes de Bosques del Norte, y dijo inocentemente: "¡que hagan una cancha!", desconociendo la división que hay por la caseta de Acción Comunal de este barrio.
El conato de incendio que ocurrió en la tarde del pasado domingo, y que lograron apagar los Bomberos, fue la gota que rebozó la copa en esta comunidad.
De un lado están quienes viven cerca a la caseta, a la entrada del barrio y que hasta hace unos años fue el templo, les piden a las autoridades demoler la construcción porque se convirtió en sitio para consumir drogas, sede nocturna para las parejas y guarida de ladrones.
Otros pobladores, que viven más lejos, defienden el espacio como necesario para las actividades comunitarias, pues el Centro Integrado de Servicios Comunitarios (Cisco) y la Casa de la Justicia no siempre están disponibles.
El secretario de Desarrollo Social, Carlos Arturo Agudelo, dijo ayer que esta semana se reunirán con la Oficina de Bienes del Municipio para decidir si demuelen la estructura en madera o se mantiene.
Que la dejen
Miembros de la Junta de Acción Comunal (JAC) de Bosques del Norte coinciden en que lo que ocurrió fue muy triste, pues además se generó una riña verbal y física entre dos familias del barrio, que también tienen posiciones encontradas.
Se dijo incluso que el incendio fue provocado por alguno de los que no quiere que permanezca la caseta, lo que negaron los de la contraparte. La defensa de la sede comunal es que este sitio debe permanecer para continuar capacitando a jóvenes en conflicto, y ejecutando programas de salud, venta de comestibles, rifas y otros que no se verían bien en el Cisco o la Casa de la Justicia.
Agregan que en esta construcción se invirtió plata y trabajo a través del sacerdote Alberto Calderón y algunos habitantes, que hicieron incluso hasta jornadas como la marcha del ladrillo, hace unos 13 años. Anhelan conservar el lugar porque ha sido testigo de muchas actividades del barrio.
Sergio Cárdenas, fiscal de la JAC, explica que habían solicitado a la Oficina de Bienes del Municipio que les entregaran en comodato el lugar, pero les respondieron que se tenía pensado continuar con una zona verde. "No obstante, Desarrollo Social dice que todavía no tienen nada pensado".
María Luisa Cardona, presidente de la JAC, agrega que no está de acuerdo con que la comunidad tenga tan poca tolerancia. "Las agresiones no son forma de reclamar, esto se debe hacer ante la Alcaldía o a la presidencia de la Junta. La caseta la necesitamos porque no hay otra forma de conseguir recursos".
Los miembros de la JAC dicen que allí guardan partes de motos, con las que a través del Sena dictan clases a jóvenes en conflicto, y también unos vitrales que eran del antiguo templo. Aseguran también que de destinar el lote como un parque se terminará de convertir en sede de viciosos.
Que la quiten
Pedro Nel Ospina, vecino de la caseta, es de los que piden la demolición. "Es que es una construcción que está muy caída, llevamos varios años pidiendo que la tumben porque detrás de la sede ocurre de todo, de día y de noche. Esto no presta ningún servicio a la comunidad".
Carlos Arturo Gómez, otro vecino y quien se vio implicado en las agresiones junto al fiscal de la JAC, asegura que el sitio lo deben tumbar porque se convirtió en un basurero público. "Además, allí atracan a la gente, fuman vicio, pero se llama a la Policía y no vienen. Por eso sería bueno que hicieran un parque, que incluso serviría para que un colegio vecino haga allí sus recreos".
Estos dos pobladores y tres mujeres del barrio que se acercaron ayer para hablar del tema, sostienen que en Bosques del Norte sobra espacio para actividades comunitarias y que por el contrario enviaron una carta a la Personería, firmada por 100 personas, pidiendo que tumben la estructura.
Reacciones institucionales
Carlos Arturo Agudelo, secretario de Desarrollo Social de Manizales, afirma que el predio donde funciona la caseta de la JAC en Bosques del Norte es propiedad del Municipio, y que quien edificó fue la Arquidiócesis.
"La construcción amenaza ruina, hay posiciones divididas entre la comunidad. Nos reuniremos esta semana para revisar el asunto. Lo claro es que si se va a demoler no se podrá hacer de inmediato porque se deben tener recursos".
El funcionario asegura que el Cisco, a pocos metros de la caseta, cuenta con todas las condiciones y dotación para hacer las reuniones y capacitaciones que requiera la comunidad, y que es a través de Desarrollo Social que deben tramitar el uso de estos espacios.
Sobre el enfrentamiento entre dos familias de la comunidad, dijo que no se debe llegar a las vías de hecho, pues la idea es que se confronten ideas y se haga una argumentación lógica.
El sacerdote Napoleón Gómez, presbítero del barrio, aclara que un salón que hay debajo de la iglesia actual no se puede prestar a la JAC para que guarde allí parte de lo que tiene en la sede, como se lo solicitaron, porque deben derivar recursos para el sostenimiento del templo, y ya tienen un negocio de alquiler hablado para una fábrica de arepas. "Lo que sí se les podría guardar son los vitrales, pues no ocupan mucho espacio".
Sobre lo que ocurrió el pasado domingo, el sacerdote dijo: "hay que cuidar lo que se tiene en el barrio, es la caseta comunal para el servicio de todos. Quien se perjudica con esto a la misma comunidad".
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