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El desplome del edificio Space en Medellín encendió las alarmas. Inspectores, ingenieros y el gremio de la construcción están alertas para evitar que algo similar vuelva a ocurrir. Manizales no es la excepción y LA PATRIA averiguó cuáles son los riesgos de que la ciudad padezca una tragedia igual.
Cerca del 80% de las estructuras de Colombia están construidas sobre laderas, indica el Consejo profesional nacional de ingeniería (Copnia). Parece una cifra apenas natural en un país atravesado por tres cordilleras de la cadena andina. Y al ser una ciudad de faldas, las dificultades para la construcción en Manizales se incrementan: 57 laderas tienen protección o están en tratamiento ambiental, por lo cual no se puede edificar en ellas.
No obstante: "el riesgo mayor es que no se hagan estudios serios en las zonas difíciles donde sí se puede construir, pero la ciudad cuenta con buenos ingenieros y desde la experiencia digo que las edificaciones son confiables", expresa Elkin Trujillo, presidente de la Sociedad caldense de ingenieros y arquitectos, en alusión a torres y conjuntos residenciales levantados en laderas como la de El Perro; ésta, según el Plan de ordenamiento territorial, tiene cauciones de regeneración y mejoramiento, pero no está vetada para construcciones.
Jesús Augusto Correa, miembro de la Sociedad caldense de ingenieros civiles y vocero del colectivo Ingenieros indignados, dice que en la capital caldense "hay que entrar a mirar qué tan confiables son los estudios que hicieron los colegas en las laderas del Batallón hacia abajo (incluida El Perro)"; aunque ve poco probable que aquí se repita lo de Space, toda vez que "no se ven muchas edificaciones tan altas y las que hay están sobre puntos más planos".
Distintas voces coinciden en señalar que en la ciudad no hay un antecedente parecido a lo sucedido con el edificio que se vino a tierra. "Lo que tenemos aquí es que en edificaciones antiguas, sobre todo en el Centro, que ya cumplieron su vida útil y por influencia de los sismos, en las fachadas se han caído aleros", precisó Trujillo. Por reglamentación de patrimonio esas edificaciones deben ser remodeladas.
Otras podrían caerse
Que no haya edificios con evidentes posibilidades de desplomarse no significa que a otras estructuras que en apariencia lucen bien no les pueda suceder esto. Esa es la hipótesis a la que conducen expertos en el tema. El asunto podría darse, sobre todo, en viviendas de los estratos 1, 2 y con menor frecuencia en el 3. ¿Por qué? En estos estratos es donde más se ejecutan obras sin tramitar el correspondiente aval que las legalice.
Vale aclarar que para todo tipo de intervención en cualquier predio o edificación es obligatorio solicitar y pagar una licencia, a la cual debe ceñirse, de manera estricta, el constructor (ver infográfico). A octubre del 2013, Copnia adelanta 35 procesos disciplinarios contra personas jurídicas y naturales que han incumplido lo estipulado en sus licencias de construcción. Entre seis meses y cinco años se pueden suspender matrículas profesionales, según la gravedad de la infracción.
Las curadurías urbanas, de las cuales hay dos en Manizales, se encargan de entregar las autorizaciones, previa revisión del proyecto que se iniciará. En las páginas web de estas entidades se pueden averiguar los costos.
"La gente, por desconocimiento, construye sin permiso y sin aplicar las normas de sismorresistencia que garantizan que a pesar de los problemas de ladera, de intensidad sísmica y de los problemas que genera el Nevado del Ruiz, las estructuras no se vean afectadas", explica María Eugenia López, secretaria del Copnia seccional Caldas. Por eso, no sería extraño que casas autorizadas (o no) y concebidas para soportar dos pisos, al construirles tres y hasta cuatro, se caigan por su propio peso. Eso pone en riesgo no solo los patrimonios privados de quienes construyen sino el de las comunidades aledañas y del Estado.
El presidente de la Sociedad caldense de ingenieros y arquitectos amplía la cuestión: "Hay personas que no tienen la capacidad económica para contratar un ingeniero en la construcción de su casa y acuden a un maestro de obra; hay maestros que tienen la capacidad técnica y Copnia les da una matrícula, pero hay otros que no tienen la capacidad y construyen con muchas deficiencias técnicas, lo que puede generar colapsos en las edificaciones".
La vigilancia de estas situaciones la ejerce la inspección de control urbano de la Secretaría de Planeación del municipio. Esta dependencia hace visitas a las construcciones, verifica que tengan licencia de construcción y que las obras se acojan a la misma. Si se encuentran irregularidades, se notifica la orden de suspensión de los trabajos y a partir de ese momento los responsables de la intervención cuentan con 60 días para adecuarse a la norma. Si no lo hacen, se les adelanta un proceso de sanción y cobro jurídico (ver infográfico). El procedimiento se basa en la Ley 810 del 2003.
Si bien Manizales aparece lejos de una catástrofe de grandes proporciones en sus edificios, lo cierto es que no es sensato relajar la guardia. Una casa de tres pisos que se derrumba puede implicar la vida de tres familias y más en los estratos populares: de ahí el llamado que distintos ciudadanos y peritos hacen a aumentar los controles por parte de los organismos correspondientes y a que la ciudadanía denuncie cualquier irregularidad ante Planeación.
Críticas a los curadores urbanos
El presidente Juan Manuel Santos, el alcalde de Medellín Aníbal Gaviria y otras personalidades han salido lanza en ristre contra la figura del curador urbano. Esto porque según ellos, los curadores tienen responsabilidad en el desorden constructivo del país; han señalado incluso que esta figura debe desaparecer.
Algunos sectores de Manizales se han sumado a las críticas; uno de los tópicos más enunciados es que los curadores no aportan nada en el control de las obras. "Entregan las licencias y se desentienden por completo de la ejecución. Estoy muy de acuerdo en que deberían ayudar en la vigilancia de los proyectos que se construyen", expresa Claudia Bibiana Pinilla, inspectora de control urbano de la Secretaría de Planeación.
Elkin Trujillo, presidente de la Sociedad caldense de ingenieros y arquitectos, considera que la infraestructura de la Inspección de Control Urbano es pequeña en relación a su tarea de vigilar las construcciones de toda la ciudad; insiste en que las dos curadurías que hay en Manizales deberían apoyar esa labor.
No piensa igual Leonardo Cortés, curador urbano uno; para él, si además de otorgar licencias ejercieran control, ya no se estaría hablando de un curador sino de otra figura, la cual tendría que acompañarse de un equipo técnico distinto al que emplean hoy. "Nuestra actividad está reglamentada por la Ley 1469 del 2010, la cual no nos establece competencias de control. Hacemos estudio, trámite y expedición de licencias, verificando que los proyectos cumplan con las normas de sismorresistencia y que los estudios de suelo sean adecuados. No podemos ser arte y parte en los proyectos", puntualizó.
La labor de estos funcionarios es respaldada por María Eugenia López, secretaria del Consejo profesional nacional de ingeniería, seccional Caldas. "Doy fe de que los equipos técnicos de los curadores de Manizales son muy competentes y esto garantiza que las licencias otorgadas acreditan proyectos que cumplen las normas".
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