LA PATRIA | Manizales*
Según los más recientes resultados de la encuesta de percepción ciudadana, en Manizales el transporte ya da pistas de ser una problemática seria. Con poco más de 400.000 habitantes y una extensión de apenas 20 kilómetros cuadrados, la ciudad tiene un gran potencial para evitar el círculo vicioso y la dependencia de vehículos particulares en el que han caído, por ejemplo, Bogotá o Medellín. En ciudades de escala intermedia como Manizales, la “simple” organización del transporte colectivo existente, de la mano de la actualización de algunas normas, urbanísticas y de gestión de la demanda, podrían representar cambios paradigmáticos y a su vez, soluciones duraderas.
Con aproximadamente un 50 por ciento de los viajes tomados en transporte colectivo (buses), preocupa que en los últimos 12 años (2007-2018), los viajes diarios en este modo pasaron de 215.000 a 180.000. La mala gestión del transporte, que incluye el aumento constante de la tarifa (la segunda mayor en el país), el pago de subsidios en efectivo o el diseño inadecuado de la red vial, ha impulsado una nueva configuración urbana en la cual las motocicletas siguen ganando terreno, mientras la motorización se consolida entre las más altas del país. En Manizales la cantidad de vehículos se ha duplicado en tan solo 10 años y actualmente hay un carro o moto, por cada dos personas. ¿Seguirá esta tendencia?
La versatilidad, economía y falta de control que tienen las motocicletas, las ha convertido en una dicotomía para el desarrollo territorial; gran versatilidad para los usuarios, pero inmensos costos para la ciudad, girando cada vez más hacia un punto de no retorno. Al final de esa posibilidad se encuentran los famosos casos de las motorcycle-cities (ciudades motocicleta) del sudeste asiático, en las que hasta el 90 por ciento de los viajes diarios se hacen en moto. Eso quiere decir que son millones de motocicletas atascadas en calles, donde no hay alternativa ni para caminar con un mínimo de dignidad o seguridad.
Es necesario pensar en alternativas integrales que reviertan esa mala tendencia urbana de abandonar los buses y los viajes colectivos por viajes en motocicleta. Entre otras cosas, porque éstas se relacionan directamente con tres de las más graves crisis que enfrenta la movilidad urbana: el ruido, la polución y las muertes por incidentes viales. Manizales tiene una alta tasa de mortalidad en las vías, más alta que la de muchas grandes ciudades de Colombia y su tendencia, sigue al alza hasta 2018.
Algunas de las opciones para revertir esta tendencia incluyen: la priorización de corredores de transporte colectivo, con carriles exclusivos o contraflujos que permitan la interacción de diferentes tecnologías de buses y paradas, la asignación de rutas específicas para motocicletas y la restricción de su circulación en determinadas zonas con un control exhaustivo al estacionamiento en espacios públicos como plazas o andenes y la estrategia de tarjetas inteligentes con tarifas diferenciales y un nuevo modelo de subsidios. Y desde el diseño se resaltan la reconfiguración de calzadas y andenes, facilitando y favoreciendo la caminata y el esparcimiento en la red vial, mientras se limita el acceso de vehículos motorizados, de forma física.
Manizales está a tiempo de revertir la terrible tendencia insostenible de bajarnos del bus para subirnos a la moto, masivamente.
* Carlos Cadena-Gaitán y Emmanuel Ospina-Sierra u Investigadores de Urbam. Universidad EAFIT
Descargue aquí el informe completo de Calida de Vida: http://manizalescomovamos.org/informe2019/
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