Freddy Arango
LA PATRIA | MANIZALES
“Buenos días, señores soldados. Soy la cabo tercero Camacho Salgado de la gloriosa arma de comunicaciones militares. Para el día de hoy se va a dictar la instrucción… Hay unas medidas de seguridad antes, durante y después; se constata el personal y el armamento...”.
Así inicia el día Mafer Dahiana Camacho Salgado, dándoles las indicaciones a sus soldados. Según la cabo tercero, vino a romper paradigmas por ser la primera mujer de arma en la historia del Batallón de Infantería Ayacucho.
La imagen muestra a Mafer Dahiana Camacho en una sesión de instrucción de mimetismo en la que se pintan la cara y las manos para asemejarse al paisaje.
Bajo su mando tiene una escuadra de soldados a quienes no solo les imparte órdenes e instrucciones, sino que también se ha convertido en su paño de lágrimas en los momentos difíciles.
Mafer Dahiana llegó en octubre del año pasado al Batallón Ayacucho. Ese mes se daba la polémica por la columna No es broma es violencia, de la periodista Adriana Villegas en LA PATRIA, quien denunció los cantos misóginos del Ejército. Cuando se le preguntó del caso a la cabo, dijo que ya conoce las nuevas letras que compartió el comandante: “Madre mía que inspiras mi alegría, cuando pienso en ti en la lejanía, troto y troto al compás de la lejanía...”.
Empieza su jornada con el alistamiento. Entre sus municiones está el maquillaje para salir a la diana donde duerme su tropa.
Inicio de su jornada
Llega al alojamiento de los soldados a las 4:00 a.m., donde anuncia 15 minutos de diana así: “Alojamiento, muy buenos días; alojamiento, de pie, enciendan la luz”. De inmediato sus hombres se levantan de los catres y forman firmes.
En voz alta anuncia: “Tienen dos minutos para atalajar el catre, vuelve y se paran firmes, sacar el jabón, con la primera escuadra a la izquierda, con compás mar para el baño”. Después empieza la instrucción de cada uno de sus soldados.
A sus 8 años se vinculó a la Policía Cívica y comenzó a soñar con llegar al Ejército. Terminó el bachillerato y se presentó dos veces. En la primera no pasó, siguió insistiendo con oraciones a la Virgen del Carmen, hasta que le hizo el milagro.
Instrucción de mimetismo: pintarse la cara y las manos.
Como centinela.
“Si yo pude todos pueden, eso les digo a mis soldados”, comenta Mafer Dahiana.
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