
Ángela María Hurtado
LA PATRIA | MANIZALES
Ninguna de las partes quedó contenta con la orden de insonorizar las tabernas Sahara, Brazil, La Cava y Quieta Margarita, en los tres primeros pisos del edificio Hera en el Centro de Manizales. El fallo en primera instancia del juez octavo administrativo de descongestión, Víctor Hugo Aguirre Ceballos, es el resultado de una acción popular en la que los vecinos de la carrera 23 con calle 25 reclamaban por los altos niveles de ruido y la contaminación por cigarrillo.
La decisión salió la semana pasada y apenas se están notificando a las partes. Entre los demandados estaban también la Alcaldía de Manizales, el Instituto de Bienestar Familiar (ICBF), la Policía Nacional y Corpocaldas, pues los demandantes alegaban que las entidades tenían una actitud negligente con los locales que incumplían el código de convivencia ciudadana y las normas ambientales. Los actores pedían el cierre definitivo de los bares, designación de zona histórica del sector para que ese tipo de negocio se prohíba por el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y que la Policía hiciera rondas frecuentes para impedir disturbios y presencia de menores de edad.
El caso
"A mi hijo y a mí nos trataron médicamente por sordera prematura. Sufrimos de estrés por agotamiento, pues es imposible dormir con el ruido de los bares", contó Juan Carlos Zuluaga, un accionante que lleva 20 años viviendo en el edificio, en el que hay 13 residencias. Según los vecinos, los niveles de sonido superan los 80 dB y, como lo confirmó el peritaje de la Corporación Autónoma de Risaralda (Carder), la música se siente, así las puertas y ventanas estén cerradas.
La otra queja de los habitantes es que el humo de cigarrillo en las áreas comunes se sube a las viviendas. "Estuve hospitalizado tres meses por un derrame pleural. El médico me dijo que era una enfermedad de fumadores, yo no fumo, pero la ceniza impregna todas las habitaciones del apartamento", añadió Zuluaga. En las noches los clientes de los bares salen a fumar en el área común del edificio, que es techada.
También expusieron en el proceso que los niños de quienes ingresaban a estos establecimientos permanecían solos en las afueras hasta altas horas de la noche.
Inconformes
Los propietarios de los bares declararon que lo denunciado no era de la magnitud planteada. La Policía manifestó que los locales tenían medidas para impedir el ruido y que había aplicado dos cierres correctivos contra Quieta Margarita por ingreso de menores de edad y una vez a Brazil por una riña y un homicidio. La Alcaldía se opuso a las pretensiones al considerar que la acción popular no era la vía para hacer cumplir las leyes.
"No sé nada del proceso, porque compré el bar hace dos meses. Pero en principio le estoy cambiando el concepto y moderando el volumen por cultura ciudadana", indicó Jorge Ocampo, actual dueño de Quieta Margarita. Agregó que que acataba la decisión del aislamiento acústico del local, pero que al tiempo le pedía a las entidades que lo asesoraran para hacerlo bien.
Albeiro Gómez Gómez, dueño de Sahara, el bar más antiguo del edificio, mostró con sonómetro en mano que ha acatado todas las recomendaciones de contaminación por ruido. También presentó los certificados de niveles de ruido aceptables de la Policía Ambiental en el 2010 y de insonorización del local por Corpocaldas en el 2011. "He invertido y me he asesorado para que el sonido no salga, pero los demás comercios no. El fallo sería para ellos", afirmó Gómez Gómez.
El ICBF indicó que al visitar el edificio no encontró menores de edad y que no existen pruebas de lo señalado en la demanda, por lo que pidió que lo desvincularan del proceso. Corpocaldas hizo la misma solicitud al explicar que el control del ruido recaía en la Alcaldía de Manizales.
La clave del POT
Para dirimir el caso el juez se remitió al POT de Manizales, que obliga a todos los comercios de este tipo "a insonorizar los locales para cumplir con las normas de ruido vigentes". En dos visitas de Corpocaldas se constató que las adecuaciones para que el ruido no salga de los bares no son suficientes y la Carder recomendó su reubicación.
Según el POT, para esta zona el nivel permitido es de 55 dB, similar al de una aspiradora. El juez le solicitó las mediciones a la Carder, entidad que determinó que ningún establecimiento "cumple con la normativa existente con relación al ruido, toda vez que como quedó demostrado, la emisión en las la noche supera ampliamente lo permitido".
Eso lo constataron los vecinos, afirmaron que, aunque una de las exigencias es que las puertas y ventanas de los bares permanezcan cerradas, ninguno cumple.
En los locales la emisión mínima fue de 78.9 dB, que se considera dañino para el ser humano. Por tal motivo el juez concluyó que "existe una omisión de los propietarios de los establecimientos de dar aplicación a la normatividad".
No accedió a cambiar el POT para destinar al sector como zona histórica, pues la modificación de este plan es solo potestad del Concejo. Se negó a cerrar definitivamente los locales, ya que le corresponde a la Alcaldía tomar esas medidas. Y sobre el consumo de cigarrillo en áreas comunes, determinó que la administración del edificio es la que debe tomar los correctivos.
Tenemos que apelar
El fallo determinó que en seis meses las adecuaciones técnicas deberán estar listas y en la noche la intensidad no podrá superar los 55dB. Ordenó que el Municipio supervise las medidas y que se conformará un comité de verificación con una habitante del edificio, el alcalde y el personero municipal.
Juan Carlos Zuluaga afirma que no está de acuerdo con la sentencia. "¿Cómo no van a hacer nada contra el humo del cigarrillo? Nos afecta y no hay quién controle a quienes fuman en las áreas comunes. El juez no aceptó ninguna de nuestras pretensiones, así que tendremos que apelar", aseguró.
Los vecinos esperan a que llegue la notificación para decidir en conjunto. Según ellos, el problema va en aumento, pues este año abrieron dos nuevos locales, uno de salsa y otro de tango. "Ya se imaginará lo que es dormir todos los días con un timbal y una campana debajo de la almohada", puntualizó Zuluaga.
Niveles de ruido de los bares
55 dB, equivalente al sonido de una aspiradora, es el nivel de ruido nocturno permitido en la zona del edificio Hera. Según el POT el nivel más alto que se permite en Manizales es 75 dB en la zona industrial o en espacios de espectáculos al aire libre. La medición del Carder dio el siguiente resultado:
Sahara: 78.9 dB
Quieta Margarita: 80.3 dB
La Cava: 83.3 dB
Brazil: 81.4 dB
El dato
La insonorización es una adecuación exigida por el POT de Manizales. En la mayoría de casos debería estar presente desde la construcción de bares, discotecas y restaurantes que tengan sonido amplificado. Implica reforzamiento por todos los costados de paredes con materiales como icopor o cartones de huevos, dobles puertas, puertas acústicas, techos falsos, paredes de concreto grueso, vidrios de aislamiento acústico y ventiladores para ingresar aire frío y sacar el caliente. La inversión mínima para un local antiguo es 7 millones de pesos, según explicó Albeiro Gómez Gómez, dueño de Sahara, y otros propietarios asociados a Sibarca, asociación de bares y discotecas de Caldas.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015