MARTHA LUCÍA GÓMEZ
LA PATRIA | MANIZALES
En la camilla de un consultorio de la sede administrativa de Pequeño Corazón estaba Claudia Cardona, de 26 años. El cardiólogo pediatra Jhon Jairo Araújo le tomaba un examen a su corazón enfermo de nacimiento, que por habérselo detectado hace dos años y medio, ya joven, se le complicó con una enfermedad pulmonar.
Conocer de este caso de diagnóstico tardío aprieta el alma y saca lágrimas, mucho más al ver en la sala de espera de la Fundación a otros jóvenes que contaron con la suerte de ser operados cuando niños y sus corazones siguen latiendo por la vida, sin complicaciones.
Esto fue el pasado sábado en una nueva campaña que inició Pequeño Corazón, con el fin de hacerles seguimiento médico a 30 jóvenes que fueron operados cuando niños por esta entidad, debido a una cardiopatía congénita.
"Es una satisfacción del deber cumplido y el deseo de saber cómo va su cirugía cardíaca y si hay que hacerles otras intervenciones o algún medicamento o gestión que la Fundación deba iniciar para continuar con el acompañamiento a pacientes y familias", señala la médica Mónica Giraldo Mejía, directora de la Fundación Pequeño Corazón.
Ingeniería coronaria
La población que acudió procede de Manizales, Supía, Villamaría, Chinchiná y Neira, en Caldas, y de Montenegro en Quindío.
Es una atención gratis que la Fundación logra hacer por las donaciones que recibe. En promedio, cada persona tendría que pagar $280 mil por practicarse este examen, que puede durar por lo menos una hora.
"La ecocardiografía permite evaluar la función y la estructura del corazón. Las cardiopatías congénitas son una alteración en la estructura del corazón, en las válvulas, en las paredes y en otras partes que están dañadas. Cuando se lleva a cirugía es como una obra de ingeniería para poder mejorar la función cardíaca", explica Giraldo Mejía.
Otra labor de Pequeño Corazón es ponerse en contacto con la entidad de salud de afiliación de los pacientes para hacerles seguimiento médico.
Según la directora, cuando la cirugía se hace de manera oportuna, la calidad de vida mejora sustancialmente. "Lo más importante es que se debe hacer un seguimiento el resto de la vida para mirar cómo va ese corazón. Inicialmente se hace una ecocardiografía al mes de haberse operado, después a los seis meses, luego al año, y viene un plan de seguimiento de acuerdo con el tipo de enfermedad, edad y evolución de la cirugía".
Apoyo
Los fundadores de Pequeño Corazón empezaron a trabajar por esta población hace 22 años, pero su creación legal fue en 1996, hace 18 años, desde cuando comenzaron con el programa de cirugía cardíaca.
Durante este tiempo han operado 682 niños. La mayoría (82%) se interviene actualmente en la Fundación Cardioinfantil, aunque en toda la historia han participado instituciones de salud nacionales e internacionales que apoyan la Fundación, asegura Giraldo Mejía.
"Cuando la enfermedad es atendida en los primeros 5 años de vida tiene mejores resultados. De hecho muchos jóvenes que vienen hoy a la consulta fueron operados cuando tenían 13, 14 años, y la verdad la evolución no es tan efectiva como cuando se hace en los primeros años", agrega la médica.
La entidad seguirá buscando y convocando a los jóvenes que fueron operados por la Fundación y que provienen de departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío y Tolima para seguirles garantizando una buena salud coronaria, y que no les suceda lo de Claudia, la joven que está en dificultades por no haber tenido un diagnóstico a tiempo.
Costo
La jornada de seguimiento cardiológico para jóvenes tiene un costo de unos $5 millones.
Factores de riesgo y signos de alerta
La médica Mónica Giraldo Mejía, directora de la Fundación Pequeño Corazón, habla de los factores de riesgo y los signos de alerta de las cardiopatías congénitas.
"El signo de riego es saber qué tipo de cardiopatía tenían, qué tan complicado estaba en su momento, si tenían hipertensión pulmonar".
Los signos de alerta más importantes al mirar la evolución o algún tipo de complicación son:
- Dificultad respiratoria.
- Coloración morada de labios y uñas.
- Fatiga cuando se hace ejercicio.
Importancia del chequeo médico
El médico Jhon Jairo Araújo, cardiólogo pediatra, especializado en ecocardiografía, lidera el proyecto de adultos jóvenes con cardiopatía congénita en la Fundación Pequeño Corazón, afirma que quienes fueron operados deben tener un control anual con un médico especialista porque muchos niños operados pueden quedar con defectos, aún por terminar o la cardiopatía no se pudo corregir por completo.
"En la mayoría de casos los resultados de estas cirugías son efectivos, pero hay otros en los que fallan cuando la persona crece, y necesitan ser reintervenidos en una segunda o incluso tercera operación. Si no se corrige el paciente empieza a tornare enfermo, a tener síntomas para hacer ejercicio y poco a poco la función de su corazón se va deteriorando", explica el especialista.
Dice que la incidencia de estas enfermedades para Colombia y para América Latina se ha mantenido en un estándar, uno de cada 100 nacidos vivos tiene un defecto congénito del corazón, pero que esto está relacionado con la natalidad, y por ello en donde nazcan menos niños se reducen las cardiopatías.
"Lo que pasa es que en estas zonas las cardiopatías tienen un diagnóstico tardío y cuando llegan a nuestras manos vienen con bastantes secuelas para tratar y manejar", concluye Araújo.
Para buscar ayuda
Si un adulto no fue operado en Pequeño Corazón cuando niño puede consultar en la Fundación (teléfonos 8858742 y 8858775, o a través del Centro de Atención Cardiológica que funciona en la Clínica San Marcel, de Confamiliares.
Testimonios
Diana Marcela Aguirre, 27 años, operada a los 11
Tuve un soplo y después de la operación no volví a sentir nada. Cuando estaba enferma no me veía crecer, era demasiado pálida y delgada, me ahogaba jugando o caminando; luego, sentí el cambio. Tengo dos hijos, y hacia la Fundación solo tengo palabras de agradecimiento, mis papás en esa época no tenían recursos ni seguridad social.
Juan David Grajales, 23 años, operado a los 8 años
Mejoré mucho después de que me operaron de un soplo, antes me agitaba y el pronóstico de vida era bajo, hasta los 15 años. Ya pasé la línea de peligro. Camino demasiado y no tengo problema, no tengo síntomas físicos de la enfermedad. Lo que hace Pequeño Corazón es darle la oportunidad a un niño enfermo para que cumpla sus sueños y sea alguien en la vida.
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