LA PATRIA | MANIZALES
Míriam y Cristina Patiño se acercaron apresuradas a observar las 48 fotos de quienes fueron sus vecinos hasta hace dos años. Las imágenes estaban clavadas en la tierra que el 5 de noviembre del 2011 sepultó 48 vidas.
Ambas asistieron a los actos que se realizaron ayer para conmemorar la tragedia de Cervantes. Al mediodía, junto con unas 150 personas, participaron de la misa que la Policía de Caldas realizó en la carrera 29A con calle 33.
"Es muy triste. Éramos una comunidad muy unida. Me parece una mentira o un sueño. Hay un gran vacío en el barrio", expresó Cristina.
Cerca a ellas estaba José Fernando Orozco, el papá de María Antonia, la niña de 3 años de edad que falleció en el derrumbe. No le quitaba la mirada al altar de Nuestra Señora de los Dolores, pues lo ubicaron en lo que fue la sala de su casa.
Fernando no aguantó las ganas de llorar, igual que varios asistentes, al escuchar una canción que decía No se han ido del todo. Recordó que el pasado 24 de septiembre María Antonia cumplió 5 años. "A las 7:00 de la mañana fuimos al cementerio a decorar su tumba", comentó.
La tristeza no se pudo ocultar. Son dos años sin la presencia de sus familiares, vecinos y amigos. Para ellos el tiempo no va a borrar el recuerdo indeleble de esos 48 seres.
Luces
En la tarde la lluvia acompañó la cadena de oración en homenaje a las víctimas, igual que hace un año. Sandra Patricia Rodríguez, quien perdió a sus papás Hildelbrando Rodríguez y Angélica Hincapié, asistió sola. "Fueron 11 familiares los que murieron. Me quedé sin el apoyo de nadie", manifestó.
Agregó que en la fecha del aniversario de la tragedia asiste a las misas, pero que no hace nada especial, porque cada día es para recordar a sus familiares. Una amiga de la familia se le acercó y le dio un abrazo para que no olvidara el apoyo que tiene a su alrededor.
También, como en el primer aniversario, el sacerdote Jorge Danilo Sánchez ofició una misa. Esta vez no fue en la zona del derrumbe, sino en su parroquia María Reina. "Es una iniciativa que sale desde la comunidad para darles un apoyo en esta fecha tan significativa para el barrio", dijo.
El recinto estaba rodeado de 48 velas blancas, acompañadas de un cartel con el nombre de cada víctima. Pequeñas llamas que simbolizaban su presencia.
Al final, los recuerdos se volvieron imágenes con la proyección del documental que estudiantes de la Universidad de Caldas realizaron sobre la tragedia. Dos años que parecían ayer.
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