La cometa de Miguel Ángel Escobar se alcanzó a elevar por minutos a unos 10 metros, pero de un momento a otro se cayó y la pita se enrolló. Nicolás Agudelo, su compañero, detuvo el vuelo de su cometa para ayudar a desenredar la pita.
Miguel y Nicolás, ambos de 11 años, son dos de los 75 estudiantes de la Institución Nueva Colombia que salieron a elevar cometas en el Filo, la ladera que sirve de límite entre los barrios Fanny González y El Caribe, que para varios habitantes el es mejor sitio para activar los carretes.
"Nos gusta elevar, aunque siempre terminamos con las cometas dañadas. La emoción dura un rato, pero luego se la lleva el viento", comentó Nicolás, mientras le daba vueltas al hilo, buscando quitarle los nudos.
Alba Gloria Cortés, rectora del colegio, señaló que la actividad buscaba que los niños interactuaran con sus compañeros de otros grados. "Se divierten y aprenden a colaborarse".
De 10:00 a 11:00 de la mañana, unas 15 cometas alcanzaron a bailar con el viento, al menos por algunos minutos.
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