Trípoli.- El presidente del gobierno de unidad libio designado por la ONU, Mohamad Fayez Serraj, visitó hoy la ciudad de Zlintan, en donde ayer se vivió el peor atentado perpetrado en Libia en los últimos meses.
Cerca de medio centenar de personas murieron y varias decenas más resultaron heridas al estallar un coche bomba frente a la base, informaron a Efe fuentes de Seguridad. Los expertos vinculan el ataque al actual asalto de los fanáticos a los principales puertos petroleros libios.
Fuentes de Seguridad explicaron a Efe que Serraj llegó esta tarde a la vecina ciudad de Misrata tras reunirse horas antes en Túnez con la alta representante de Política Exterior y Seguridad de la UE, Federica Mogherini, y desde allí viajó a Zlintan en un convoy militar.
Horas antes, la rama libia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) había asumido la autoría del atentado que el jueves segó la vida de más de sesenta personas y causó heridas a más de 120 en una base militar.
En un comunicado difundido a través de la redes sociales, la organización aseguró que seguirá atacando el país para derrotar a los infieles.
El atentado ocurrió a primera hora de la mañana cuando un hombre al volante de un camión cisterna repleto de explosivos se empotró contra la puerta de la base militar, utilizada para el entrenamiento de los guardias que luchan contra la inmigración irregular.
Horas después, seis agentes de Seguridad de las instalaciones petroleras y un civil murieron en un segundo atentado, esta vez perpetrado contra un puesto de control en la ciudad de Ras Lanuf, en el este de Libia.
Responsables de seguridad en la vecina localidad de Ajdabiya explicaron hoy a Efe que un hombre al volante de un vehículo marca "Toyota" cargado de explosivos se empotró contra el puesto y causó además cinco heridos.
Grupos yihadistas libios afines a la organización Estado Islámico (EI) emprendieron el lunes una ofensiva para hacerse con el control de los puertos petroleros de Ras Lanuf y Sidra, los más importantes del país.
Este intento de asalto, repelido por la Seguridad privada que protege las terminales, ha causado ya la muerte a más de una decena de combatientes de ambas partes y dejado al descubierto la falta de coordinación entre las fuerzas libias.
La batalla por el control de los puertos petroleros se considera crucial para el futuro del país, hundido en el caos y la guerra civil desde que en 2011 la OTAN contribuyera a que los rebeldes derrocaran la dictadura de Muamar al Gadafi.
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