
EFE | LA PATRIA | Caracas
Dos de los heridos que fueron trasladados al hospital Coromoto de Maracaibo (oeste) fallecieron, con lo que ya son 41 los muertos por una explosión de gas en la refinería de Amuay, que hace parte del Centro Refinador de Paraguaná (CRP), uno de los más grandes del mundo.
El coordinador general de Atención Médica del Hospital Coromoto, Jesús Valdés, precisó ayer al leer el parte médico que esos dos heridos llegaron al centro médico con quemaduras en el 100 por ciento del cuerpo y murieron antenoche.
El galeno señaló que continúan en situación estable seis de los heridos que recibieron y en condición "delicada" una séptima paciente.
La refinería de Amuay, en el noroeste de Venezuela, sufrió en la madrugada del sábado una fuerte explosión como consecuencia de una fuga de gas que dejó destrozos y derrumbes en viviendas de los alrededores y fuego en nueve tanques del centro industrial.
El Gobierno sigue abocado a las tareas de extinción del fuego que dejó la explosión y que todavía hoy sigue encontrando alimento en dos tanques de gasolina del centro industrial.
En el último parte oficial difundido anoche por el Gobierno se indicó que la mayoría de los muertos eran miembros de la Guardia Nacional y familiares que se encontraban en las instalaciones del Destacamento 44, que da protección a la refinería.
El Gobierno informó que al menos 86 personas debieron recibir algún tipo de atención médica, ya casi todos dados de alta, salvo 11 heridos que seguían ingresados en hospitales de Punto Fijo y los 9 que habían sido enviados a Maracaibo (occidente).
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, visitó ayer la zona siniestrada de la refinería de Amuay, en el noroeste del país, y afirmó que aún hay guardias nacionales que no aparecen tras la explosión en la mañana del sábado en ese centro industrial.
"Muy dolido, lleno de sentimiento de dolor, estoy mucho más pendiente ahorita de los fallecidos, de sus familiares, de los heridos y su atención como se está haciendo (...) de los que aún no conseguimos", indicó Chávez a periodistas a su llegada a la refinería, situada en la península de Paraguaná (noroeste).
"Estaba hablando como el comandante general de la Guardia Nacional de algunos guardias que aún no aparecen, estamos buscando. Esa es mi máxima preocupación en este instante", añadió.
Chávez dijo que es momento de llamar a que "elevemos el espíritu todos y todas las venezolanos" y afirmó que "sería muy lamentable que algunos venezolanos trataran de utilizar el dolor, el dolor de los familiares (...) para sacar provecho".
Señaló que aún es "muy temprano" para hablar sobre las causas del siniestro, que se produjo después de que un escape de gas generara una "nube" que explotó provocando destrozos y derrumbes en viviendas aledañas y en las instalaciones del destacamento de la Guardia Nacional encargado de la custodia del centro.
"No se puede obviar ninguna hipótesis", indicó Chávez, al señalar que aún no se ha podido llegar al foco del siniestro.
No obstante, el presidente pidió "no caer en especulaciones" y rechazó las versiones que "sin ninguna prueba" hablan de falta de mantenimiento o de que había un escape de gas que no se atendió a tiempo.
"Es prácticamente imposible, que aquí, en una instalación como esta, que es la refinería más grande del mundo, que está automatizada por todas partes que tiene miles de trabajadores responsables y trabajadoras responsables día y noche, civiles y militares, haya una fuga de tres o cuatro días y que nadie le haga caso", dijo. "Eso es un imposible", añadió.
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