GEOVANNY MARTÍNEZ
LA PATRIA | MANIZALES
“Dios es inocente. Inocente como algo que no existe, que no ha existido ni existirá nunca, inocente de haber creado un universo entero para colocar en él seres capaces de cometer los mayores crímenes para luego justificarlos diciendo que son celebraciones de su poder y de su gloria”, escribió José Saramago, premio Nobel de Literatura, después de la caída de las Torres Gemelas en su ensayo El factor Dios, en el que muestra las complejidades de las movilizaciones contemporáneas que están atravesadas por la experiencia de un dogma.
14 años después la reflexión de Saramago sigue vigente, un ejemplo es la confrontación entre occidente y el Estado Islámico.
Para entender este conflicto hay que ubicarse en Jordania, donde un grupo de islámicos sunitas plantaron los cimientos ideológicos para la creación de un califato que es el dominio del califa. Esto hace referencia al primer sistema de gobierno establecido en el islamismo bajo el mando del líder de la comunidad musulmana, conocido como Califa, sucesor de Mahoma, que debe gobernar de acuerdo con la ley religiosa o sharia.
Esta idea se materializó militarmente en Iraq. Allí, los árabes sunitas se sintieron marginados del poder, luego de la ejecución de su presidente, Sadam Hussein, también sunita, y de que el poder quedó en manos de los árabes chiitas y los kurdos. Estos sunitas conformaron un grupo armado liderado por Ibrahim Al Baghdadi, y con el apoyo de Al-Qaeda y su líder Ayman al Zawahiri.
En el libro El fénix islamista. El Estado Islámico y el rediseño de Oriente Próximo, la periodista italiana Loretta Napoleoni indica que el grupo nace del salafismo radical de Jordania que se opone a la decisión del Gobierno de ese país de reconocer a Israel como Estado. Su objetivo es enfrentar al gobierno de Iraq, contrarrestar el expansionismo chiita de Irán y la occidentalización del mundo árabe por EE.UU (ver recuadro Evolución).
César Augusto Niño González, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Santo Tomás, asegura que el EI comprendió el valor estratégico de Siria como corredor, pues sabe bien que ninguna potencia occidental ni vecina se atreverá a intervenir directamente ahí.
“El éxito de su conquista se diferencia con viejos y enquistados grupos terroristas porque es moderno y pragmático, pues quiere reflejarse como una entidad política y no simplemente como grupo terrorista”.
Sin la invasión de EE.UU. a Iraq el EI no habría podido existir. El grupo lleva una generación entera luchando. Su líder Al Bagdadi tiene más autoridad religiosa que Al Zarqaui. Se desconoce si la decisión de crear el califato procedió sólo de él o de un grupo. Es una organización horizontal, muchas decisiones son tomadas luego de discusiones. Su objetivo: resucitar los extintos imperios islamitas que abarcan los 57 países de población mayoritariamente musulmana. Las regiones que están en sus planes de conquista son Medio Oriente, los Balcanes, el norte de África, Asia Central y el Mediterráneo.
Los errores de occidente
El 10 de septiembre del año pasado, alrededor de 30 países, entre árabes y occidentales, se comprometieron a formar una coalición para combatir al EI. La alianza sigue las líneas presentadas por el presidente de EE.UU., Barack Obama, ataques desde el aire, apoyo a fuerzas locales, el uso de los servicios de inteligencia y contraterrorismo y provisión de ayuda humanitaria.
Esa decisión está marcada por tres equivocaciones. La primera es la identificación absoluta y radical del EI como una organización terrorista, dejando de lado los principios que alega la yihad; la segunda, como una conquista territorial que lo único que pretende es un expansionismo en términos de administración y regularización geopolítica del territorio, y tercero, desconocer la condición religiosa, que implica un proceso histórico de largo aliento. Esos errores se perciben al tomar distancia de occidente.
La primera clave de esa mirada es que en efecto la noción del islam del mundo musulmán reconfigura la idea de territorio a partir de la experiencia de lo sagrado distinta a la manera como occidente mira o lee sus conquistas territoriales que son fundamentalmente instrumentales por sustracción de recursos, mientras que lo que hace el EI más que una expansión es una recuperación de un acto de fe frente a un territorio que es sagrado. Si no se tiene en cuenta la sacralidad del territorio se va a pensar que de lo que se trata es de un ejercicio de ejércitos invasores que conquistan y desplazan a otros.
El analista político indica que el problema de occidente es que no sabe leer los contextos y realidades allí expuestos. “La respuesta contra el EI no debe ser exclusivamente militar, pues ha capitalizado el secretismo tejido alrededor de sus líderes y pretensiones, factores que occidente se ha encargado de tejer. El EI avanza gracias a los errores de la convencionalidad. Este grupo ha empleado su dinero para establecer enclaves y franquicias en regiones estratégicas, ha sabido tercerizar la fuerza y sus finanzas para evitar desgastes innecesarios”.
Agrega que el EI aprendió de viejas lecciones de otros grupos terroristas y saben usar de manera precisa la propaganda por el miedo. “Entienden bien que el miedo es la mejor arma para conquistar, pues su tipología de violencia ha acaparado la atención mundial”.
También hay que tener en cuenta la incapacidad de leer el mundo del islam desde sus propias apuestas discursivas, además las experiencias pasadas han dejado en evidencia el interés de occidente por desestabilizar una región sobre la cual tiene intereses geoestratégicos.
No se trata de un ejercicio de invasión e imposición sino de reconstrucción y configuración de un pasado al que pertenecen esos territorios marcados por la fe islámica que, si bien son conquistados a sangre y fuego, también demuestran que el poder del islam no se resigna ante las prácticas anglosajonas y mucho menos a las éticas cristianas. La restitución de la fe hace parte de su lógica territorial basada en ser mártir, mientras que la lógica de occidente es del sobreviviente de aquel que tiene que sobrevivir a la muerte del otro.
Lo dijo Saramago en su ensayo: “Ha sido el factor Dios, ese que es terriblemente igual en todos los seres humanos donde quiera que estén y sea cual sea la religión que profesen, ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a las intolerancias más sórdidas, ese que no respeta, sino aquello en lo que manda creer, el que después de presumir de haber hecho de la bestia un hombre acabó por hacer del hombre una bestia”.
Evolución
* El grupo se organiza en el norte de Iraq, pero es debilitado, así que se refugia en Siria aprovechando que está viviendo una guerra civil entre el Consejo Nacional Sirio y el gobierno de Al-Assad que ha dejado 230 mil 618 muertos desde su inicio en marzo del 2011.
* La decisión de extender su accionar a Siria distancia a Al Zawahiri y a Al Baghdadi por asuntos de estrategia militar. Al Baghdadi gana la disputa, así que se separa de Al-Qaeda y se desplaza a Siria.
* El grupo armado ataca a las fuerzas del gobierno de Al-Assad y adquiere más poder que el Consejo Nacional Sirio, tanto que se apodera de algunas ciudades del norte de ese país, como Alepo y toma el control de ciudades del norte de Iraq como Mosul, Faluya y Raqqa, a esta última la consideran su capital.
* El 29 de junio del 2014 el grupo logra su objetivo y funda un califato que agrupa el norte de Iraq y de Siria y lo llama Estado Islámico (EI).
Glosario
Salafismo: Es una visión sunnita –minoría chiita- que reivindica el retorno a los orígenes del islam. Condena la desviación de las clases dirigentes y religiosas. Busca alcanzar la pureza moral no a través de la abstención de la política, sino de la aplicación de la ley islámica a las formas de gobierno.
Yihad: traduce guerra santa, quienes la practican (los yihadistas) buscan que los islámicos vivan un islamismo fiel a los textos sagrados, islamizar a los pueblos no islámicos y que la cultura occidental no violente sus creencias. Para lograr esos objetivos usan cualquier estrategia, incluida la violencia o el terrorismo. Los comprometidos con la yihad se les llama muyahidín (muyahidines, en plural) y, según la Enciclopedia del Islam, yihad se refiere al decreto religioso de guerra, basado en el llamado del Corán para extender la ley de Dios.
Sharia: Es la ley islámica, es decir, las leyes de Alá, las que dicta El Corán y no las leyes hechas por los hombres (como la carta constitucional de un Estado). La sharia impone las conductas de las personas, las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas, las reglas separadoras entre el bien y el mal.
Chiita: viene de Shiat Alí (hijos de Alí) y son el 10% de todos los islámicos del mundo, pero son mayoría en Irán e Irak, y tienen una población importante en Siria y Líbano; los chiitas consideran que los califas posteriores a la muerte de Alí son usurpadores.
Sunitas: sucesores no sanguíneos de Mahoma. Se llaman así porque creen en la Sunna, que es colección escrita de dichos y hechos atribuidos a Mahoma y transmitidos en forma oral, pero que no son parte del Corán porque el Corán fue escrito por Dios. Los chiitas no reconocen como sagrado a las sunnas.
Islam: Es la religión.
Musulmán o islámico (a): Quién profesa el Islam.
Islamista: Político radical que pertenece a la religión del Islam (yihadista). No todo musulmán o islámico es islamista.

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