EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
Una nueva toma de rehenes se presentó en EE.UU, esta vez en una residencia militar de California. El hecho terminó tras más de siete horas con las tres rehenes y el secuestrador muertos, según informaron las autoridades.
Los agentes hallaron los cuerpos sobre las 2:00 de la madrugada del sábado, cuando se decidieron a ingresar a la habitación en la que se había producido la toma tras no poder establecer contacto con el secuestrador
"Esta es una noticia trágica, una que esperábamos no tener que dar", dijo en una comparecencia el capitán Chris Childs, de la Policía del estado de California.
Las tres rehenes muertas eran trabajadoras de esta residencia militar privada para excombatientes de las guerras de Irak y Afganistán con trastornos postraumáticos llamada The Pathway Home y ubicada en Yountville, al norte de San Francisco (California).
La toma de rehenes había empezado durante una pequeña fiesta de trabajadores de la residencia.
Los primeros agentes que llegaron al lugar, donde viven un millar de excombatientes, intercambiaron disparos con el secuestrador, lo que según Childs evitó que saliera "a buscar otras víctimas".
Aunque las autoridades no revelaron la identidad del asaltante, el senador californiano Bill Dodd dijo a medios locales que se trataba de un excombatiente con problemas psicológicos que a principios de semana le habían pedido abandonar la residencia.
Control a aceleradores de disparos
El Departamento de Justicia de EE.UU. presentó ayer una propuesta de regulación para prohibir los aceleradores de disparos, conocidos como "bump stocks", dispositivos que aumentan la velocidad de tiro de las armas.
El presidente estadounidense, Donald Trump, firmó en febrero un memorándum en el que recomendó al fiscal general de EE.UU., Jeff Sessions, que impulsara una medida que declarara ilegales estos aceleradores de disparos.
Este reglamento, que ahora debe ser aprobado por la Oficina de Gerencia y Presupuesto federal (OMB, en sus siglas en inglés) antes de su publicación, no requiere el visto bueno del Congreso para entrar en vigor.
"El presidente Trump está absolutamente comprometido con garantizar la seguridad y la protección de todos los estadounidenses y nos ha ordenado que propongamos una regulación que aborde los aceleradores de disparos", señaló Sessions en un comunicado.
La medida, según el propio departamento, prohibirá la posesión, la venta y la fabricación de los aceleradores de disparos.
La decisión de prohibir este tipo de dispositivos tiene la oposición de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, en sus siglas en inglés), un poderoso grupo de presión al que Trump se ha enfrentado en las últimas semanas a raíz del tiroteo en una escuela de Florida en febrero, que se saldó con 17 víctimas mortales.
El autor de la masacre de Las Vegas el pasado octubre, Stephen Paddock, usó uno de estos aceleradores de disparos durante su ataque, en el que mató a 58 personas y dejó a más de 850 heridos.
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