Emilio López
EFE | LA PATRIA | Naciones Unidas
Siria dio ayer el primero de los pasos para demostrar su voluntad de cumplir lo pactado con Rusia y poner su arsenal de armas químicas a disposición de la comunidad internacional y evitar así una intervención militar de Estados Unidos.
La ONU recibió ayer un documento de las autoridades sirias con el que inician los trámites legales para unirse a la Convención Internacional para la Prohibición de las Armas Químicas, de los puntos incluidos en la propuesta rusa para que el régimen de Bachar al Asad ponga sus armas bajo control internacional.
"Hemos recibido un documento de adhesión y estamos en el proceso de traducirlo y estudiarlo", anunció ante la prensa un portavoz de la ONU, Farhan Haq, quien precisó que se trata de "un primer paso" sobre una vía que tienen los países para sumarse a los tratados internacionales.
¿Qué es?
La adhesión es el acto por el cual un Estado que no ha firmado un tratado expresa su consentimiento en llegar a ser parte de esa convención depositando un instrumento de adhesión, proceso que tiene los mismos efectos jurídicos que la ratificación, la aceptación o la aprobación.
Siria es uno de los siete países que no se han unido a la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción, Almacenaje y Uso de Armas Químicas y sobre su destrucción, que fue firmado en 1993 y entró en vigencia cinco años más tarde, y que hasta la fecha han firmado 189 estados.
De esta forma, la vía diplomática para resolver la guerra siria sigue sumando pasos mientras los expertos independientes de la ONU que investigaron el posible uso de armas químicas en el ataque del pasado 21 de agosto a las afueras de Damasco continúan analizando las pruebas recogidas sobre el terreno.
Está previsto que el equipo que lidera el profesor sueco Ake Sellström elabore un informe cuando terminen los análisis que están realizando en cuatro laboratorios europeos y algunas fuentes apuntan a que se haría público la próxima semana. "No hay ninguna fecha confirmada todavía", respondió ayer el portavoz de la ONU.
Reunión EE.UU-Rusia
Al margen de los pasos que empieza a dar el gobierno sirio, Estados Unidos y Rusia, representados respectivamente por su secretario de Estado, John Kerry, y por su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, comenzaron ayer en Ginebra una reunió que podría ser clave para el futuro del conflicto en Siria.
Mientras Lavrov se mostró confiado en que habrá un acuerdo que haga "innecesaria" una acción militar de EE.UU., Kerry reconoció que se sentaban a la mesa de negociación con desacuerdos sobre quién fue el responsable del ataque del 21 de agosto, o las fuerzas del régimen de Al Asad o los grupos rebeldes.
Kerry también dijo que "las palabras" del régimen de Bachar Al Asad sobre su voluntad de renunciar a sus armas químicas "no son suficientes" y que espera trabajar con Rusia para que esto realmente suceda.
En una entrevista a un canal ruso de televisión, Al Asad negó haber usado armas químicas contra su pueblo, pidió a la Casa Blanca acabar con las amenazas y aseguró que si se atacaran a su país se daría paso "a una guerra que destruirá toda la región y Oriente Medio entraría en una espiral de problemas e inestabilidad durante décadas".
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió de que un ataque militar de EE.UU. "desataría una nueva ola de terrorismo", y aseguró que "no hay dudas de que se usó gas venenoso", pero "todo apunta a creer que no fue empleado por el Ejército, sino por las fuerzas de oposición, para provocar una intervención extranjera".
Así las cosas, el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, que se reunió ayer con Kerry y hoy lo hará con Lavrov, confió en que se vuelva a hablar "pronto" de una solución política a la crisis en Siria, un conflicto que ha dejado más de 100 mil muertos desde que estalló hace dos años y medio.
Brahimi continuó así con sus esfuerzos diplomáticos para lograr que se celebre en Ginebra una conferencia internacional concebida para que las partes beligerantes en el conflicto, el régimen y los rebeldes, puedan negociar un plan político que permita poner fin a la guerra civil.
Crisis de soberanía frena solución
Sao Paulo. El sociólogo y politólogo brasileño Bernardo Sorj, del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo (USP), afirmó ayer que la "soberanía" pasa por una crisis y esto representa un obstáculo para la resolución de conflictos como el de Siria.
"Nosotros vivimos en un mundo en el que la soberanía nacional no es suficiente para organizar el sistema internacional (...) por eso podemos decir que la soberanía está en crisis", señaló Sorj en declaraciones a Efe.
En el caso sirio, según Sorj, los factores étnicos y religiosos tienden a agravar la alteración de las fuerzas en ese país, por tratarse de guerras civiles que parten de esos dos valores, y, entonces, "no caben" en un sistema bilateral o internacional de resolución de conflictos.
Sorj participó el miércoles en la USP de un foro que reunió especialistas y analistas del conflicto sirio, quienes concluyeron que la guerra civil en ese país no tiene una solución diplomática o bélica clara.
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