EFE | LA PATRIA | Caracas
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, dijo ayer que no habrá buenas relaciones con Estados Unidos hasta que ese país "entienda" que es necesario un diálogo basado en el respeto mutuo, un día después de anunciar la expulsión de tres diplomáticos estadounidenses que prestaban funciones en Caracas.
"Hasta que el Gobierno de Estados Unidos no entienda que tiene que respetar a Venezuela, que es un país soberano, sencillamente no habrá relaciones cordiales ni comunicación cordial", afirmó el mandatario en un discurso transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.
Al mismo tiempo, condicionó el restablecimiento de un diálogo bilateral a que "el Gobierno del presidente (Barack) Obama rectifique", señalando que cuando ello ocurra, Venezuela establecerá "puntos de contacto nuevamente para conversar los asuntos comunes, las diferencias".
En una intervención en la que volvió a emitir un video que muestra a los tres diplomáticos expulsados supuestamente reuniéndose con figuras de la oposición, Maduro insistió con la tesis de una conspiración contra su Gobierno encabezada por "la derecha fascista" y financiada con "dólares" de la embajada estadounidense en Caracas.
El presidente detalló que los diplomáticos fueron seguidos durante seis meses y sostuvo que "sobran las pruebas" de su participación "directa" en los planes para "desestabilizar a Venezuela".
"No puedo permitir que ningún Gobierno, en este caso el Gobierno de Estados Unidos, se inmiscuya en asuntos internos, pero, más que inmiscuirse, participe de los planes para desestabilizar a Venezuela", dijo.
Maduro acusó a los diplomáticos cuestionados de movilizar y ofrecer dinero para generar agitación en las empresas manufactureras del estado sureño de Bolívar y causar apagones eléctricos.
Según el mandatario, los factores desestabilizadores buscan convertir a ese estado, centro de una fuerte actividad industrial, en el "Bengasi de Venezuela", en referencia a la ciudad libia que fue epicentro del conflicto que vivió ese país del norte de África.
Frente a estos presuntos planes de desestabilización, Maduro llamó a los venezolanos a "cerrar filas" en defensa de su Gobierno y aseguró que se "equivocan" aquellos que creen que la llamada revolución bolivariana está en sus "estertores finales".
Maduro dio 48 horas a los diplomáticos estadounidenses Kelly Keiderling, encargada de negocios; Elizabeth Hoffman, que trabaja en la sección política, y el vicecónsul Dave Moo, para abandonar Venezuela.
Los tres funcionarios fueron acusados de alentar planes de sabotaje al sistema eléctrico y la economía del país, en un nuevo episodio de la larga cadena de desencuentros entre ambos países.
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