LUCÍA LEAL
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
El presidente estadounidense, Donald Trump, envió ayer a Arabia Saudí a su secretario de Estado, Mike Pompeo, pero puso en duda la implicación del reino árabe en la desaparición y posible asesinato del periodista Jamal Khashoggi, un tema que complica su cercana relación con Riad.
Trump conversó ayer con el rey de Arabia Saudí, Salmán bin Abdelaziz, sobre la desaparición de Khashoggi, un reportero saudí crítico con Riad que vivía en Washington desde hacía un año, y cuyo paradero se desconoce desde que el 2 de octubre entró en el consulado en Estambul del poderoso reino del golfo Pérsico.
"Acabo de hablar con el rey de Arabia Saudí, que niega cualquier conocimiento de lo que pueda haber ocurrido 'a nuestro ciudadano de Arabia Saudí'", escribió Trump en su cuenta de Twitter, en aparente referencia a una declaración del monarca sobre Khashoggi.
"Dijo que están trabajando estrechamente con Turquía para encontrar una respuesta. ¡Voy a enviar inmediatamente a nuestro secretario de Estado para que se reúna con el rey!", agregó Trump.
Poco después, el Departamento de Estado confirmó en un comunicado que Pompeo viajaría ayer mismo a Riad, y recordó que Trump "ha pedido una investigación abierta sobre la desaparición" de Khashoggi, que escribía para el diario estadounidense The Washington Post.
El caso del periodista desaparecido ha puesto a prueba la alianza entre Estados Unidos y Arabia Saudí, un país que Trump convirtió en el destino de su primer viaje al extranjero como presidente y al que defendió en su disputa diplomática con Catar.
Por eso, Trump parecía ayer reticente a asignar cualquier culpa a Riad, y subrayó que el monarca saudí había "negado firmemente" cualquier implicación en la desaparición del reportero.
Las declaraciones de Trump evidenciaron de nuevo su dificultad para desacreditar en público a quienes percibe como sus aliados, algo que, en el caso de Arabia Saudí, se combina con una relación que el mandatario ha convertido en un pilar de su estrategia en Oriente Medio.
El yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, ha desarrollado una cercana relación con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, y la Casa Blanca aprecia la promesa de Riad de comprar armas estadounidenses por valor de miles de millones de dólares y su dura postura contra Irán, el gran antagonista de ambos en la región.
Kushner ve al príncipe saudí como un reformista que puede ser clave en sus intentos de impulsar un plan de paz entre israelíes y palestinos, a pesar de que el rey Salmán condenó la decisión estadounidense de trasladar a Jerusalén su embajada en Israel.
Trump, que aún tiene pendiente presentar el plan de paz impulsado por Kushner, ha prometido un "severo castigo" si se demuestra que Arabia Saudí está detrás de la desaparición de Khashoggi, pero no parece dispuesto a cortar la venta de armas a Arabia Saudí, porque teme que ese lucrativo contrato vaya a parar a "Rusia o China".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015