
Juan Lara
EFE | LA PATRIA | Ciudad del Vaticano
El papa Francisco comenzó ayer su pontificado rezando ante una imagen de la Virgen en la basílica romana de Santa María la Mayor y celebrando una misa en la capilla Sixtina con todos los cardenales, ante quienes afirmó que la Iglesia irá adelante "sólo" si camina con la cruz de Cristo.
"Nosotros podemos caminar todo lo que queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no proclamamos a Jesucristo, la cosa no va. Nos convertiremos en una ONG piadosa, pero no en la Iglesia, la esposa del Señor", dijo el nuevo papa ante los 114 cardenales que le eligieron 266 pontífice de la Iglesia Católica y ante numerosos purpurados octogenarios.
Bajo el Juicio Final, pintado por Miguel Ángel, el primer papa americano y jesuita de la historia de la Iglesia insistió en que "cuando no se camina, todo se detiene",
En este sentido, afirmó que las tres líneas de la Iglesia son "caminar, edificar y proclamar".
"Tenemos que caminar siempre en presencia de la luz del Señor, con una conducta irreprochable, la misma que Dios pedía a Abraham", agregó el papa Bergoglio.
Consistencia
También dijo que hay que edificar sobre la piedra, como Pedro la Iglesia, "ya que si no es así, ocurre como las casas que construyen los niños con la arena de la playa, que se las lleva el agua, todo se destruye porque no tiene consistencia".
Sobre la obligación de proclamar a Jesús, el nuevo papa aseguró que "quien no reza al Señor, reza al diablo, ya que cuando no se proclama a Cristo, se proclama la mundanidad del diablo".
La primera jornada de pontificado comenzó temprano con una visita a la basílica romana de Santa María la Mayor, muy vinculada a España, para rezar ante la imagen de la virgen "Salus Populi Romani".
Le acogió el arcipreste de la basílica, el cardenal español Santos Abril, y el vicario de Roma, el cardenal Agostino Vallini.
El papa rezó unos 10 minutos y después visitó el altar mayor donde se custodia la reliquia de la "sagrada cuna", en la que, según la tradición, fue colocado Jesús cuando nació.
Saludó a los sacerdotes y personal del templo, así como a numerosos fieles, entre ellos una mujer embarazada de cinco meses, a la que bendijo.
Pagó la cuenta
De regreso al Vaticano, hizo una parada en la residencia donde se alojó en los días previos al cónclave. Allí recogió su maleta con las cosas que trajo a Roma y pagó la cuenta, "para dar ejemplo", contó ayer el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.
Lombardi dijo que el miércoles, tras ser elegido papa, recibió en la capilla Sixtina la reverencia de los otros 114 cardenales electores de pie y no sentado, como suele ser lo normal en momentos como ese.
Después abandonó la capilla para dirigirse a la residencia de Santa Marta, no en el automóvil oficial del Vaticano, sino en autobús con los otros cardenales.
Y luego, durante la cena, en medio de un ambiente muy cordial, les dijo a los cardenales: "Que Dios os perdone por lo que habéis hecho".
Francisco también llamó por teléfono, nada más ser elegido, al pontífice emérito Benedicto XVI, según el portavoz.
Según Lombardi, de momento no está previsto que el papa vaya a Castelgandolfo a visitar personalmente a su antecesor.
Lo que sigue
Francisco rezará el ángelus el próximo domingo, el primero de su pontificado, desde la ventana del apartamento pontificio que da a la plaza de San Pedro, que todavía no ocupa.
El apartamento se encuentra precintado desde que se hizo firme la renuncia de Benedicto XVI, el 28 de febrero, como establece la normativa vaticana.
Ayer fue abierto de nuevo, pero el papa jesuita no lo ocupará hasta que no finalicen las obras de remodelación previstas y, de momento, seguirá alojándose en la residencia de Santa Marta, en la habitación 201, que comprende el dormitorio, un estudio y una salita para recibir.
Una vez que se instale en el apartamento papal, al igual que los pontífices anteriores, Francisco traerá desde su casa de Buenos Aires los enseres que considere necesarios, así como los libros que estime y otras cosas de la que era hasta ahora su residencia.
Bergoglio no volverá personalmente a recoger sus enseres. Cuando regrese a Argentina lo hará como jefe de la Iglesia Católica.
La misa solemne de iniciación de pontificado la celebrará el lunes y a la misma se espera la asistencia de delegaciones oficiales de numerosos países y decenas de miles de fieles.
Inquieto y estudioso
Buenos Aires. El papa Francisco fue un niño inquieto y estudioso, que nunca soñó con llegar al Vaticano, y cuya temprana vocación religiosa no le impidió tener un amor adolescente, según recuerdan sus amigos, vecinos y compañeros de colegio de su barrio porteño de Flores.
Las tranquilas calles de este barrio ubicado en el centro-oeste de Buenos Aires están viviendo una auténtica revolución desde que se supo que un vecino, el cardenal Jorge Mario Bergoglio, iba a dirigir los destinos de la Iglesia Católica tras la renuncia de Benedicto XVI.
Decenas de periodistas se agolpan en la puerta de la casa en la que Bergoglio pasó sus primeros años en los que, además de jugar al fútbol con sus amigos, dedicaba mucho tiempo a los estudios e incluso tuvo un amor adolescente.
Ese amor fue Amalia, una amiga de la infancia, quien ayer, muy emocionada, explicó a los periodistas que fue su novia cuando tenían "12 o 13 años" y que, bromeando, llegó a pedirle en matrimonio.
"Si no me caso con vos, me hago cura", le dijo un día de forma profética Bergoglio, pero al final el romance no prosperó por la oposición de los padres de ella, dijo Amalia.
El papa Francisco es un "hombre de barrio" y por eso los vecinos no dejan de ofrecer detalles sobre él y su familia, inmigrantes italianos que, junto a los españoles, se instalaron en la zona baja de Flores en los años 40.
"Era muy inquieto y estudioso y se crió en un entorno familiar muy bueno, y eso es fundamental. La familia es muy importante", dijo a Efe Susana Burel, una vecina que conoce al nuevo papa desde hace más de 20 años.
El adjetivo "cercano" es de los que más se repite en boca de aquellos que lo conocieron o tuvieron algún tipo de contacto con él a lo largo de su adolescencia.
Pero esa cercanía, puntualizan sus vecinos y allegados, no era solo con la gente que conocía sino, sobre todo "con los humildes, los pobres, los diferentes, a los que nadie mira".
La frase
"Que Dios os perdone por lo que habéis hecho".
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