EFE | LA PATRIA | CARACAS
El Gobierno venezolano anunció ayer que detuvo a seis "terroristas" por estar presuntamente implicados en el atentado que sufrió el sábado el presidente, Nicolás Maduro, a quien los militares le declararon su "irrestricta lealtad".
El ministro de Interior venezolano, Néstor Reverol, dijo en declaraciones recogidas por la televisión estatal VTV que las detenciones se produjeron luego de allanamientos en hoteles de la capital, y que producto de ellas "se han recabado prontísimas evidencias".
Y según señaló luego el canciller venezolano, Jorge Arreaza, los restos de la desactivada célula rebelde que dirigía el fallecido expolicía Óscar Pérez están vinculados al atentado.
"Cuando esa célula fue desmantelada, después de horas de negociación y de un inevitable enfrentamiento, algunos gobiernos se solidarizaron con los terroristas y algunos presidentes incluso han dicho que fue una ejecución extrajudicial, fíjense ustedes en las consecuencias", dijo Arreaza en una reunión con el cuerpo diplomático acreditado en el país.
El ataque contra Maduro se produjo la tarde del sábado, cuando el presidente ofrecía, en cadena obligatoria de radio y televisión, el discurso de cierre por la celebración de los 81 años de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada).
La transmisión televisiva mostró antes de cortarse a los militares formados rompiendo filas de manera desordenada y cómo evacuaron al ministro de Defensa, Vladimir Padrino, luego de escucharse una detonación.
Ayer, Reverol señaló que las investigaciones "han evidenciado" que el ataque constituyó "un delito de terrorismo y magnicidio en grado de frustración".
"Lo que deja claro que estos terroristas y sicarios han pasado a un nivel superior, incrementando la espiral de violencia", añadió.
De acuerdo con el funcionario, en el atentado fueron usados dos drones modelo DJI M600, "diseñados para trabajos industriales" y con capacidad para "soportar grandes cargas".
Los artefactos no hirieron a Maduro "gracias a las técnicas especiales" de la Guardia de Honor, encargada de la seguridad del presidente, y a la instalación de equipos inhibidores de señales que desorientaron a los drones, que se activaron "fuera del perímetro planificado por los sicarios".
También ayer, los militares venezolanos declararon su "irrestricta lealtad" a Maduro, al tiempo que advirtieron que no permitirán que "sea vulnerada la soberanía" del país.
Maduro acusó por los sucesos al saliente presidente colombiano, Juan Manuel Santos, así como a la "ultraderecha" de ese país y de Venezuela.
La oposición se deslindó de estos hechos y señaló que la salida a la crisis que padece el país debe ser "democrática".
"Las primeras reacciones del gobierno no están dirigidas a esclarecer estos hechos sino a aprovechar la situación para atacar de manera irresponsable a la 'oposición' en genérico, y para tratar de desviar la atención del verdadero problema que preocupa y afecta al país, que es la tragedia humanitaria", dijo la plataforma opositora Frente Amplio en un comunicado al rechazar las acusaciones de Maduro.
Estos eventos ocurren en medio de la severa crisis económica que padece Venezuela, el país con las mayores reservas de petróleo en el planeta, y que se traduce en escasez de todo tipo de productos, hiperinflación y una pésima prestación de los servicios públicos.
Por estas razones, en el país se desarrollan a diario decenas de protestas, en demanda de comida, transporte, agua, electricidad y mejores salarios, entre otras exigencias.
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