EFE | LA PATRIA
Rusia lanzó hoy una nueva ofensiva en las regiones prorrusas de Donetsk y Lugansk para controlarlas completamente o, en palabras de su ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, conseguir su "liberación".
Se trata de la siguiente fase de la campaña militar que empezó el pasado 24 de febrero con la invasión rusa de territorio ucraniano, dijo Lavrov en una entrevista con la cadena de televisión India Today, difundida por su departamento.
"Ahora será un momento importante en esta operación especial", añadió Lavrov, el primer alto cargo de Rusia que confirma públicamente que la gran batalla de Rusia por el Donbás ha comenzado.
Horas antes, la noche pasada, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, había informado a su país de que Rusia había empezado "la gran batalla por el Donbás", en alusión a la esperada gran ofensiva del ejército ruso para controlar todo el este del país.
"Podemos confirmar que las tropas rusas han comenzado esa batalla", aseguró Zelenski, en un mensaje difundido por vídeo, difundido por el canal informativo Ukrinform, para añadir a continuación que los soldados ucranianos "batallarán" y que "no cederán" nada del territorio del país.
Ultimatum
Rusia cesó hoy las acciones militares en torno a la acería Azovstal de la asediada ciudad portuaria de Mariúpol para que las tropas ucranianas desistan de seguir resistiendo, depongan definitivamente las armas y se rindan sin disparar un solo tiro.
Además de suspender "toda acción militar", las unidades de las Fuerzas Armadas de Rusia y de la autoproclamada República Popular de Donetsk se han replegado a "una distancia de seguridad" en todo el perímetro de Azovstal, señala el comunicado castrense.
Según el jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa, el coronel general Mijaíl Mizintsev, a las 14.00 horas del martes las fuerzas rusas abrieron tres corredores humanitarios para la salida voluntaria de los combatientes ucranianos que hayan depuesto las armas.
Moscú se dirigió a Kiev para que dé la orden de que las fuerzas ucranianas atrincheradas en Azvostal renuncien a una lucha "sin sentido" y abandonen "el reducto de resistencia".
Mizintsev, consciente de que dicha orden puede no llegar, llamó a los soldados ucranianos en Mariúpol a que tomen esa decisión de manera "autónoma" y entreguen las armas para salvar sus vidas.
El general ruso admitió la "situación catastrófica" que se ha creado en la acería y aseguró que los corredores se abrieron "por motivos puramente humanitarios".
Cada columna humanitaria incluye una treintena de autobuses y otros automóviles de transporte, además de una decena de ambulancias.
Insistió en que tanto las tropas rusas como las milicias prorrusas respetan el alto el fuego a lo largo de las tres rutas humanitarias.
El Ejército ruso dio esta mañana hasta el mediodía a las fuerzas ucranianas que aún resisten en Mariúpol, especialmente en la acería de Azovstal, para que depusieran las armas.
Entre las 14.00 y las 16.00 hora local, debía producirse "la salida de todas las unidades armadas ucranianas y de los mercenarios, sin excepción, sin armas ni municiones", explicó esta mañana Mizintsev, quien prometió el cumplimiento de "todas las normas de la Convención de Ginebra sobre el trato de los prisioneros de guerra".
La urbe marítima, a orillas del Mar de Azov, ha sido fuertemente bombardeada por el ejército ruso desde el inicio de la invasión y su población no cuenta con servicios básicos como agua, luz, electricidad o alimentos.
Aunque la ciudad está prácticamente destruida, las autoridades municipales nombradas antes de la ocupación continúan enviando mensajes sobre la situación de los cerca de 100.000 civiles que permanecen en la urbe y los más de un millar de soldados que impiden que caiga totalmente en manos rusas.
Refugiados
Unos seis millones de ucranianos, tanto dentro de Ucrania como los refugiados en los países vecinos, necesitan ahora y en el corto plazo ayuda en alimentos y en dinero en efectivo, señaló hoy la ONU.
La asistencia en alimentos se está acelerando en localidades como Bucha, Irpin, Hostomel y Borodianka, liberadas en distintos momentos del asedio de las tropas rusas y donde la destrucción de la infraestructura ha sido generalizada.
Por vídeoconferencia desde Leópolis, el coordinador de emergencia del Programa Mundial de Alimentos (PMA), Jakob Kern, dijo que este organismo ha movilizado 60.000 toneladas de comida para la crisis de Ucrania, que permitirán alimentar a dos millones de personas por cerca de dos meses.
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