EFE | LA PATRIA | Brasilia
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, tendió el viernes en la noche una mano a los indignados del país y se dijo dispuesta a recibirlos, al cabo de una jornada en que las protestas perdieron fuerza tras congregar el jueves a 1,2 millones de personas.
"Voy a recibir a los líderes de las manifestaciones pacíficas, de sindicatos y asociaciones populares", pues "precisamos de todas sus contribuciones, reflexiones y experiencias", declaró Rouseeff en un mensaje en cadena nacional, en el que reiteró su "enérgica condena" a la violencia que ha habido en algunas de las protestas.
En el mensaje, que duró 10 minutos, Rousseff se refirió en forma puntual a varias causas del malestar, que pasan por la pésima calidad de los servicios públicos, la salud y la educación, la corrupción y el gasto público en la Copa Confederaciones, que comenzó hace una semana en ese país, y en el Mundial de fútbol de 2014.
Reiteró el carácter democrático de las protestas, aunque volvió a condenar en forma enérgica el vandalismo que hubo en muchas manifestaciones, que atribuyó a una minoría que "ni el Gobierno ni la sociedad pueden aceptar", y que "no puede manchar" el "verdadero deseo de cambio" expresado en las calles.
Medidas
Sobre el aumento de tarifas de transporte público, que puso al descubierto el malestar social, recordó que las manifestaciones lograron que el alza fuera derogada y dijo que discutirá con los indignados, autoridades del Parlamento, del Poder Judicial, gobernadores y alcaldes la elaboración de un "plan nacional de movilidad urbana".
Con relación a la salud, insistió en que su Gobierno se apresta a "traer de inmediato a millares de médicos del exterior para ampliar la atención", lo cual es rechazado por los colegios profesionales del país.
También dijo que insistirá ante el Congreso en la aprobación de una propuesta que plantea que el 100 % de las regalías que generen las riquezas petroleras atesoradas en aguas profundas del Atlántico se destinen a la educación.
Rousseff reafirmó su decisión de que la corrupción sea combatida con el mayor rigor y también se pronunció en favor de una reforma política que "permita a los ciudadanos fiscalizar mejor a todos sus gobernantes".
No obstante, rechazó la condena que las manifestaciones han hecho a todas las formas de política tradicional y a los partidos. Aunque admitió que la política debe ser oxigenada, advirtió que "ningún país puede prescindir de partidos ni del voto popular".
Rousseff afirmó que es "la presidenta de todos, los que se manifiestan y los que no", e indicó que el "mensaje de cambio" que "viene de las calles es directo" y está dirigido a cada uno de los responsables de la conducción del país.
El pronunciamiento de la mandataria siguió a un anuncio hecho por el movimiento Pase Libre de Sao Paulo, que inició las protestas en contra del alza del transporte y que hoy decidió poner fin a las manifestaciones.
Los líderes de Pase Libre explicaron que el "primer objetivo", que era la derogación del aumento, fue "alcanzado".
Pero también dijeron que detectaron que en las marchas se han "infiltrado" grupos ajenos a sus intenciones.
Protestas en Paraguay
Asunción. Unas tres mil personas recorrieron ayer las calles del centro de Asunción tras congregarse frente al Congreso para denunciar la corrupción y criticar a la clase política paraguaya. Los manifestantes se reunieron en la Plaza de Armas, situada a unos metros del Congreso Nacional, donde megáfono en mano se iban sucediendo líderes gremiales, políticos locales, activistas y todo tipo de ciudadanos que guardando turno accedían al micrófono público para hablar a los asistentes.
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