EFE | LA PATRIA | Tampa
Mitt Romney, un hombre de éxito en su trayectoria empresarial y política, fue elegido ayer oficialmente por el Partido Republicano como su candidato a la Presidencia de EE.UU. en las elecciones que se celebrarán el 6 de noviembre y que le enfrentarán al demócrata Barack Obama.
Los delegados presentes en la Convención Republicana anunciaron, estado por estado, sus votos y dieron una mayoría abrumadora al exgobernador de Massachusetts, así como a su compañero de tándem y candidato a la Vicepresidencia, el congresista por Wisconsin Paul Ryan.
En el recuento final, Romney obtuvo 2.061 delegados, frente a los 190 de Ron Paul, el único rival que hasta el último momento le negó su apoyo.
Romney, de 65 años, ve culminado el sueño de acceder a la nominación, después de fracasar en un intento anterior, en 2008, y de haber tenido que superar este año una larga campaña de primarias en la que fue desafiado por una decena de rivales dentro del partido.
Está previsto que Romney se dirija a la Convención hoy por la noche, con un discurso en el que aceptará la nominación y expondrá su estrategia para devolver la Casa Blanca a los republicanos.
La jornada
A lo largo de la jornada de ayer, los participantes en la Convención Republicana pusieron el énfasis en la necesidad de derrotar al presidente Barack Obama, un político que no es apto, según dijeron, para arreglar la economía.
"Nunca ha dirigido una empresa. Ni siquiera ha revendido en un mercadillo o mirado el interior de un puesto de limonada", dijo el presidente del partido, Reince Priebus, en alusión a Obama.
Romney se presenta ante el electorado como un gestor exitoso, que fundó y gestionó con beneficios la firma de inversiones Bain Capital, salvó de la quiebra los Juegos Olímpicos de invierno celebrados en Salt Lake City en 2002 y gobernó con mano suave el estado de Massachusetts, donde redujo el déficit e instauró un sistema de cobertura médica en el que terminó inspirándose Obama.
Con fama de moderado, por su talante y su experiencia de gobierno en Massachusetts, uno de los estados más liberales de EE.UU., Romney radicalizó su discurso para ganarse el respaldo de los sectores más conservadores, que lo siguen viendo con recelo.
La elección del joven congresista Paul Ryan, un duro del conservadurismo fiscal, se ha interpretado como una concesión para acallar al sector cercano al movimiento del Tea Party.
El partido aprobó ayer su plataforma electoral, en la que se pronuncia abiertamente en contra de todo tipo de aborto y de las políticas condescendientes con la inmigración ilegal.
La necesidad de revivir el "sueño americano", de crear empleo, de frenar las injerencias del Gobierno y de defender la vida, la familia y las libertades individuales dominaron los mensajes de los cargos públicos y representantes del partido que fueron pasando por la tribuna.
El congresista por Texas Francisco Canseco argumentó que la respuesta a los problemas actuales de EE.UU. "es simple".
"Impuestos más bajos y menos Gobierno", ésa es la solución, porque significa, en su parecer, "más oportunidades y mejores empleos para un futuro más próspero para las siguientes generaciones".
El cierre
La jornada se completó con el esperado discurso de la esposa de Romney, Ann, cuya figura está destinada a adquirir gran peso en la campaña.
Anne Romney destacó que su esposo ha luchado toda su vida "por ayudar a otros" y es el tipo de líder que EE.UU. necesita.
Según los extractos adelantados a la prensa por la campaña de Romney, Anne explicó que quería hablar ante el electorado estadounidense "de corazón" sobre el "amor" que, a su juicio, une al país en los buenos momentos y sirve como el "mayor consuelo en nuestras horas más oscuras".
Casada con el candidato presidencial republicano desde 1969, trae a la convención nacional de su partido la tarea de presentar ante los electores una historia "humanizada" de Mitt Romney.
Anne Romney agregó que su matrimonio con Mitt no ha sido, como aseguran algunos medios, un "libro de cuentos", pero que ellos, como pareja, decidieron "nunca permitir que nada se interpusiera en nuestra vida juntos".
"En los libros de cuentos que leí, nunca hubo largos atardeceres de invierno y lluvia, en una casa con cinco niños gritando a la vez. Y esos libros de cuento nunca parecieron tener capítulos sobre la MS (esclerosis múltiple) o el cáncer del seno", que ella ha padecido.
"Un matrimonio como un libro de cuentos? no, en absoluto. Lo que Mitt Romney y yo tenemos es un matrimonio real", enfatiza.
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