
EFE | LA PATRIA | Ginebra
La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Navi Pillay, afirmó ayer que la mutilación y profanación de cadáveres que pueden estar ocurriendo en el conflicto en Siria constituyen no solo actos atroces, sino también crímenes de guerra.
En las últimas horas la prensa internacional ha revelado la existencia de un vídeo que circulaba desde hace algunos días por internet, en el que aparece un rebelde sirio que supuestamente extrae el hígado y el corazón del cadáver de un soldado del régimen de Bachar al Asad y se lleva el segundo de estos órganos a la boca con intención de darle un mordisco.
"En tanto no es posible verificar de manera inequívoca la autenticidad del vídeo, urjo a los grupos de oposición armada en Siria a hacer todo lo que esté en su poder para detener esos graves crímenes", señaló la alta comisionada.
Les instó a investigar estos incidentes, así como otras denuncias de violaciones a los derechos humanos por las fuerzas opositoras al régimen de Al Asad.
Pillay recordó que existen denuncias de torturas, ejecuciones sumarias y asesinatos supuestamente perpetrados por grupos rebeldes, que se suman a los crímenes de los que se acusa a las fuerzas gubernamentales y sus milicias.
Ante la Corte Penal
La alta comisionada ha pedido en varias ocasiones al Consejo de Seguridad de la ONU que lleve el caso de Siria a la Corte Penal Internacional para que los considerados responsables de tales hechos, en particular de crímenes de guerra y contra la humanidad, puedan ser juzgados, independientemente de que se encuentren de parte del régimen o de la oposición.
Rusia se ha opuesto a esa posibilidad, posición que ha secundado China.
94 mil muertos desde inicio del conflicto
94 mil personas han muerto desde el inicio del conflicto sirio en marzo de 2011, informó ayer el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que revisó su cifra de 80.000 fallecidos difundida hace dos días.
En un comunicado, el Observatorio explicó que ocho activistas alauíes han documentado un mayor número de víctimas mortales entre los efectivos del régimen pertenecientes a esta confesión, la misma del presidente sirio, Bachar al Asad.
Los opositores, algunos de los cuales estuvieron arrestados en tiempos del anterior mandatario Hafez al Asad, informaron al Observatorio que el número de muertos entre los soldados del régimen supera los 24.000 y el de milicianos progubernamentales o "shabiha" los 17.000.
Estos activistas, originarios de zonas rurales de Tartus, Banias, Yabla, Latakia, Masiaf, Al Qademus y Homs, tienen identificados con nombre y apellido a la mayoría de las víctimas.
En sus cifras del pasado domingo, el Observatorio, con sede en Londres y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, documentó la muerte de 16.729 miembros de las fuerzas gubernamentales, y 12.000 "shabiha".
También precisó que habrían fallecido 14.840 rebeldes y 47.389 civiles, entre ellos 4.788 son menores de edad y 3.048 mujeres, a lo que habría que sumar otros 4.000 que están sin identificar.
El Observatorio no descarta que el número de muertos entre los rebeldes y las tropas del régimen sea el doble por el gran secretismo que mantienen ambas partes, por lo que estima que el balance real de fallecidos podría superar los 120.000.
El 12 de febrero pasado, la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, afirmó que la cifra de muertos en Siria se aproximaba a los 70.000 y volvió a exigir que el caso sea llevado ante la Corte Penal Internacional (CPI).
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