EFE | LA PATRIA | BRASILIA
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, comenzó el 2020 optimista y calificó de victorioso su primer año de Gobierno, marcado por retrocesos en áreas como el medioambiente, la educación y la cultura, aunque con avances en la economía.
"Que Brasil continúe siguiendo el camino de la prosperidad y que este sea un año tan victorioso para el pueblo brasileño como lo fue en 2019", escribió el presidente en Twitter en el saludo de Año Nuevo que dio al pueblo brasileño.
Aunque el mandatario es optimista, el balance de su gestión en general es negativo por las políticas conservadoras que impulsó contra la educación y la cultura para enfrentar a la "vieja política" centrada en el "comunismo" y en el pensamiento de los de "izquierda".
Asimismo, por las medidas que flexibilizaron la fiscalización y los controles en materia ambiental con la excusa de incentivar el desarrollo en reservas indígenas y en la misma Amazonía, lo que ha borrado la huella que Brasil había dejado años atrás en la defensa del hábitat y el medioambiente.
La aprobación de su Gobierno estuvo en declive consecutivo durante los primeros10 meses de mandato, pero tuvo una leve recuperación a partir de octubre con los resultados de las políticas neoliberales que aplicó en materia económica.
Aprobación
De acuerdo con una encuesta realizada por la firma Datafolha el índice de aprobación del Gobierno, que era del 32 % en abril, cayó al 29 % en agosto y se estabilizó en el 30 % en diciembre debido a los resultados que han dado las políticas neoliberales aplicadas en la economía del país durante su primer año de Gobierno.
El líder de la ultraderecha en Brasil impulsó una fuerte reducción del gasto, consiguió una dura reforma al sistema de pensiones y jubilaciones, casi sin oposición en el Congreso, y comenzó un agresivo plan de privatizaciones que tendrá su punto álgido este año.
Tras la crisis que vivió Brasil entre 2015 y 2016 cuando el PIB se contuvo en casi 7 puntos porcentuales, los pronósticos indican un crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 1,2 % para el 2019 y del 2,2 % en 2020, según el Banco Central.
Luego de un primer semestre en el que rozó la recesión técnica, Brasil aceleró en la recta final, impulsado por los servicios, la industria y el sector agropecuario.
No obstante, la tasa de desempleo que en noviembre se ubicó en 11,2 % aún es muy alta y afecta a unos 12 millones de brasileños.
Nuevo partido
Este año tiene como desafío construir un nuevo partido que le garantice la gobernabilidad y le sirva de trampolín para una empresa mayor: la reelección en 2022. A lo largo de sus casi 30 años de vida política, Bolsonaro ha pasado por una decena de formaciones de centro y derecha y ahora se propone fundar su propio partido, sobre el cual ha afirmado que será el primero "realmente conservador" que tenga Brasil.
Su poca fidelidad política tuvo un nuevo capítulo, ya en el Gobierno, cuando abandonó el Partido Social Liberal (PSL), al que se había afiliado a principios de 2018 y que le sirvió de plataforma para ganar las elecciones.
La ruptura se dio en medio de sospechas de "Caja B" en la campaña del PSL, que llevaron a la destitución del ministro de la Secretaría General de Gobierno, Gustavo Bebianno, y que afectan al titular de Turismo, Marcelo Álvaro Antonio, que aún así permanece en el cargo.
Clan Bolsonaro
Junto con el mandatario, dejaron el PSL sus tres hijos volcados a la política: el senador Flavio, investigado por corrupción, el diputado Eduardo y el concejal de Río de Janeiro Carlos. Los cuatro conforman el llamado "Clan Bolsonaro", que a través de las redes sociales ha alimentado innumerables polémicas en medio de su "cruzada ideológica" contra todo lo que huela a izquierda o progresismo.
El más activo ha sido el diputado Eduardo Bolsonaro, presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Baja, y quien llegó a ser propuesto por su padre como embajador en Estados Unidos por su cercanía con la familia del mandatario Donald Trump.
Esa sugerencia generó críticas y acusaciones de nepotismo y cayó finalmente en saco roto, aunque el presidente afirmó que la renuncia de Eduardo al posible cargo de embajador obedeció a la necesidad de contar con él para organizar el nuevo partido: Alianza por Brasil.
Eduardo, tercer hijo de Bolsonaro y conocido por eso como "03", es también muy próximo a Steve Bannon, exasesor de Donald Trump, y quien lo ha nombrado "líder" para América Latina de "El Movimiento", una suerte de internacional de la ultraderecha que promueve desde Bruselas.
Nuevo proyecto de poder
La Alianza por Brasil solo será formalizada como partido político una vez que presente a la Justicia electoral, y ésta las verifique, un total de 492 mil firmas de adherentes, de las cuales la formación ha informado que ya ha conseguido poco más de una quinta parte.
El partido tendrá como principios "el respeto a Dios y a la religión" y "a la memoria y la cultura del pueblo brasileño", así como la "defensa de la vida" y de las "garantías de orden y seguridad", según ha adelantado el propio Bolsonaro.
"Con base en la verdad, en la transparencia, la ética y bajo el liderazgo de Jair Bolsonaro, vamos a construir juntos, con coraje, patriotismo y conservadurismo, un movimiento que marcará para siempre la política nacional y será una trinchera en la defensa de los valores judeocristianos", afirmaron en un documento de la Alianza.
En ese mismo texto, el partido se compromete con la defensa de "la soberanía nacional y la democracia" y señala al "emprendedurismo como propulsor de la economía", lo cual ratifica el carácter liberal que prima en la línea económica del actual Gobierno.
Dios por encima de todo
Las iglesias evangelistas, que según datos oficiales crecieron un 61% en Brasil entre 2001 y 2010 hasta sumar cerca de 50 millones de fieles (22% de la población), son el pilar religioso del proyecto de Bolsonaro, quien se dice católico, pero fue bautizado en los ritos de esa creencia en 2016 en el bíblico río Jordán, en Israel.
Los evangelistas comparten la agenda de "valores y costumbres" de Bolsonaro, sustentada en la "familia tradicional" y la "moral del cristianismo".
El pasado noviembre, Bolsonaro organizó una ceremonia evangelista en el Palacio presidencial de Planalto, donde se dieron cita decenas de pastores que prometieron poner su influencia entre los fieles al servicio de la construcción de la Alianza por Brasil.
La vertiente religiosa del proyecto de Bolsonaro cuenta con apoyo internacional, encarnado por el pastor Ralph Drollinger, fundador de Capitol Ministries, organización bautista nacida en Estados Unidos y respaldada por el vicepresidente de ese país, Mike Pence.
Capitol Ministries sostiene que las políticas públicas "deben satisfacer a Dios" y "ser fieles a la Biblia", ya tiene sedes en México, Honduras, Paraguay, Costa Rica y Uruguay.
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