ADRIANA ARÉVALO
EFE | LA PATRIA | LAS VEGAS
Las Vegas, una ciudad más que acostumbrada al ruido, a las multitudes y a la algarabía, no sale del estupor tras la peor matanza por arma de fuego registrada en EE.UU., con al menos 59 muertos y 527 heridos en el tiroteo ocurrido el domingo por la noche en un concierto de música country.
El portavoz de la Policía de Las Vegas, Joe Lombardo, pidió paciencia a los familiares porque la identificación de las víctimas llevará tiempo.
Asimismo, advirtió de que las cifras de fallecidos son provisionales porque, como ha ido ocurriendo en las últimas horas, se teme que continúen en aumento.
Stephen Paddock, un hombre blanco de 64 años, abrió fuego durante varios minutos desde su habitación del piso 32 del hotel Mandalay Bay a las 10:08 de la noche contra una multitud de 22 mil personas que asistían en la calle a un concierto al aire libre del festival country Route 91 Harvest.
Paddock, que actuó en solitario y cuyas motivaciones se desconocen por ahora, se suicidó antes de que las autoridades irrumpieran en su habitación del hotel.
El padre del atacante, Benjamin, fue de los fugitivos más buscados del FBI décadas atrás, un ladrón de bancos descrito como un "psicopático" con tendencias suicidas.
Lombardo dejó que fuera un portavoz del FBI el que diera los detalles de la investigación y explicara que se descarta cualquier vínculo del tirador con algún grupo terrorista extranjero.
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) se había atribuido la matanza al asegurar, a través de su agencia de propaganda afín, Amaq, que el autor del atentado era "un soldado del Estado Islámico".
El atacante rompió las ventanas del hotel con una herramienta similar a un martillo antes de disparar indiscriminadamente contra la multitud.
La Policía cree que Paddock introdujo él solo, sin colaboradores, las 10 armas que se encontraron en su habitación del hotel, donde se alojaba desde el 28 de septiembre.
Lombardo confirmó que han hablado con la pareja del atacante, Marilou Danley, de 62 años, que se encuentra fuera del país.
Los agentes estudian ahora los objetos recogidos tanto en la habitación del hotel del atacante como en su casa de Mesquite, a una hora de Las Vegas, donde también se encontraron armas de fuego.
Además, el FBI registra otra propiedad del atacante en el norte del estado de Nevada.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, condenó los hechos como "un acto de pura maldad" y anunció que mañana visitará esa ciudad para reunirse con los familiares de las víctimas y los policías.
El mandatario no hizo ninguna referencia a la posibilidad de que el acto se tratara de terrorismo, ni a la reivindicación del grupo yihadista Estado Islámico (EI), que ha quedado desacreditada por el FBI.
Trump, que desde la campaña electoral del 2016 se ha alineado con la postura de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), contraria a un mayor control de armas, no hizo ninguna referencia a ese tema.
Esta es la segunda vez en su mandato que Trump se refiere desde la Casa Blanca a un tiroteo masivo en EE.UU., después del ocurrido en junio pasado en Alexandria (Virginia), en el que resultó gravemente herido el congresista republicano Steve Scalise.
Donald Trump ha desterrado cualquier mención al control de armas de la respuesta presidencial a los tiroteos masivos en EE.UU., una posición que contrasta con los apasionados alegatos sobre el tema de su predecesor, Barack Obama, y que augura dificultades para avanzar en ese tema durante su mandato.
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