Mohamed Siali
EFE|LA PATRIA|EL CAIRO
Los principales grupos de la oposición siria acordaron ayer en El Cairo una "hoja de ruta" para la etapa transitoria, en un primer paso para llegar a un consenso sobre el futuro de Siria después de la caída del régimen de Bachar al Asad.
Tras meses de división, los representantes de la oposición de dentro y fuera de Siria llegaron a un acuerdo sobre uno de los dos documentos debatidos en la reunión, celebrada el lunes y ayer en la capital egipcia.
Los participantes aprobaron el "Documento de la gestión de la época de transición", que trata la época transitoria y explica los pasos que dará la oposición para llenar el vacío que dejará la caída del actual régimen.
Según el texto difundido a la prensa, prevén destituir primero el actual Gobierno y el Parlamento y formar un Ejecutivo en funciones integrado por las fuerzas opositores y por aquellas personalidades que no tengan las manos manchadas de sangre o hayan saqueado fondos públicos.
Una vez asuma ese gabinete se disolverá el partido gobernante Baaz, de Al Asad, y se confiscaran sus bienes, así como los de los altos dirigentes del régimen y sus familiares implicados en crímenes.
Después, se convocará una conferencia en Damasco de los grupos opositores para formar un cuerpo legislativo temporal, que emitirá un acta constitucional, y un gobierno interino, encargado de organizar elecciones en un periodo máximo de un año.
El Parlamento elegido refrendará un proyecto de Constitución que será sometido a referendo en un plazo de seis meses y de la mayoría parlamentaria se formará un nuevo Gobierno.
En cuanto a la reestructuración de las Fuerzas Armadas, el documento estipula que el rebelde Ejército Libre Sirio (Els) debe llegar a un entendimiento con los altos mandos de las tropas de Al Asad que no hayan estado implicados en delitos de sangre para regular un alto el fuego y mantener la paz social.
Ambas partes formarán un Consejo de Seguridad Nacional, que reestructurará las Fuerzas Armadas y desmantelará las milicias del régimen denominadas "shabiha", a las que se acusa de muchas de las masacres perpetradas durante la revuelta.
En la cita también se debatió el documento bautizado "Pacto nacional", que incluye los principios en que se basará la Constitución siria y la citada acta constitucional provisional.
Sin embargo, entrada la noche en Egipto, las diferencias entorno a este asunto persistían y los movimientos opositores todavía no habían aprobado un texto definitivo.
Horas antes, el director de la oficina en Egipto del Consejo Nacional Sirio (CNS) -principal órgano de la oposición en el exilio-, Yaber al Shufi, dijo a Efe que esperaba que se aprobaran los documentos porque "fueron redactados por un comité preparatorio en el que están representados los principales grupos de la oposición".
Pese a esta divergencias, los grupos opositores, incluidos los más importantes como el CNS y el Consejo de Coordinación Nacional (CCN), que representa a la oposición interna, lograron un avance en unificar sus posturas, después del fracaso que las dos reuniones anteriores.
En la última tentativa, el pasado enero, los dos principales grupos abortaron en el último momento la firma de un acuerdo para unificar las estrategias de lucha y trazar la "hoja de ruta" para la transición una vez haya caído el régimen.
El portavoz de la Unión de los Estudiantes Libres Sirios, Yawad al Jatib, indicó a Efe que durante los debates se registraron discrepancias sobre algunos temas, como por ejemplo, la postura que tiene que tomar la conferencia sobre el Els, el brazo armado de los rebeldes.
Los borradores no mencionaban directamente la lucha armada, pero en el documento definitivo se expresa el apoyo al Els para lograr la caída de Al Asad, como pidió el presidente del CNS, Abdelbasit Seida.
De acuerdo al portavoz del CCN, Jalaf Dahud, la conferencia se centró en la etapa de transición tras la caída del régimen, pero no ha tratado ni los mecanismos de la lucha ni cómo se pretende acabar con él, como queda reflejado en el documento aprobado.
También hubo desacuerdos sobre la propuesta de ofrecer un estatus privilegiado a la minoría kurda, que fue rechazada por los Hermanos Musulmanes y los grupos panárabes, así como sobre la ilegalización del partido Baaz, que para algunos supondría un peligro para la seguridad nacional.
Mientras los grupos opositores aunaban esfuerzos en un hotel de El Cairo, en Siria los bombardeos de las fuerzas de Al Asad prosiguieron ayer de modo intenso y causaron medio centenar de muertos, al tiempo que se registraron duros combates entre el ejército y los rebeldes.
El enviado especial para Siria, Kofi Annan, comparecerá ante el Consejo de Seguridad de la ONU la próxima semana para informar sobre las reacciones al plan de transición propuesto por el Grupo de Acción, anunció ayer el embajador de Colombia ante la ONU, Néstor Osorio.
Osorio, que ocupa este julio la presidencia rotatoria del máximo órgano de decisión de Naciones Unidas, aseguró que trabaja en estos momentos para que Annan se desplace a Nueva York para esa comparecencia, para la que no hay una fecha fijada todavía aunque previsiblemente se produzca el 11 de julio.
"Todavía estamos digiriendo hoy las conclusiones del Grupo de Acción, y hay que ver lo que se logra sobre el terreno", dijo el colombiano, para quien el informe de Annan podrá arrojar luz a los próximos pasos que debe dar el Consejo en un momento en que se debe decidir el futuro de los observadores desplegados en Siria.
En caso de que el enviado especial no pueda desplazarse a la sede central de la ONU, hablará con los 15 a través de videoconferencia, como ha hecho en otras ocasiones.
Los miembros del Consejo de Seguridad esperan recibir a finales de esta semana un informe del secretario general, Ban Ki-moon, sobre la situación en el país y con recomendaciones importantes de cara a definir el futuro de la Misión de Observación de Naciones Unidas en Siria (UNSMIS), compuesta por militares desarmados y civiles.
"Esperamos un informe consistente y completo", dijo Osorio, al tiempo que señaló que el Consejo espera conocer también la opinión del jefe de los "cascos azules", el francés Hervé Ladsous, y del jefe de la misión, el general noruego Robert Mood, para decidir qué hacer con los observadores, ya que su mandato cumple el 20 de julio.
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