EFE | LA PATRIA | QUITO
El centro colonial de Quito se convirtió ayer en el escenario de batallas campales entre manifestantes y fuerzas de seguridad, que emplearon gas lacrimógeno y pimienta para dispersar las protestas contra el llamado "paquetazo" del Gobierno, un conjunto de medidas tomadas en un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Las nubes de color blanco de estos gases empleados por los antidisturbios se fundían ayer en la tarde con el humo negro de los neumáticos prendidos por los diversos piquetes en las vías públicas aledañas al Palacio de Carondelet, sede del Ejecutivo.
"¡El pueblo unido, jamás será vencido!", coreaban los participantes en una marcha que según avanzaba se unía a otro grupo que se arremolinaba en torno a la colonial Plaza del Teatro.
Una masa compuesta por estudiantes universitarios, miembros de sindicatos y de otros colectivos sociales derribaron vallas de seguridad y protagonizaron enfrentamientos violentos contra policías a pie y montados, pertrechados con equipos antidisturbios, y carros blindados antimotines.
Al menos 19 personas fueron detenidas en los disturbios, según las autoridades.
En Guayaquil, capital económica de Ecuador, se produjeron altercados y saqueos a comercios y establecimientos públicos ante la incapacidad de las fuerzas de seguridad de garantizar el orden, lo que obligó a numerosas tiendas a cerrar para evitar robos masivos.
Ante estos hechos el presidente decretó el estado de excepción en el país, que tiene una duración de 60 días para garantizar la seguridad y el normal funcionamiento de servicios básicos e instituciones.
1. Las protestas son alentadas desde organizaciones sindicales y de oposición, a las que se sumaron colectivos indígenas y universitarios, tras un discurso a la nación el martes en el que el presidente, Lenín Moreno, anunció después de meses de espera, un conjunto de medidas para reducir el gasto público e incrementar los ingresos del Estado.
2. En marzo Ecuador aceptó una línea gradual de crédito por valor de 10.200 millones de dólares de instituciones financieras internacionales, entre ellos, 4.200 millones del FMI. Esta entidad le fijó a Ecuador un calendario de reformas a cambio del dinero prestado, que incluía la reducción del gasto público, un incremento de ingresos y una reforma laboral que aliente la productividad.
3. Después de meses en los que ha habido una ola silenciosa de despidos en el aparato del Estado para desinflar la administración dejada por su predecesor, Rafael Correa, Moreno anunció el conjunto de medidas a aplicar, que incluía el final de los subsidios a la gasolina, una subida de impuestos a las empresas más pudientes, la retirada de un día de salario y 15 de vacaciones a empleados de empresas públicas, entre otros reajustes. El galón de diesel pasaría a costar de 1,03 dólares a 2,27, mientras que la gasolina extra, de 1,85 a 2,30 dólares, encareciendo toda la producción.
4. Los manifestantes y transportistas exigen la anulación completa de las medidas anunciadas por Moreno y sobre todo de la subida de combustibles.
5. Las salidas a las calles de los ecuatorianos en este tipo de protestas solían ser desencadenante de serios problemas políticos en el pasado, aunque en los últimos 10 años han sido poco frecuentes, sobre todo porque el anterior presidente Correa aplicaba mano dura y la legislación penalizaba duramente las protestas. La bancada correísta en el Parlamento ha pedido una sesión extraordinaria para analizar un adelanto electoral y la destitución de Moreno.
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