El presidente de EE.UU., Barack Obama, reiteró hoy su compromiso con una transferencia de poder "pacífica", como ya transmitió en su día a su sucesor en la Casa Blanca, Donald Trump, durante su discurso de despedida desde Chicago.
"Depende de todos nosotros asegurarnos de que nuestro Gobierno pueda ayudarnos a acometer los muchos desafíos que todavía enfrentamos", subrayó Obama ante unas 20.000 personas congregadas en el centro de convenciones McCormick Place de Chicago.
El racismo sigue vivo en el país y queda "más trabajo por hacer" para eliminar los prejuicios contra las minorías y los inmigrantes, sostuvo.
"Después de mi elección, se habló mucho de un Estados Unidos posracial. Esa visión, aunque bienintencionada, nunca fue realista. Porque la raza sigue siendo una fuerza potente y a menudo divisoria en nuestra sociedad", afirmó.
El presidente estadounidense abogó porque EE.UU. se mantenga "vigilante, pero no asustado" en la esfera mundial, al defender que las dos otras potencias que luchan por la hegemonía global, Rusia y China, no la obtendrán a no ser que el país cambie drásticamente.
"Rivales como Rusia o China no pueden superar nuestra influencia en todo el mundo, a no ser que renunciemos a lo que defendemos, y nos convirtamos en otro país grande que abusa de sus vecinos más pequeños".
Remarcó hoy que corresponde a "todos" los ciudadanos ser "guardianes" de la democracia, no solamente cuando hay una elección, sino "durante toda la vida".
"Nuestra democracia se ve amenazada si la damos por sentada", dijo.
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