ELVIRA PALOMO
EFE | LA PATRIA | WASHINGTON
Sin la presión de tener que volver a presentarse a unas elecciones y todavía con dos años por delante en el Gobierno, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, comenzó el miércoles a construir su legado con un histórico giro hacia Cuba.
El anuncio del inicio del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba después de 53 años de enemistad, marca un nuevo tempo en el Gobierno de Obama, que pasa a la acción en algunos temas pendientes que abanderó desde su campaña para llegar a la Casa Blanca, pero que no hallaron eco en el Congreso.
El acercamiento a Cuba es uno de ellos, algo que se ha venido fraguando desde el principio de su mandato, según aseguró Dan Restrepo, principal asesor de Obama para Latinoamérica entre 2009 y parte del 2012.
"Lo que ocurrió fue histórico y abre una etapa nueva importante, no solo en la relación entre Estados Unidos y Cuba sino también en la de los Estados Unidos ante las Américas, porque saca del siglo pasado el último rasgo de la política estadounidense ante la región que todavía estaba en el siglo pasado", aseguró Restrepo.
El exasesor consideró que es una muestra de que EE.UU. es un "buen socio en la región, entendiendo que no todos quieren ser socios de Estados Unidos, pero donde existe esa voluntad de trabajar" y de dejar atrás la "política ideológica" que Washington practicó en décadas pasadas.
El acercamiento a la isla, "obviamente va a ser parte del legado del presidente Obama", señaló Restrepo, que recordó que el mandatario tiene todavía dos años en los que cree que "habrá más actividad en todos los frentes".
Para Cynthia Arnson, directora del programa de Latinoamérica en el centro Woodrow Wilson, "ha sido una de las iniciativas más importantes de la política exterior de Estados Unidos hacia el Hemisferio (América Latina) durante todo su mandato", aunque está por ver si la apertura económica hacia las isla se traducirá en apertura política.
Obama pasó a la acción
Después de la derrota del Partido Demócrata en las elecciones legislativas del 4 de noviembre, en las que los republicanos recuperaron el control de ambas cámaras y a los que desafió pocos días después, con el anuncio de medidas ejecutivas que detendrán la deportación de cinco millones de indocumentados.
El mandatario tomó las medidas un año y medio después de que el Senado, de mayoría demócrata, aprobara un proyecto de Ley que fue bloqueado en la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, y tras reiteradas peticiones al Congreso de que adoptara legislación para reparar el sistema migratorio de forma definitiva.
David Axelrod, un exasesor de alto rango de Obama, cree que antes de dejar el cargo el presidente "va a tomar una lista de problemas espinosos de larga data y va a hacer todo lo que pueda para enfrentarse a ellos.
En las últimas semanas, Obama logró otro hito en materia medioambiental, asunto en el que también discrepa con la oposición y una de las prioridades que se marcó en su segundo mandato, al alcanzar un acuerdo con China para reducir las emisiones de los gases contaminantes, en un encuentro bilateral con su homólogo, Xi Jinping, celebrado en Pekín el pasado 12 de noviembre.
Alfonso Aguilar considera que Obama se siente "más libre", porque no va a optar a la reelección, para tomar estas medidas que "van a generar mucha controversia en un Congreso" de mayoría republicana a partir de enero, al tiempo que cuestionó su "autoridad legal" para adoptarlas.
"Sin lugar a dudas ha dejado boquiabiertos a muchos, sí veíamos un debilitamiento del embargo (a Cuba), pero llegar a este punto es increíble", agregó Aguilar.
Después de que otros de sus proyectos como la reforma sanitaria, conocida como "Obamacare", sigan en disputa con los estados, el experto considera que Obama busca dejar su impronta "sabiendo además que no tiene una buena relación con el Congreso y no le sería fácil aprobar una legislación".
En la lista de asuntos pendientes, está el cierre del centro de detención de Guantánamo, en la base militar que EE.UU. tiene en Cuba, adonde fueron a parar los sospechosos de terrorismo tras los atentados del 11 de septiembre.
Echar el cerrojo a esa cárcel, donde todavía quedan 136 reos, es un compromiso que Obama ha ido arrastrando a lo largo de su presidencia y que espera poder cumplir antes de finales de 2016.
Zanahoria para Cuba y garrote para Venezuela
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó ayer las sanciones aprobadas por el Congreso contra funcionarios venezolanos considerados responsables de violaciones de derechos humanos en Venezuela.
Las sanciones incluyen la congelación de activos y la prohibición para emitir visados a funcionarios del Gobierno venezolano vinculados con la violencia y la represión en las manifestaciones estudiantiles de febrero, que terminaron con un saldo de 43 muertos y cientos de heridos. El mandatario estadounidense autorizó las sanciones un día después de que anunciara el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Cuba, principal aliado de Venezuela en la región.
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