LA PATRIA | MANIZALES *
13 millones de visitantes flanquean cada año las puertas de la catedral de Notre Dame, uno de los cuatro monumentos más concurridos de Francia y de los más reconocidos, escenario de obras de Victor Hugo, de películas y de una iconografía que sufrió ayer un devastador incendio que acabó con parte de su estructura y sumió a al país europeo en un estado de conmoción.
El incendio transmitido por canales de televisión en tiempo real, alarmó al mundo, entre quienes seguían la transmisión estaba el manizaleño Rubén Kapota, quien no cesaba de lamentar con estupor el suceso acaecido al templo símbolo de París, ciudad donde vivió alrededor de ocho años en diferentes periodos.
Fue testigo desde Manizales como la intervención de 500 bomberos evitó que se redujera a cenizas una obra de hace ocho siglos y que el presidente francés, Emmanuel Macron, prometió reconstruir.
Los cañones de agua, que vistos por televisión parecían los arbotantes que sujetan las paredes de la catedral, lograron imponerse al avance del fuego, aunque no evitaron que dos tercios de su cubierta, al igual que su célebre aguja -ambos añadidos al templo gótico en el siglo XIX-, quedaran totalmente destruidas.
El fuego, originado por causas todavía desconocidas en el tejado, que estaba en restauración, también dañó parte de las obras interiores, aunque no las reliquias que atesora el templo, entre ellas la corona de espinas de Cristo.
"La primera vez que visité la catedral de Notre Dame era muy joven para apreciar la maravilla que tenía ante mis ojos y creo que perdí una bella oportunidad ese día. No tuve el ánimo suficiente por el hecho de no ser católico. Además siempre le he temido a las imágenes religiosas. Era primavera y estaba ansioso por continuar mi trayecto hacia la Torre Eiffel", narra Kapota.
Cuenta que a pesar de no haber visitado la catedral, se detuvo en un almacén de artesanías donde compró llaveros con la forma del templo. "Uno de esos llaveros se lo di a una amiga de mi madre que muy emocionada me preguntó sobre mi experiencia en ese lugar y pues como buen paisa le dije que era maravillosa y que tenía una energía muy bonita. Ella muy conmovida me dijo: espero que hayas pedido un buen deseo, cuando uno va a una iglesia por primera vez lo que pides se cumple".
Con las primeras llamas, sonaron las campanas del templo, un clamor muy ligado a la historia de Francia, a sus eventos felices y a los dramas más tristes.
El difícil acceso a la isla fluvial en la que está enclavada la catedral, rodeada por las aguas del Sena, dificultó la labor de los bomberos, que se centraron en evitar que el fuego dañara la estructura y provocara el derrumbe del monumento, en particular de la torre norte, la más afectada de las dos.
Tras un primer momento en el que las autoridades temieron lo peor, el secretario de Estado de Interior, Laurent Nuñez, lanzó un mensaje de esperanza y aseguró que, aunque conviene ser prudentes, todo hacía indicar que la estructura de la catedral se salvaría.
El mundo tenía sus ojos clavados en la televisión, que en directo retransmitía cómo las llamas iban devorando un símbolo de Francia. "Estoy triste al ver como arde una parte de todos nosotros", escribió el presidente, Emmanuel Macron, en su cuenta de Twitter.
Lo hizo poco después de haber anulado una alocución televisada en la que iba a anunciar medidas políticas para el país.
"La reconstruiremos", aseguró el presidente, al borde de las lágrimas, desde la explanada del templo, donde hizo una invitación a las donaciones para financiar las obras que devuelvan a Notre Dame el esplendor perdido.
Ese que tras su regreso a París apreció el manizaleño que ayer veía con incredulidad la catástrofe de un símbolo de la ciudad luz.
"Regresé en febrero del 2013, ya había visto el musical Notre Dame de París en el que aprecié de forma especial el papel de Quoasimodo interpretado por el cantante francés Garou y también había leído la novela de Victor Hugo. Volví a la catedral y esa vez disfrute como nunca esa segunda oportunidad. Me tomé el tiempo para apreciar su arquitectura gótica al tiempo que pensaba en la apasionante historia de ese lugar. Ese 27 de febrero antes de salir prendí una veladora y pedí un deseo por la salud de mi padre que nunca se cumplió".
Apoyo
Su preocupación al ver las imágenes en la televisión era la misma de Francia y el mundo, a medida que las llamas se extendían sobre ese patrimonio de la humanidad se conocían mensajes de apoyo y solidaridad de todos los rincones del planeta, síntoma del ícono que se iba consumiendo a la vista, impotente.
Entre ellos el del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, o el de la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay, que ofreció su ayuda para la futura reconstrucción de un templo que figura en su lista del Patrimonio Mundial desde 1991.
Un Ave María fue televisado en los alrededores del monumento entonado por los incrédulos testigos del incendio que se agolparon en sitios aledaños a la catedral.
"Vimos cómo cada vez crecían las llamas. Hemos visto caer la aguja. Hemos oído un fuerte estruendo", aseguró Olga Marcos, una turista española que fue entrevistada cerca de la catedral cuando comenzó el fuego.
El rector del templo, monseñor Chauvet, aseguró a los medios de comunicación que se pudieron salvar las principales reliquias, entre ellas la corona de espinas de Cristo.
El tesoro no se vio afectado, pero sí algunos de los mayores retablos, que no pudieron ser salvados.
El manizaleño remata: "Hoy con la conciencia de un hombre que aprendió a valorar cada lugar que visita siento una inmensa pena al ver como tantos años de historia se vuelven ceniza".
* Con información de EFE
En comparación con la catedral de Manizales
La Catedral Basílica Metropolitana Nuestra Señora del Rosario de Manizales tiene su esencia en la catedral de Notre Dame, la diferencia es que la de la capital de Caldas es neogótica, mientras que la de París es gótica. Por generarse del mismo estilo el espacio o vació de ambas es vertical y se proyectan hacia arriba, manejan las bóvedas de crucería, al igual que el rosetón sobre la entrada principal, que es un elemento ornamental. Mientras que la de Manizales tiene 119 metros de altura, la aguja de la de Notre Dame alcanzaba 96 metros. La catedral de la capital de Caldas se quemó en el incendio de
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