Baerbel Wohllenben posa delante de un adorno de huevo de Pascua gigante en el jardín de su casa en Croelp-Loebschuetz (Alemania). La escultura con forma de huevo de cuatro metros de alto está elaborada con 16.000 huevos de plástico pintados de diversos colores. La Pascua para Wohllenben y su familia empezó en marzo cuando comenzaron a decorar su jardín. La familia permite el libre acceso a su jardín para ver la decoración de Pascua hasta el próximo 15 de abril.
Buford, el pueblo más pequeño de EE.UU., con tan solo un habitante censado y situado en el estado de Wyoming (centro oeste), fue vendido ayer en una subasta a dos vietnamitas por 900.000 dólares, nueve veces más que su precio de partida.
La subasta se hizo en el diminuto pueblo, contó con una decena de ofertantes y fue rápida, según recogieron los medios locales de la zona.
En tan solo 15 minutos dos hombres de negocios de Vietnam se adjudicaron la localidad formada por una pequeña tienda, una gasolinera, una casa y una oficina de correos con su propio código postal.
No trascendieron detalles de estos dos hombres de negocios asiáticos, que volaron desde Vietnam al conocer la venta por los medios de comunicación y que se marcharon rápidamente de la subasta, aumentando el misterio sobre qué destino le espera a la localidad.
La directora ejecutiva de la casa de subastas, Pam McKissick, dijo al diario local Casper Star Tribune que "en estos tiempos en que la gente tiene problemas con el precio de la gasolina, está preocupada con la economía y sus puestos de trabajo, Buford parece un sitio mágico del medio oeste donde venir a vivir y controlarlo todo".
Quien estaba detrás de esta venta era el alcalde, Don Sammons, de 61 años, único habitante y propietario de la sola empresa operativa en la localidad.
Su propiedad incluía cuatro hectáreas de terrenos, la vivienda, los cinco buzones postales, material de oficina, una zona de aparcamiento y un poste que da cobertura telefónica.
La pequeña área de servicio, llamada Buford Trading Post, tenía un millar de clientes diarios, especialmente viajeros que pasaban por el estado de Wyoming.
Buford se reivindica también como el pueblo más alto de la carretera interestatal 80, la principal de este a oeste entre las ciudades de Nueva York y San Francisco.
Fundado en 1866, Buford llegó a acoger a 2.000 habitantes, que se dedicaban principalmente a la construcción de la línea férrea.
Los 2.400 metros de altura alejados de zonas con mayor población contribuyeron a la despoblación de este rincón del medio oeste estadounidense.
El único residente del pueblo, Sammons, se trasladó a Buford en 1980 con su esposa e hijo. Compró la localidad en 1990, su esposa murió en 1995 y su hijo abandonó el pueblo en 2007.
Sammons fue espectador de la subasta: "He vivido aquí la mitad de mi vida, espero que se encarguen de manera adulta del pueblo", declaró emocionado.
Gordon Williams, británico de 80 años, dejó aparcado su Mercedes en un parking y se fue tranquilamente a hacer sus diligencias. Un transeúnte pasó al lado del vehículo de Gordon y observó que dentro había un perro que respiraba con dificultad.
El transeúnte decidió llamar a la policía para que salvaran al pobre animal. Los agentes acudieron a la zona rápidamente y rompieron una de las ventanillas del asiento trasero del Mercedes.
Inmediatamente se dieron cuenta de que estaban rescatando a un perro de peluche. El peluche tiene la peculiaridad de simular la respiración de un perro de verdad.
Gordon asegura no estar enfadado por lo ocurrido. "Sé que el peluche es bastante realista y si no estaban seguros de ello, hicieron lo correcto, no queremos más perros que mueran por el calor de un coche" declaró.
La policía sacó un comunicado afirmando que compensaran los daños causados en el coche durante el insólito rescate, valorado en 180$. "La llamada del 26 de marzo se hizo de buena fe por un transeúnte. En este caso los agentes creían que un perro podría estar sufriendo por el calor del día y su vida estaba en riesgo, por lo que consideró que no había otra opción que entrar en el vehículo. Este es un ejemplo perfecto de por qué los conductores tienen que pensar acerca de lo que deja a la vista en su coche, tanto en términos de percepción de otras personas de los objetos y en un intento de disuadir a los ladrones oportunistas".
Gordon agregó que a partir de ahora el peluche se quedará en su casa.
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