
Confían en animales de peluche contra el mal de ojo
Ni medallas, ni escapularios ni cruces de Caravaca. El remedio albanés contra el mal de ojo es mucho más llamativo: ositos, perros, elefantes y hasta monos de peluche que cuelgan de los balcones para proteger a las casas de la envidia.
Esta peculiar forma de protegerse del "syri i keq", como se llama al mal de ojo en albanés, comenzó a usarse hace veinte años, con la caída del régimen comunista.
Como tantos otros pueblos eurasiáticos, los albaneses habían recurrido tradicionalmente al ajo, las herraduras de caballo o los espantapájaros para protegerse de maleficios y hechizos.
Pero durante los 47 años de opresión comunista, el dictador Enver Hoxha convirtió Albania, de población mayoritariamente musulmana, en el primer país ateo del mundo, donde los clérigos fueron fusilados, encarcelados y enviados a campos de trabajo forzado.
Las supersticiones fueron igualmente consideradas retrógradas y eliminadas a la fuerza de las costumbres populares, explicó a Efe la antropóloga Armanda Hysa.
El único vestigio de esos amuletos que se siguió empleando abiertamente fue el "dordoleci", un monigote feo y vestido con harapos que se empleaba para espantar a los pájaros de las huertas y los cultivos.
Tras el cambio de sistema hace 20 años, su misión empezó a pasar de ahuyentar a las aves a proteger del mal de ojo.
Pero su empleo ha ido siendo sustituido por esos peluches hermosos y llamativos que cuelgan ahora de muchas ventanas y tejados para atraer toda la envidia y la energía negativa de la gente.
Algunos son conocidos personajes de cuentos infantiles, pero el amuleto más famoso es el amable osito Teddy, que se encuentra en todos los colores y dimensiones.
Le da miedo de los botones
Louise Francis padece un extraño mal psicológico desde los siete años, cuando participó con sus amigas a un juego que involucraba los botones con situaciones de miedo. Desde entonces sufre Koumpounofobia, fobia a los botones.
Tiene ataques de pánico por el simple hecho de contemplar un botón, aunque ella admite que es un comportamiento irracional, pero que no puede controlar.
"Es posible desarrollar una fobia acerca de casi cualquier cosa, aunque en este caso se trate de algo poco común. Ella fue capaz de identificar el origen de su fobia, por un evento infantil desagradable asociado con botones, es absolutamente típica", explica el Doctor Dawn Harper, especialista en fobias.
"Es fácil burlarse de su fobia, ella misma admite que su comportamiento es irracional, pero los síntomas de pánico son muy reales e incontratables para ella, y ha hecho lo correcto buscando ayuda psicológica", añade el especialista.
En una ocasión sufrió un episodio muy vergonzoso cuando realizaba compras en una tienda, se disponía a pagar y vio que el cajero tenia en la muñeca una pulsera hecha de botones. "Su pulsera se me acercaba cada vez que pasaba mis compras por el scanner, y no podía mantener la calma. Todo el mundo me miraba y me entró el pánico y tuve que salir corriendo sin mis cosas", relataba Louise.
Afortunadamente para ella su hija le esta ayudando de una forma indirecta con una terapia un tanto curiosa y algo cruel. Cada vez que su madre le riñe o le castiga le enseña un tarro lleno de botones, haciendo que huya de pánico. Este hecho le ha obligado enfrentarse a su fobia.
Los senos no le paran de crecer
Ellie Jaycock es una joven estudiante que pasa por un suplicio a causa de una curiosa enfermedad conocida como “Macromastia Juvenil”, el cual provoca que sus senos no paren de crecer. A sus 17 años y con 1.62 de altura sus senos se ven descomunales, y lo peor es que seguirán creciendo. Todo comenzó como a todas las chicas, cuando entró en la pubertad, pero a diferencia de las demás, sus senos aumentan de forma continua. “Mis pechos me están arruinando la vida, la gente es muy cruel y me gritan por la calle. No sé cómo voy a soportar hasta que tenga 21 años”, expresó Jaycock, quien afirma además que sufre continuos dolores de espalda.
La enterraron y a los seis días salió del ataúd
Li Xiufeng de 95 años, fue encontrada en su cama "muerta" por su nieta, aunque en un principio se pensó que estaba dormida, tras multitud de intentos de hacerla despertar vieron que ya no respiraba.
Tras examinarla notaron que su temperatura corporal era normal, pero no respiraba y no presentaba signos vitales, por lo tanto fue dada por muerta. Sus nietos iniciaron los preparativos para el funeral, que según la tradición, el ataúd debe permanecer en casa de la familia unos cuantos días antes del entierro, para que familiares y amistades puedan despedirse.
Una semana después, a falta de un día de ser enterrada, su nieta fue a echar un vistazo dentro del ataúd, pero para su sorpresa el "cadáver" ya no estaba dentro, había desaparecido.
Inmediatamente pidió ayuda a sus vecinos para buscarla por los alrededores del pueblo, hasta que fue encontrada tranquilamente cocinando en la cocina.
“Dormí por mucho tiempo. Después de despertar sentí mucha hambre y vine a cocinar algo para comer. Tuve que empujar mucho la tapa del ataúd antes de poder salir”, explicaba Xiufeng ante el asombro de su familia y amigos.
Los médicos la volvieron examinar y parece ser que la anciana sufrió una muerte artificial, la cual se pierde la respiración, pero manteniendo la temperatura corporal.
Con información de notainsolita.info y de la agencia Efe.
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