EFE | LA PATRIA | KABUL
La noticia de la muerte del supremo líder de los talibanes, el mulá Ómar, supone un duro golpe para la unidad de este grupo insurgente, pone en jaque las conversaciones de paz iniciadas con el Gobierno y deja al movimiento talibán entre la fractura y nuevas aventuras como la del Estado Islámico (EI).
El anuncio hecho el miércoles por el Gobierno afgano de la muerte del líder talibán, confirmada ayer por sus propios seguidores, vino a refrendar una realidad que para muchos hace tiempo era evidente.
El dirigente talibán que no aparecía en público desde que fue sacado del poder en 2001 tras la invasión estadounidense
jugaba un rol importante como símbolo de la unidad para los comandantes talibanes, que han estado luchado contra el Gobierno y el contingente militar internacional presente en el país desde hace 14 años.
Esa unidad, indicaron analistas, no podrá mantenerse ante la inminente lucha interna de poder y el reacomodo de fuerzas y posiciones, lo que supondrá, consideran, la más que segura ruptura entre las diferentes facciones.
El segundo en el mando y jefe militar talibán, el mulá Akhtar Muhammad Mansour, al que se considera cercano a Pakistán y se cree que asumirá el liderazgo talibán, no tiene el respaldo de la familia de Ómar, ni de la oficina de los talibanes en Catar ni del mulá Abdul Qayum Zakir, número tres del grupo insurgente, según dijo un diplomático afgano Ahmad Sayeedi.
Agregó asimismo que el mulá Ómar había sugerido como sucesores al mulá Obaidullah, ya muerto, y al mulá Brother, actualmente bajo arresto domiciliario en Pakistán, por lo que, en su opinión, quien asuma el liderazgo no será aceptado por todos los grupos talibanes.
La insurgencia mantenida durante 14 años también se debilitará tras la muerte de su líder. Algunos de sus comandantes aceptarán las conversaciones de paz que arrancaron este mes con el Gobierno y aquellos que se opongan no tendrán más alternativa que unirse a la versión local del Estado Islámico, indicó el exoficial de inteligencia afgano Javid Kohistani.
En su opinión, este será el último año en que los talibanes muestren todo su poder militar.
Destacado
La muerte del mulá Ómar llegó tras la tan ansiada primera ronda de conversaciones de paz entre los talibanes y el Gobierno, el pasado 7 de julio, y el momento en que se preparaba la segunda, pospuesta a petición talibana ante los últimos acontecimientos.
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