MARTÍ QUINTANA
EFE | LA PATRIA | CIUDAD DE MÉXICO
México refuerza su liderazgo en América Latina tras la confirmación de que será sede de las negociaciones entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana por la crisis que vive el país caribeño.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, confirmó ayer que su país aceptó albergar las negociaciones que buscan desencallar la grave crisis política y social que vive la nación.
Se estima que esta reunión se dará este mismo agosto, aunque el mandatario, del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) evitó dar una fecha e incluso se disculpó por revelar el encuentro.
"Nosotros aceptamos porque lo que buscamos es que haya acuerdos y diálogos entre las partes. (...) Ojalá se logre", remarcó.
Poco después del anuncio, representantes de los cuatro grandes partidos de la oposición de Venezuela dijeron que acudirán al diálogo con el Gobierno en México, que dicen está prevista para comenzar el próximo 13 de agosto, en nombre de la llamada "plataforma unitaria", según informaron fuentes del bloque antichavista.
Los motivos
Maduro afirmó el pasado 22 de julio que aspiraba a que las negociaciones con la oposición empezaran en agosto en México, país que no había confirmado el encuentro hasta ayer, y esperó, "posiblemente", la participación de Estados Unidos.
Señaló entonces como uno de sus objetivos que la oposición renuncie "por escrito y de palabra viva" a la "violencia" y "al llamado al intervencionismo".
El presidente valoró entonces que "las oposiciones" hayan decidido participar en las elecciones regionales y locales de noviembre próximo y lo calificó como "una señal muy poderosa".
"Debemos hacer los esfuerzos para que el proceso de negociación que está por iniciar logre un acuerdo, Venezuela lo necesita. Con condiciones para elecciones libres y justas y garantías para todos", dijo el líder opositor Juan Guaidó en su cuenta de Twitter.
Doctrina Estrada vs. diálogo
El Ejecutivo de López Obrador ha defendido no inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela, y de otras naciones, basándose en los principios de no intervención y de autodeterminación de los pueblos estipulados en la Constitución mexicana y la doctrina Estrada, redactada en la década de 1930.
Por ello, desde su llegada a la presidencia en diciembre del 2018, López Obrador asumió una postura de equidistancia, a menudo criticada por otros países, frente a la crisis venezolana.
México siempre apostó por el diálogo entre las partes incluso cuando Guaidó se autoproclamó presidente encargado a comienzos del 2019, siendo esta la máxima que junto con Uruguay impulsaron desde ese año, y que le valió críticas de Estados Unidos.
Otras naciones como Rusia también han apostado por el diálogo.
Líder regional
Tras dos años desinteresado por la política exterior, López Obrador apuesta ahora por asumir el liderazgo regional de América Latina mientras da la espalda a la Organización de los Estados Americanos (OEA), desprestigiada por la gestión de Luis Almagro.
Prueba de ello fue la reciente reunión en México, que ostenta la presidencia temporal de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
En el encuentro, el Gobierno mexicano propuso despolitizar el organismo y apostar por la cooperación en temas de enorme interés como la lucha contra la pandemia.
En este campo, México y Argentina ya había mostrado liderazgo meses antes con la producción y distribución conjunta de la vacuna anticovid de AstraZeneca, si bien el eje progresista de ambas potencias no ha terminado de cuajar.
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