
EFE | LA PATRIA | MÉXICO
El Senado de México aprobó ayer una reforma energética calificada oficialmente como "transcendental" y que busca terminar con el monopolio del Estado en el sector de hidrocarburos. El proyecto, anunciado en agosto pasado por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, pasa ahora a la Cámara de Diputados, que comenzará a analizarlo en las próximas horas para que el trámite legislativo termine el próximo domingo.
"A partir de esta decisión, México se volverá un referente energético a nivel mundial: aprovecharemos mejor nuestros vastos recursos energéticos, que antes eran técnica y económicamente inviables de explotar", afirmó Peña Nieto. Según el gobernante, la reforma permitirá que "el sector energético impulse el desarrollo industrial y regional del país".
El proyecto fue enriquecido durante el trámite legislativo con aportes del conservador Partido Acción Nacional (PAN). Entre las modificaciones figura la posibilidad de que el Estado firme contratos de producción con empresas privadas, nacionales o extranjeras, algo que venía pidiendo el PAN, que consideraba insuficiente la apertura propuesta por el Gobierno. Este solo planteaba la posibilidad de contratos de utilidad compartida, pero no de producción.
El académico de la Universidad Iberoamericana Jesús Amador Valdés destacó "el mayor nivel de apertura de la industria energética", un proceso en el que ya han entrado países de economías socialistas como Cuba. La reforma puede "contribuir a hacer un mejor uso de los recursos energéticos del país", le dijo a Efe.
Desde que en 1938 se decretó la expropiación petrolera en México, los hidrocarburos han sido explotados por la empresa pública Petróleos Mexicanos (Pemex), una compañía que sufre una gran carencia de inversiones.
A mediano plazo
Los efectos en el sector tardarán en notarse. Faltan por presentarse las leyes secundarias que regularán la reforma energética y, además, pasará bastante tiempo hasta que comiencen a operar empresas privadas en el sector. "Esto va a tardar todavía un rato. Incluso en las leyes secundarias se van a llevar unos 180 días", declaró a Efe el editor de la revista Petróleo y Energía de México, Milton Méndez.
Asimismo, todo ello queda pendiente de la posibilidad de que triunfe una propuesta de la izquierda para someter a consulta popular esta reforma, que podría llevarse a cabo durante las elecciones legislativas del 2015.
La reforma, aunque vista con buenos ojos por los analistas, tiene pendientes algunas asignaturas, como los porcentajes de utilidad que se compartirán con la iniciativa privada y el marco de transparencia que se necesita para las operaciones.
A la espera de mayores definiciones, el escenario favorece más a empresas extranjeras porque en México el sector está monopolizado por Pemex. "Hay empresas estadounidenses listas para entrar", agregó Méndez al referirse al ambiente encontrado en un reciente foro energético celebrado en la ciudad de San Antonio (EE.UU.).
Ya ha quedado claro en el proyecto que Pemex explotará los yacimientos más rentables; y los que se sitúan en aguas ultraprofundas o la explotación de crudo o gas "shale" pueden ser las áreas que intentarán ofrecerse a la iniciativa privada.
Según cálculos de Pemex, México necesita una inversión de 60 mil millones de dólares de promedio anual en los próximos 10 años para desarrollar su potencial de exploración y producción de crudo. La petrolera también requiere otros 40 mil millones de dólares en los próximos cinco o seis años para ampliar su capacidad de refinado, muy restringida ahora y que obliga al país a importar casi la mitad de la gasolina que se consume.
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