
Efe | LA PATRIA | Panamá
Un sonoro cacerolazo estalló ayer en los alrededores del centro de convenciones Atlapa en el momento en que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llegaba al lugar para asistir a la inauguración de la VII Cumbre de las Américas.
La protesta fue realizada por vecinos de al menos siete edificios cercanos al centro de convenciones y se escuchó hasta dentro de las instalaciones del local, que está rodeado por predios residenciales que en algunos casos llegan a tener unos 20 pisos.
Los presidentes de Venezuela y Bolivia, Nicolás Maduro y Evo Morales, respectivamente, asumieron el papel de mandatarios díscolos en las horas previas a la VII cumbre de las Américas, marcada por el tono amable de las diplomacias cubana y estadounidense a la espera del encuentro entre Barack Obama y Raúl Castro.
Maduro dijo venir en "son de paz a Panamá", y hasta ilustró su actitud cogiendo la batuta de la banda que interpretaba el himno de su país a su llegada a Panamá, pero su primer acto oficial fue una ofrenda floral en el monumento a los caídos ubicado en el populoso barrio de El Chorrillo, el epicentro de la destrucción provocada por la invasión de EE.UU. a Panamá en 1989 para derrocar al dictador ahora encarcelado Manuel Antonio Noriega.
La delegación venezolana recogió unas 2.000 firmas en El Chorrillo contra el decreto de Obama que declara a Venezuela una "amenaza" para EE.UU., lo que para algunos es un preludio de invasión, mientras Maduro saludaba a los vecinos.
Condena política
Casi al mismo tiempo que el presidente Obama visitaba las instalaciones del Canal, Maduro aseguró que reclamará al mandatario de EE.UU. que pida perdón a las víctimas y las indemnice por la invasión, que, a su juicio, fue "una masacre".
Previamente, la diplomacia venezolana intentó imponer en el preámbulo de la declaración conjunta de los mandatarios reunidos en Panamá una condena a la política estadounidense hacia su país.
Maduro tuvo sin embargo en el presidente boliviano un duro contrincante en el rol de protagonista crítico de la Cumbre. Evo Morales, endureció su discurso con EE.UU., al afirmar que "quiere derrocar a Maduro por decreto" para extender su acusación a todo el continente al argumentar que intenta derrocar a los gobiernos por la vía económica.
El presidente boliviano, que llegó a Panamá vía Caracas, se arrogó el papel de portavoz de la paralela "Cumbre de los pueblos", cuyas conclusiones de comprometió a trasladar al encuentro de los jefes de Estado americanos.
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