EFE | LA PATRIA | PARÍS
Emmanuel Macron y Marine Le Pen repiten en la segunda vuelta su duelo del 2017 pero en condiciones totalmente distintas. Ambos están mucho más próximos en las encuestas y el presidente saliente tendrá que sudar para lograr la reelección.
Los sondeos de intención de voto divulgados hasta ahora coinciden en una victoria de Macron el 24 de abril, pero por un margen mucho más estrecho que el contundente 66,1-33,9% del 2017. Ahora, la reelección del presidente sería por una diferencia de entre 2 y 8 puntos porcentuales, según cuatro institutos demoscópicos.
"Hay que salir a buscar la victoria, nada está decidido", reconoció el portavoz del Gobierno, Gabriel Attal, en unas declaraciones radiofónicas ayer.
Tras conocer los resultados, los candidatos del arco político que va desde la derecha moderada hasta el comunismo hicieron llamamientos a votar a Macron, o al menos para no votar por Le Pen.
Se trata de una nueva edición del llamado "frente republicano", como se llama en Francia al cordón sanitario para evitar que la ultraderecha llegue al poder en cualquier nivel de gobierno.
La politóloga Christèle Lagier, experta en elecciones y extrema derecha de la Universidad de Aviñón, cree "muy probable" que en la segunda vuelta aumente la abstención, sobre todo entre los electores "decepcionados" de la izquierda.
El hundimiento de las dos grandes formaciones tradicionales de centroderecha (Los Republicanos) y centroizquierda (Partido Socialista) hace que los dos aspirantes al Elíseo tengan que buscar votos entre electores más radicalizados o en la abstención, que fue la segunda más alta en una primera vuelta.
Lagier considera "bastante complicado" que Le Pen pueda movilizar un número importante de nuevos votos, algo que solo podría hacer -y lo intuye "muy improbable"- entre los abstencionistas y en la parte "más volátil" del electorado del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que quedó en tercer lugar.
Los resultados del pasado domingo muestran que Le Pen fue la más votada en 20.484 poblaciones, por las 11.788 de Macron, mientras que Mélenchon logró 2.970.
Esto confirma la posición dominante de Le Pen entre las clases populares de pequeñas poblaciones, que se sienten desatendidas por el Gobierno y alejadas de los beneficios de la globalización.
En cambio, las ciudades medianas y grandes han estado dominadas claramente por Macron y Mélenchon.
Según Lagier, los votantes de Le Pen ven con "relativa distancia" los vínculos de su candidata con el presidente ruso, Vladímir Putin, y el préstamo que su partido recibió hace algunos años de bancos rusos, por lo que no le parece que este asunto será un factor para la segunda vuelta.
La primera vuelta ha puesto en evidencia, además, la progresión del electorado de extrema derecha, que suma ya casi un tercio (un 32%) en tres candidaturas, con un claro dominio en la regiones del norte, centro, este y sureste del país.
Para Lagier, la extrema derecha tiene un techo, pero su nivel depende de que las demás fuerzas políticas ofrezcan "alternativas creíbles" y no retomen en los términos de las ultras cuestiones como la inmigración y la seguridad.
Las presidenciales barren a los partidos tradicionales
La derecha tradicional y el Partido Socialista desaparecieron de la primera línea del mapa político francés en la primera vuelta de las presidenciales francesas, en las que sus respectivas candidatas Valérie Pécresse y Anne Hidalgo, ambas surgidas de París, firmaron los peores resultados de su historia.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015