HUGO SÁNCHEZ
EFE | LA PATRIA | SAN SALVADOR
Miles de salvadoreños cumplieron ayer su sueño de venerar por primera vez como santo a monseñor Óscar Arnulfo Romero, conocido como "la voz de los sin voz", tras la ceremonia de canonización.
Los feligreses congregados desde la noche del sábado a la intemperie en el frontispicio de la Catedral Metropolitana en San Salvador aguardaron la bendición final del papa Francisco para hacer una pequeña peregrinación hasta la tumba del nuevo santo.
Los "romeristas", que estuvieron hasta la madrugada de ayer dedicando ovaciones y cantando a San Romero de América, pasaron uno a uno frente al mausoleo en la cripta de la catedral, un lugar que antes visitaron personalidades como Juan Pablo II y el expresidente de Estados Unidos Barack Obama.
En los breves segundos que tuvieron para estar frente a los restos del primer santo salvadoreño, los feligreses oraron, se persignaron y veneraron a san Óscar Arnulfo Romero.
Los salvadoreños, que desde el asesinato de Romero el 24 de marzo de 1980 a manos de un francotirador lo declararon santo, tuvieron que esperar 38 años para que el Vaticano oficializara su anhelo tras un proceso complicado por las voces contrarias al arzobispo, venidas incluso desde dentro de la Iglesia.
"Ahora no es monseñor, es el santo Romero", repetía una y otra vez una canción en los altavoces colocados frente a la Catedral Metropolitana, donde los fieles católicos de El Salvador y de otros países de Centroamérica presenciaron la ceremonia en pantallas gigantes.
La alegría y las lágrimas se desbordaron en el momento de la proclamación de la santidad de Romero y personas, sobre todo las de mayor edad, se fundieron en abrazos, mientras que en los altavoces se recordaba a los "ejecutados, desaparecidos y torturados por el régimen" antes y durante la guerra civil (1980-1992).
También repicaron las campanas de la catedral y de los demás templos del país, como lo pidió el arzobispo, José Luis Escobar, a los párrocos.
Pero la alegría también se sintió en la capilla del hospital de cáncer Divina Providencia de San Salvador, donde fue asesinado Romero y donde en las últimas horas se congregaron cientos de personas para celebrar.
Los mismo ocurrió en Ciudad Barrios, municipio natal de Romero, donde los fieles católicos recorrieron las calles cantando y danzando e incluso portando antorchas.
El ya conocido como San Romero de América fue canonizado en una ceremonia en la que también Francisco elevó a los altares a otros seis beatos, entre ellos el papa Pablo VI y la monja nacida en España Nazaria Ignacia March, que realizó toda su labor en Bolivia.
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