EFE | LA PATRIA | MOSCÚ
Medio millón de personas llegadas de todos los rincones de la antigua Unión Soviética, incluido el líder ruso, Vladímir Putin, se sumaron hoy a una multitudinaria marcha para honrar a los combatientes contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, ocurrida hace 70 años.
"Soy muy feliz, ya que mi padre está conmigo, pues tengo su retrato en mis manos, y cientos de soldados pueden acudir hoy a la Plaza Roja, aunque sea en fotos de la mano de sus familiares", aseguró Putin, que encabezaba el llamado Regimiento inmortal.
En su mayoría rusos, pero también ucranianos, uzbekos, caucásicos, siberianos, bielorrusos o moldavos recorrieron las calles de Moscú con las fotos de sus padres, abuelos o bisabuelos, muchos de los cuales murieron en las trincheras.
Otros resultaron heridos y algunos incluso llegaron al mismísimo Berlín y participaron en la toma del Reichstag, cruento episodio que precipitó la capitulación de la Alemania nazi en mayo de 1945.
Esta iniciativa, surgida al margen del Kremlin, intentó evitar que Putin se apropiara completamente de una fiesta popular en la que varios millones de personas salen a las calles para celebrar la victoria lograda a sangre y fuego por sus antepasados.
"El valor de esta acción es que no nació en los despachos, sino en los corazones de nuestras gentes", señaló el líder ruso.
Putin no quiso ser menos y, una vez que la columna del Regimiento arribó al corazón de la capital de Rusia, se les unió todo orgulloso con la foto de su padre para marchar por la Plaza Roja.
El padre de Putin, Vladímir, al que describió como "un soldado de a pie", fue herido cuando el Ejército Rojo intentaba romper el cerco de Leningrado, según reconoció recientemente el propio líder ruso en un artículo.
"Mi padre me contó que allí lo hirieron. La herida fue grave. Todo la vida vivió con metralla en la pierna. (...) Gracias a Dios, le conservaron la pierna. Se la podían haber amputado. Le tocó un buen médico", relató.
Mientras, los veteranos dieron brillo a sus medallas y órdenes y acudieron a la marcha o a los parques para recibir flores como reconocimiento por su heroísmo, una tradición muy arraigada en este país.
El alto el fuego en Ucrania entre las tropas ucranianas y los separatistas prorrusos permitió a varias familias de la región rebelde de Donetsk viajar a Moscú para participar en la marcha, aunque el bastión separatista celebró ayer su propio desfile militar.
Tradición
Cientos de miles de personas se congregaron en lugares estratégicos de la ciudad para ver pasar a los misiles intercontinentales y tanques que desfilaron por la Plaza Roja y ver surcar los cielos de Moscú a los cazas y bombarderos.
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