El Universal
El desabastecimiento de los productos de primera necesidad se agudiza y es palpable en las restricciones en las ventas que han impuesto los comercios.
Desde hace meses la oferta de artículos de cuidado personal luce insuficiente. En los anaqueles se observa una o dos marcas por artículo, y en un intento por cubrir el faltante llenan los estantes con un sólo producto.
En las cadenas de farmacias comenzaron a fijar límites en las ventas de productos. En rubros como jabón de baño, champú, acondicionador, crema dental, toallas sanitarias, afeitadoras, pañales desechables, papel higiénico, incluso acetona, permiten comprar sólo dos unidades por persona.
Esta cantidad podrá aumentar o disminuir dependiendo de las cantidades que reciban los establecimientos.
Los empleados recomiendan a los consumidores llegar a primera hora en la mañana para que puedan comprar “lo que llegue a la tienda”, en vista de que las cantidades son limitadas y se agotan en poco tiempo.
Controlan la demanda
El abastecimiento de medicamentos también es deficitario. Para controlar la demanda, las cadenas de farmacias también están limitando a dos unidades por persona algunos productos.
En caso de que los tratamientos médicos requieran una cantidad superior a la permitida, venden lo que se necesita de acuerdo con los días señalados en la receta.
Desde abril del 2012, el Banco Central reporta que hay escasez tanto en los productos de cuidado personal como en los artículos de limpieza del hogar, cuyas ventas también están restringidas.
El desabastecimiento en estos productos se origina en la regulación de precios que tienen más de dos años sin revisión, y en las limitaciones en la liquidación de divisas a las empresas para que puedan importar las materias primas y los insumos para fabricarlos.
El retraso en la liquidación de divisas en promedio es de 280 días, y la deuda estimada al sector químico, donde están incluidas las empresas que fabrican artículos de cuidado personal y productos de limpieza, es de 650 millones de dólares.
En un intento por frenar el desabastecimiento en estos productos, el Gobierno importó vía aérea algunos productos de esas categorías en el último trimestre del 2013. Poco efecto tuvo sobre el mercado pues la demanda crece a ritmo acelerado por el nerviosismo del consumidor que no consigue con regularidad los bienes básicos que necesita.
Conducta aprendida
Los venezolanos tienen más de un año aceptando las cantidades que los comercios deciden vender.
En alimentos es una constante en los rubros que conforman la canasta básica. En general los supermercados permiten comprar, por persona, máximo cuatro kilos de harina precocida de maíz, hasta seis kilos de arroz, dos de azúcar y dos de leche en polvo.
Esa norma se ha extendido hacia rubros igual de prioritarios como el pollo, la carne -en los mercados libres venden máximo cinco kilos por persona-, el queso, las servilletas, el papel absorbente, el lavaplatos, y muchos otros productos.
Para comprar los rubros básicos los venezolanos se someten a largas horas de colas, muchas veces en condiciones que no son las más óptimas. En algunos comercios, además, se les exige que paguen en efectivo o no les dan bolsas plásticas.
Las cifras de inflación y escasez, correspondientes a febrero, no han sido difundidas por el Banco Central. Las últimas estadísticas revelaron una escasez general de 28% en enero y 26,2% en alimentos. La inflación anualizada fue 56,3%.
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