A pesar de que el horizonte en el noreste de Japón está más despejado, la herida que el tsunami dejó en las comunidades de desplazados es muy profunda y las mujeres se han convertido en uno de los motores de la recuperación psicológica.
A unos 15 minutos por carretera de la ciudad de Ishinomaki, un municipio afectado por el desastre, está el Tomorrow Business Town, una zona pensada para albergar tejido empresarial y donde ahora se levanta un complejo de casas temporales para evacuados de la región nororiental de Tohoku.
En este área, frente a un gigantesco solar con montañas de automóviles destrozados cubiertas por lonas opacas, se construyeron 7.300 pequeños barracones numerados que forman decenas de callejuelas repletas de ropa tendida y por las que los niños corretean para matar el tiempo.
En el centro se yergue un edificio comunitario en el que organizaciones como Ishinomaki Revival Suport llevan a cabo iniciativas para intentar recuperar anímicamente a los miles de desplazados.
"En el complejo no existe la idea de comunidad. El principal problema es psicológico y, aunque han mejorado su situación, todo es muy duro", sobre todo para los hombres, mucho más cerrados, destacó a Efe Keita Watanabe, secretario general de la ONG.
La falta de trabajo y el aislamiento dan lugar a "muchos casos de alcoholismo", especialmente en hombres mayores, e incremento de la agresividad, hasta el punto de haberse registrado casos de violencia doméstica y suicidios, detalló Watanabe.
Para reducir el estrés, la organización puso en marcha actividades culturales, talleres y hasta un huerto para intentar dinamizar al segmento más aislado, los hombres.
"Ellos son más difíciles, no socializan. Nosotras hablamos más, nos hemos hecho más fuertes, aunque pienso que lo que hacemos es tirar para adelante", señaló a Efe Reiko Chiba, una evacuada de 70 años que vive en estas casas temporales desde agosto y cuyos ojos brillan tras el cristal de sus gafas al recordar la tragedia.
A ella el tsunami le tocó en casa con su marido: "Iba a coger la cartera y el teléfono móvil del piso de arriba cuando empecé a ver el agua negra inundar la planta baja".
"Hemos sido muy afortunados por haber sido agraciados con una casa temporal. Aunque mi marido se queda siempre en casa. Sé que si no sale va a sufrir mucho", añadió Chiba, que esa tarde de marzo lo perdió todo, incluida la maquinaria y los cultivos de arroz que les sustentaban.
Ahora Chiba colabora en el proyecto de comercio justo nipón East Loop, en el que junto con otras evacuadas tejen artesanalmente broches que venden en tiendas de todo Japón para sentirse ocupadas, mirar hacia adelante y tener un pequeño ingreso adicional.
La tragedia
Hasta ahora, estas mujeres han vendido 12.000 broches que les han reportado más de 6,5 millones de yenes (unos 80.000 dólares).
A una de sus compañeras, Takiko Takeda, el tsunami le atrapó a punto de comenzar los ritos fúnebres de su cuñado y apenas tuvo tiempo para volver a meter el féretro en el automóvil y huir, antes de que la riada les alcanzara y zarandeara hasta terminar empotrados dentro de una casa vacía.
Su marido y ella pudieron alcanzar el piso superior de la vivienda, mientras los restos mortales que iban a honrar se perdían en las aguas negras del tsunami. Al margen de su casa, perdieron un negocio de procesamiento de pescado valorado en un millón de dólares.
En Ishinomaki, segunda ciudad de la provincia de Miyagi con unos 165.000 habitantes, 3.735 perdieron la vida o desaparecieron el 11 de marzo por el desastre, que en total causó casi 20.000 muertos y 470.000 evacuados, de los que solo 135.000 han podido regresar a sus casas.
Al margen de las casas temporales han habido otras fórmulas para reubicar a la población afectada, como el proyecto "K-engine" de la Universidad tokiota de Kogakuin para la construcción de viviendas permanentes.
Sasaki, pescador local, fue de los primeros en entrar en este tipo de viviendas, construidas en un mirador alto cerca del puerto, pero fuera de peligro: "Estamos muy felices por empezar de nuevo. Además antes estábamos muy cerca del mar, y aquí en la colina tenemos sensación de mayor seguridad", afirma.
Fukuhisma retoma la búsqueda de desaparecidos
Unos 580 efectivos de policía, bomberos y pescadores de Fukushima iniciaron ayer una operación especial de dos días para buscar los restos de cerca de 200 personas que, casi un año después del tsunami del 11 de marzo del año pasado, aún continúan sin localizar en esta provincia de Japón.
Un total de 350 agentes de policía y 230 miembros del cuerpo de bomberos y de cooperativas locales de pescadores recorrerán hasta mañana tanto zonas costeras como dentro del área de evacuación por alta radiación en torno a la maltrecha central de Fukushima Daiichi.
El contingente buscará a los desaparecidos en zonas de maleza y ríos, con barcos y cámaras subacuáticas, y también dentro de la zona de exclusión de 20 kilómetros que rodea la planta, informó la agencia local Kyodo.
Según los últimos datos actualizados por la Policía, en total la tragedia dejó 15.854 muertos y 3.271 desaparecidos en las provincias de Miyagi, Fukushima y Iwate, las tres más afectadas y donde todavía hay más de 300.000 desplazados.
De ellos, cerca de 80.000 son residentes que tuvieron que abandonar la zona de exclusión en torno a la central a causa de la elevada radiactividad, sin que por el momento se conozca cuándo podrán regresar.
El próximo domingo se cumple el primer aniversario de la tragedia, que dio lugar a la peor crisis nuclear de los últimos 25 años en la planta de Fukushima, cuyas emisiones radiactivas han afectado además gravemente a la agricultura, la ganadería y la pesca local.
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