
Mijaíl Kaláshnikov, padre del legendario fusil AK-47, arma que aparece en banderas y escudos de varios Estados, fue una de aquellas personas que aún vivo se convirtió en leyenda no solo en su país, sino en el mundo entero.
Nació el 10 de noviembre de 1919 en un pequeño pueblo llamado Kurya de la región siberiana de Altái, en una familia de campesinos.
En 1930 la familia de los Kaláshnikov fue deportada a la región de Tomsk por ser "kuláks", término despectivo que se aplicaba a los campesinos de la URSS considerados opositores a los valores de los bolcheviques, en particular, a la "colectivización" forzosa.
En 1936 Mijaíl regresó a su tierra natal tras terminar la primaria y empezó a trabajar en una planta de maquinaria, y después en una estación ferroviaria.
En 1938 Kaláshnikov empezó su servicio militar obligatorio en el Ejército soviético que aprovechó para ingresar en una escuela de ingenieros mecánicos y conductores de tanques.
Es allí donde se dedicó a sus primeros inventos, como el contador de disparos del tanque, una bocacha para la pistola TT para disparar desde el interior de la torre del carro blindado y un dispositivo para controlar el recurso técnico de los motores de tanques.
En la Guerra
En 1941, año del inicio de la Gran Guerra Patria, como es conocida la Segunda Guerra Mundial en Rusia, fue llamado a filas del Ejercito Rojo y en octubre resultó gravemente herido en una batalla.
Con el grado de sargento elaboró durante unas vacaciones su primera pistola ametralladora y una carabina semiautomática, armas que entonces no llegaron a fabricarse en serie por el alto costo de su producción.
En 1945, Kaláshnikov participó en un concurso para la elaboración de un fusil que pueda disparar con un cartucho del año 1943, y entonces nació el famoso AK-47 (acrónimo de Avtomat Kaláshnikova, modelo 1947) que en 1947 es oficialmente "recomendado" como arma reglamentaria en el Ejército.
Dos años después, arrancó en la planta de la ciudad de Izhevsk la fabricación en serie de lo que se convertiría en el fusil número uno en el mundo, y ese mismo año Kaláshnikov empezó su trayectoria profesional relacionada hasta el fin de sus días con esa planta.
Precisamente en la planta de Izhevsk nació el AKM, sucesor de la serie AK, el AKMS con culata plegable, los AK-74, AKS-74U y AK-74M, los últimos tres con un nuevo calibre de 5,45 milímetros en vez de los anteriores 7,62.
A principios de los años 60, Kaláshnikov inventó el fusil semiautomático "Saigá", que se labró gran fama en la Unión Soviética.
Logros
En 1994, el principal diseñador en la planta, conocida ya como "Izhmash", fue ascendido a mayor general y le concedieron la Orden de servicios distinguidos a la Patria.
La marca Kaláshnikov solo fue registrada en la Oficina Internacional de Patentes de Suiza en 1998, y su inventor nunca sacó beneficio económico de su creación.
En octubre de 2004, el presidente ruso, Vladímir Putin, condecoró a Kaláshnikov con la Orden al Mérito Militar.
Además de decenas de órdenes y medallas en su país, el padre del AK-47 fue también condecorado en 2006 con la Orden Estrella de Carabobo de Venezuela por el presidente Hugo Chávez.
En noviembre de 2011, el entonces presidente ruso, Dmitri Medvédev, concedió la orden de Héroe de Rusia, la distinción más alta del país, a Mijaíl Kaláshnikov, cuyo fusil describió como "uno de los mejores productos nacionales".
A finales de octubre de 2012, Kaláshnikov escribió una carta al presidente ruso, Vladímir Putin, para denunciar la mala gestión de la fábrica en la que trabajaba por parte de su actual directiva.
Debido a su delicado estado de salud, sus hijos dejaron de mantenerlo al tanto de la situación en la fábrica, como cuando el Ejército ruso anunció en 2011 que dejaría de comprar fusiles Kaláshnikov por excesos de existencias en sus arsenales.
Uno de los veteranos más legendarios de la Gran Guerra Patria, Kaláshnikov expresó en 2012 su deseo de celebrar en Berlín el 70 aniversario de la victoria sobre la Alemania nazi.
"Reconozco que sueño (...) con visitar Berlín en 2015 y tocar las murallas del Reichstag, a las que no conseguí llegar en el victorioso 1945 por una herida, cuando era sargento tanquista. Si Dios lo permite, cumpliré ese sueño", dijo.
Murió ayer en un hospital de la república rusa de Udmurtia donde fue ingresado por numerosos problemas de salud, sin haber cumplido este sueño.
El más popular
El fusil AK-47 es considerado el arma de asalto más popular del siglo XX.
El primer AK-47 fue registrado oficialmente en 1947 y comenzó a ser empleado por los soldados del Ejército soviético dos años más tarde.
Con el tiempo, su fiabilidad hizo que fuese adoptada por multitud de ejércitos y grupos de insurgentes del mundo. Ganó adeptos en la Guerra Fría y se popularizó con los movimientos de liberación de los 60 y 70.
El fusil automático AK-47, que ha conocido distintas variantes, cuenta con una munición específica (calibre 7,62mm) y es capaz de cargar hasta 30 balas, lo que le hace muy operativo.
Compacto y algo pesado, es muy efectivo por su fiabilidad, bajo precio de construcción y fácil mantenimiento.
En cambio, entre sus desventajas, se halla su poca precisión en distancias medias y largas.
Su inventor aseguró que ideó el arma a principios de los cuarenta del pasado siglo mientras estaba herido en un hospital tras la invasión nazi de la URSS, en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
Tras ser asumida por el Ejército soviético, el AK-47 se convirtió con el paso de los años en la herramienta de combate más popular.
Sirvió como fusil de asalto de muchos ejércitos de liberación y grupos guerrilleros.
En el imaginario popular pervive la fotografía de un AK-47 empuñado por un brazo de un soldado.
La emplearon muchos grupos insurgentes e incluso el terrorista y fundador de la red Al Qaeda Osama Ben Laden solía aparecer con uno de estos fusiles a su lado.
Fue utilizado en la guerra de Vietnam, en las guerras de África y América y más recientemente, en Siria.
Es tal su popularidad que hasta Mozambique la introdujo entre sus símbolos nacionales, al formar parte del escudo del país.
Como icono, el AK-47 también ha tenido su espacio en el cine, los cómics y los vídeojuegos de contenido bélico.
Curiosamente, Kalashnikov, que siempre quiso construir maquinaria agrícola, al final de sus días se arrepintió de ser el inventor de un arma que cuesta la vida a decenas de miles de personas cada año.
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