EDWIN ÁLVAREZ TORO
LA PATRIA | MANIZALES
Hospitales con pocas camas y sin rayos X, recorridos por río de seis horas a tres días para ir a un centro de salud, cuerpos tirados en las calles tapados con una sábana son algunas de las imágenes que se viven en Guayaquil e Iquitos (Ecuador), Manaos (Brasil) y Tijuana (México).
En estos lugares, que no son los más grandes de sus países, pero sí el epicentro de la pandemia, los sistemas sanitarios y funerarios han colapsado, o están a punto de hacerlo. Esto por la forma descontrolada como avanza la enfermedad, que ya deja más de 125 mil casos y de 6 mil muertos en la región, según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En las calles
"Guayaquil ha vivido una de las tragedias más grandes de la historia", dijo el viernes Cynthia Viteri, la alcaldesa de una población que condensa buena parte de los dramas del coronavirus en Latinoamérica.
La segunda ciudad en importancia de Ecuador pasó de ser el centro económico del país a escenario de una situación dantesca: gente sacando de sus hogares cadáveres y dejándolos en las calles con una sábana encima, personas emprendiendo durante semanas búsquedas desesperadas de sus familiares en las morgues, y después soportando una espera de hasta cuatro días para enterrarlos.
A todo esto se le suma que con el paso de los días es palpable el desacato en las calles a las órdenes de confinamiento y, por ejemplo, el lunes y martes pasados se veían largas filas de vehículos en el principal puente de ingreso a la ciudad, como si fuera un día laboral normal.
"Es muy preocupante y peligroso el aumento de movilidad. En la última semana el incremento en Guayaquil es de 17,7 %. Si bajamos la guardia se perderán vidas", escribió en Twitter el presidente Lenín Moreno.
Las fosas son la solución
En Manaos, la emergencia afecta tanto a los vivos como a los muertos. Los hospitales están colapsados y los ataúdes ya no caben en su mayor cementerio, por lo que los cuerpos van ahora a intentar descansar en fosas comunes. De un promedio de 20 a 35 entierros diarios se ha pasado a casi 100.
El desamparo en la Amazonía
Unos 700 contagiados y 23 muertos. Aunque la región de Loreto ocupa el cuarto lugar en Perú, son unos números que en la coyuntura actual de la pandemia no parecen catastróficos, pero que ya causaron que la morgue del hospital provincial, en el corazón amazónico, excediera su capacidad y no pueda recibir más cadáveres, mientras que los que están permanecen apilados dentro de bolsas negras de basura.
Iquitos, la mayor ciudad de la Amazonía en Perú, es la que concentra la mayoría de los problemas de la región, en la que medidas de contención como cuarentenas o uso de mascarillas son prácticamente inexistentes y que además incluye a las comunidades indígenas a su alrededor, que viven alejadas de los hospitales y centros de salud.
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