La ONU pactó hoy acelerar durante los próximos cinco años la lucha contra el sida para poder terminar con la epidemia para 2030 y llamó a acabar con la discriminación que sufren muchos de los grupos más vulnerables a la enfermedad.
Lo hizo en la primera jornada de una conferencia internacional, en la que pese a lograr pactar un documento con nuevas medidas y objetivos, volvió a quedar clara la fractura que provoca entre los Estados miembros toda discusión sobre colectivos como los homosexuales o los transexuales.
El texto acordado por los 193 países respalda una estrategia con la que la organización quiere redoblar de aquí a 2020 las inversiones y las actividades contra el sida.
"La acciones ahora podrían evitar unos 17,6 millones de nuevas infecciones y 11 millones de muertes prematuras entre 2016 y 2030", dijo el secretario general, Ban Ki-moon, en la apertura de la conferencia.
Según la ONU, durante los próximos cinco años existe una "ventana de oportunidad para cambiar radicalmente la trayectoria de la epidemia y poner fin al sida para siempre".
Para ello, la declaración aprobada hoy incluye objetivos intermedios como reducir el número de nuevas infecciones de unos 2,1 millones en 2015 a menos de 500.000 en 2020 o rebajar las muertes relacionadas con el sida de 1,1 millones a menos de 500.000 en ese mismo plazo.
La meta final, incluida en los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados el pasado año, es acabar con la epidemia para 2030, algo que se considera factible gracias a los importantes avances de los últimos años.
El otro pilar de esta estrategia a cinco años vista es erradicar la discriminación en todo lo relacionado con el VIH, un área en el que muchos países siguen poniendo trabas.
"Esto quiere decir no dejar a nadie atrás y eliminar leyes, políticas y prácticas punitivas que violan la dignidad de la gente y los derechos humanos", dijo Ban.
"Quiere decir que cualquier persona afectada debe tener acceso a servicios de VIH completos, sin discriminación: jóvenes, migrantes, mujeres y niñas, trabajadores sexuales, hombres que practican sexo con hombres, personas que se inyectan drogas, transexuales y presos", enumeró el diplomático surcoreano.
En ese sentido, el director ejecutivo de Onusida, Michel Sidibé, recordó que es "imposible" apoyar ante la enfermedad a aquellas personas que son "estigmatizadas" y "discriminadas".
"La intolerancia y el miedo no hacen más que extender el virus", dijo Ndada Mandela, nieto del que fuera presidente surafricano, que urgió a los 35 países que no permiten a extranjeros con el VIH entrar en su territorio a poner fin a esas políticas.
"Estoy aquí para pedirles que aseguren que los cientos de millones de personas en riesgo diario (...) puedan levantarse cada día con buena salud, bienestar y dignidad", dijo Mandela, apuntando a colectivos como los LGBT, la gente que usa drogas, los trabajadores sexuales o aquellos que viven con el virus.
Para numerosas organizaciones y activistas que trabajan contra el sida, la declaración aprobada hoy se queda corta en todo lo relativo a estos llamados "grupos clave".
La francesa Coalition Plus, por ejemplo, lamentó la poca presencia de referencias a estos colectivos en el texto cuando, por ejemplo, los hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres están 200 veces más expuestos al VIH que la población general.
Sidibé, en declaraciones a periodistas, reconoció que cualquier mención relacionada con la sexualidad resulta "muy compleja" dados muchos factores culturales que afectan al debate, pero se mostró orgulloso de haber logrado una declaración en la que por lo menos se apunta al problema de la discriminación.
"Hemos logrado muchos cambios. Recuerdo que hace sólo unos años no podíamos hablar de hombres que tienen sexo con hombres", apuntó el responsable de la ONU.
El problema de la discriminación, sin embargo, se ha hecho evidente precisamente en la reunión que se celebra hasta este viernes en la sede de la ONU, pues varios países musulmanes y naciones como Rusia han vetado la participación de algunas organizaciones de homosexuales, transexuales o usuarios de drogas.
El presidente de la Asamblea General, el danés Mogens Lykketoft, explicó hoy que su oficina trató de negociar con esos Estados y logró reducir el número de grupos excluidos, mientras que algunos pudieron integrarse en las delegaciones nacionales de ciertos países.
"Las puertas de Naciones Unidas deben estar abiertas para todos", defendió Sidibé.
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