EFE | LA PATRIA | Naciones Unidas
La enviada de la ONU para Afganistán, Deborah Lyons, exigió este viernes a los talibanes que detengan sus ataques contra ciudades y pidió a las potencias del Consejo de Seguridad que emitan un mensaje “sin ambigüedades” en esa línea.
Lyons, en un discurso por videoconferencia ante el Consejo, defendió la necesidad de actuar para evitar que Afganistán se convierta en una “catástrofe” que podría tener “pocos o ningún equivalente en este siglo”.
“Creo que el Consejo de Seguridad y la comunidad internacional de forma más amplia pueden ayudar a evitar los peores escenarios, pero ello requerirá actuar con unidad y actuar rápidamente”, subrayó la diplomática.
Lyons aseguró que la ofensiva lanzada por los insurgentes contra varias capitales provinciales está creando “un nuevo tipo de guerra”, que recuerda a lo vivido en el pasado en Siria o en Sarajevo.
“Atacar zonas urbanas es causar a sabiendas un enorme daño y bajas masivas de civiles. Pese a ello, la amenaza sobre grandes áreas urbanas parece ser una decisión estratégica de los talibanes, que han aceptado la matanza que seguirá”, señaló.
Como ejemplo más dramático, destacó la situación en la ciudad meridional de Lashkargah, asediada por los talibanes y donde el Gobierno ha lanzado una contraofensiva esta semana.
Según Lyons, desde el 28 de julio al menos 104 civiles han sido asesinados y 403 han resultado heridos, en su mayoría consecuencia de ataques terrestres y aéreos, con importantes bajas también en otras ciudades del país escenario de combates.
Además, denunció las informaciones de abusos de los derechos humanos en zonas bajo control talibán, con ejecuciones, restricciones a los medios de comunicación y una gran preocupación entre las mujeres por las consecuencias que la vuelta del régimen que impusieron durante años puede tener.
La representante de Naciones Unidas lamentó el bloqueo de las negociaciones entre los insurgentes y el Gobierno y puso en duda la voluntad de los talibanes de lograr verdaderos avances.
“Hoy me he centrado en la guerra contra las ciudades porque una parte que estuviese realmente comprometida con un arreglo negociado no arriesgaría tanta destrucción de infraestructuras. (...) Tampoco se arriesgaría a tantas bajas civiles porque entendería que el proceso de reconciliación será más difícil si se derrama más sangre”, señaló.
Pese a ello, Lyons defendió que las reuniones previstas para la próxima semana en Doha ofrecen una oportunidad para detener el conflicto y pidió a las potencias del Consejo que hagan todo lo posible para que tengan éxito.
En ese sentido, pidió que se considere la posibilidad de dotar a Naciones Unidas de un mandato que le permita mediar en las conversaciones y que las potencias permanentes del Consejo propongan cada una a un experto para participar en los esfuerzos de mediación.
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