Saud Abú Ramadán
Efe | LA PATRIA | Gaza
Hace 67 años se inició el exilio de la familia palestina Bayaa, huida de Acre -hoy en el norte de Israel- en 1948 con la Nakba (Catástrofe, como se refieren los árabes a la creación de Israel) y que padece hoy un nuevo desplazamiento tras huir de la violencia en Siria para instalarse en la Franja de Gaza.
Hasán Bayaa nació en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk (cerca de Damasco) cinco años después de que su familia huyese de la Palestina del Mandato Británico tras la declaración del Estado de Israel y la violencia que siguió.
La historia de huida y exilio que protagonizaron sus padres la repitió él mismo hace dos años, con su precipitada salida de Siria para huir de nuevo de la violencia y su desplazamiento a Gaza, donde trata de levantar un nuevo hogar temporal.
Obligados a desplazarse
Buena parte de sus vecinos de Yarmuk se han visto obligados a desplazarse en los últimos años, especialmente en las últimas semanas, después de que el grupo extremista Estado Islámico (EI) se hiciese con el control de ese campo de refugiados.
Hace dos años, Bayaa escapó a Egipto, desde donde logró entrar a Gaza para instarse nuevamente en un campo de refugiados, el de Rafah, en el sur de la franja palestina.
"Nací en Al Yarmuk después de que mi familia abandonase Acre, en el norte de Palestina. Nunca he estado allí y espero algún día poder volver", señala a Efe esperanzado.
"He vivido todos y cada uno de mis 62 años de vida como un refugiado y nunca he probado la estabilidad de un hogar", se lamenta.
"Al igual que mi familia fue obligada a dejar Acre, yo he sido obligado a dejar Yarmuk, pero a pesar de que tengo ya 62 años confío en poder ir algún día a casa, a Acre, porque mantengo mi derecho legal al retorno", declara con voz entrecortada.
Según explica Ahmed Majdalani, oficial palestino a cargo de los refugiados en Siria, ese país acogía 540 mil exiliados palestinos antes del 2011, de los que alrededor de 200 mil lo han abandonado debido a la guerra.
"Su derecho a la vida ha sido violado, no solo en Siria, sino también en Líbano y Jordania", denuncia Majdalani.
Según él, "muchos refugiados fueron en el pasado a Europa, América Latina, Estados Unidos, Canadá o Australia, lo que significa que el objetivo, al final, es acabar con el derecho de retorno de los refugiados palestinos".
"Mi familia ha vivido dos Nakbas", asegura Bayaa, "la primera en 1948 con la salida de Acre y la segunda cuando hemos sido obligados a escapar de la guerra en Siria. Espero volver a Yarmuk y, más adelante, volver también a Acre", concluye.
El 40% vive en campos de refugiados
Según datos de un informe del Centro de Estadísticas Palestino, 957 mil palestinos abandonaron sus pueblos y ciudades en 1948, un 66% del millón cuatrocientos mil de los que entonces habitaban esa tierra.
Esa misma fuente cifra hoy en más de cinco millones el número de refugiados palestinos distribuidos por el mundo (ellos y sus descendientes), de los que el 40% vive aún en campos de refugiados en Cisjordania, Gaza, Siria, Líbano y Jordania.
Israel se opone
La resolución 194 de Naciones Unidas, nunca cumplida, reconoce su derecho a retornar a sus hogares, si bien buena parte de la comunidad internacional apuesta ahora por una solución negociada con Israel que podría limitar su vuelta al regreso simbólico de tan solo algunos miles.
Israel se opone a la vuelta de los refugiados y asegura que estos deben encontrar su lugar en el Estado palestino que surja de un acuerdo de paz definitivo.
Este es uno de los obstáculos que ha impedido alcanzar la paz a lo largo de dos décadas de infructuosas negociaciones.
Comparten la necesidad de paz con Israel
El papa Francisco y el presidente palestino, Mahmud Abás, compartieron su interés por alcanzar la paz con Israel y mostraron satisfacción por el acuerdo anunciado recientemente por el Vaticano con "el Estado de Palestina" en el que se apoya la solución de "dos Estados".
Así lo expresó la Santa Sede en un comunicado en el que explicó algunos de los temas tratados en el Vaticano por el pontífice y Abás en audiencia privada.
La nota remitida a los medios explicó que el encuentro se desarrolló "en un atmósfera cordial" y que durante el mismo también se abordó "la necesidad del diálogo interreligioso" para poner fin al terrorismo en Oriente Medio.
"Durante las conversaciones, desarrolladas en un atmósfera cordial, se ha expresado una gran satisfacción por el acuerdo alcanzado sobre el texto de un acuerdo global entre las partes relativo a algunos aspectos esenciales de la vida y de la actividad de la Iglesia Católica en Palestina y que se firmará en un futuro próximo", apuntó la Santa Sede.
Por último, la Santa Sede expresó, "con referencia a los conflictos que afectan a Oriente Medio y reafirmando la importancia de la lucha contra el terrorismo, se ha subrayado la necesidad del diálogo interreligioso".
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