Luis Lidón
Efe | LA PATRIA | Viena
Nuevas rutas, métodos de narcotráfico y sustancias prohibidas. Las restricciones impuestas en todo el mundo por la pandemia de la covid-19 alteraron no solo la economía global, sino el mercado mundial de drogas, señala el último informe de Naciones Unidas.
Este es uno de los aspectos fundamentales del último Informe Mundial sobre Drogas que muestra una situación cada vez más compleja, con las drogas tradicionales -como la cocaína, la heroína o el cannabis- en máximos históricos y la proliferación de sustancias sintéticas.
"Hay más personas consumiendo drogas, más sustancias y más tipos de estupefacientes que nunca", resume la nueva directora ejecutiva de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito (Onudd), Ghada Waly.
Más en países en desarrollo
En la pasada década el consumo de drogas ha crecido más en el mundo en desarrollo que en el industrializado, debido, en parte, al crecimiento de la población más joven, que es la más proclive a consumirla.
La ONU también apunta a diferencias sociales: mientras que la mayor prevalencia de consumo se da en las capas más favorecidas, los problemas más graves de drogadicción se registran sobre todo entre los más pobres.
"Los datos de varios países sugieren una asociación entre patrones dañinos de consumo de drogas y bajos ingresos", sostiene el informe.
La covid alteró el mercado
Debido a las restricciones para frenar la covid-19, los narcotraficantes buscan nuevas rutas y métodos, y las actividades a través de la denominada red oscura de Internet y los envíos por correo pudieron aumentar.
Las rutas aéreas -importantes para el tráfico de anfetaminas y drogas sintéticas- y las terrestres -fundamental para la heroína- se modificaron debido a la cancelación de vuelos y el cierre de fronteras.
El parón del comercio internacional también se nota en la escasez de precursores químicos necesarios para producir heroína o cocaína, lo que reduciría su fabricación.
La ONU señala que el mayor control en las fronteras lleva a un menor tráfico de heroína desde México a EE.UU., lo que genera escasez de ese opioide. También en Europa se detecta una caída de la oferta.
Otro indicio de la escasez de la oferta es la subida de los precios de las drogas en diferentes mercados.
Patrones de riesgo
Por el lado negativo, la ausencia de opioides debido a las restricciones llevarían a buscar un sustitutivo en el alcohol, las benzodiacepinas o las drogas sintéticas, alerta la ONU.
También se sustituye la heroína por sustancias más dañinas, como el fentanilo, un analgésico sintético 50 veces más potente.
De esta forma, también se teme que aparezcan patrones de consumo más dañinos con sustancias inyectables por medio de jeringas, y el consiguiente riesgo de transmisión de enfermedades como el sida o la hepatitis C.
Crisis y pobreza
La ONU también advierte que el aumento del desempleo y la pobreza por la crisis pueden llevar a un incremento del consumo de drogas, así como a que más gente contemple el cultivo ilícito o el tráfico de drogas como opciones para subsistir.
Por ello, la ONU pide que no se repita la respuesta de la crisis del 2008, que consistió en reducir los fondos de prevención, asistencia y tratamiento a problemas de drogas.
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